Mientras la Scaloneta recorre las primeras etapas de la Copa América, decenas de miles de usuarios de redes sociales están jugando las finales del Mundial de Edificios. En cuestión de horas, el Teatro Colón o el Edificio El Molino, que le ganó en semis al Railway Building, el primer rascacielos porteño, se consagrarán campeones de la competencia que elegirá el edificio favorito de la ciudad de Buenos Aires.
El tercer puesto acaba de ganarlo el ecléctico Palacio de Aguas Corrientes de la avenida Córdoba. Se hace lobby fuerte por unos y otros, en WhatsApp, Instagram o Twitter. Se pelean los votos cabeza a cabeza en partidos que a veces parecen ganados por un equipo, pero terminan dándose vuelta. Así de frenéticas son las últimas etapas de un campeonato que arrancó en marzo desde la cuenta Fotos Antiguas BA.
Es el proyecto de José Díaz Diez, un profesor de tango que empezó a compartir su colección de fotos de la vieja Buenos Aires y hoy tiene más de 600 mil seguidores, en su mayoría jóvenes. Más que seguidores, se trata de participantes activos, discutidores, gente que aporta vehemencia y entusiasmo a las discusiones sobre la ciudad de Buenos Aires de ayer y hoy.
José empezó a sumar público gracias a una fórmula sencilla: subir fotos comparativas. Esquinas, avenidas, edificios desde el mismo ángulo, hora del día y momento. En lo posible, obsesivamente, en la misma situación: una persona que pasa, un colectivo que cruza. Su feed es un tesoro: una fototeca de la Buenos Aires que fue, un registro de la que todavía es. Con explorar un poco esas imágenes se aprende la historia de la ciudad.
Como ejemplos del entusiasmo que genera este Mundial (ya había hecho uno de barrios porteños) vale contar que el fantástico aunque mal conservado Railway Building, primer rascacielos porteño, construido entre 1907 y 1901, sobre Paseo Colón, perdió en semis contra el Molino en parte gracias a que la comunidad de la Confitería el Molino, sus trabajadores, salieron a buscar votos en la calle, en WhatsApp y por todas partes. Ya había dejado al Palacio Barolo por el camino: 51 a 49. El primer finalista, después de ganarle al Palacio de Aguas, es el Teatro Colón, inaugurado en 1908 tras veinte años de trabajos. Fue trepando en la tabla desde que arrancó compitiendo con la Estación Once. Compitieron 64 edificios, por eliminación directa.
Algunos tienen importancia histórica, otros, estética, y muchos quedaron afuera: la Iglesia Rusa, el palacio de Tribunales, el Pabellón Argentino, El palacio Estrugamou, el Mercado de Abasto, la estación Retiro, el Hotel Plaza, el palacio Ortiz Basualdo, El Anchorena, el Café Tortoni, la estación Constitución, la actual Facultad de Economía, la Rosada, la Escuela Roca, el Palacio Paz, el Cabildo, el Luna Park, la Estación de aguas. Lo interesante es que Díaz hace una tarea de divulgación histórica: cada edificio con fotos de su origen y construcción, mas datos de su historia.
“Buenos Aires y Argentina vienen de crisis en crisis, siempre un poco hacia abajo, y creo que la gente se sorprende viendo esa Buenos Aires de principios del siglo XX opulenta, fastuosa, con mucha plata, con crecimiento económico y poder —dijo Díaz a TN—. Sorprende que un país como el que tenemos hoy tenga un Teatro Colón, una Confitería el Molino, tantos edificios con cúpulas, torres. Si sos parisino, la ciudad no cambió en 150 años. Es una potencia, fue un imperio y es lo que esperás de ella. Pero, en la Argentina, ese tipo de cosas te sorprende. Creo que es una de las razones por la cual los seguidores son en su mayoría más jóvenes que yo, que tengo 46″.
Hubo, en el Mundial que está terminando, partidos tremendos, como el que se jugó entre el Palacio Raggio y el Bank Boston, de Diagonal Norte y Florida, o entre la pseudo gótica Facultad de Ingeniería, en Las Heras y Pueyrredón, y el ex Bon Marché, actual Galerías Pacífico.
“Hay mucha gente que empieza a fomentar la necesidad de mantener nuestra arquitectura, nuestro patrimonio y cultura en general, pero es un fenómeno nuevo. A generaciones anteriores, la de mis abuelos o incluso la de mis padres, no les preocupaba el patrimonio. Recién en mi generación, o incluso gente más joven que quiere cuidar lo que queda. Porque nos damos cuenta de que cada vez va quedando menos, y que es arquitectura que no se vuelve a construir, sobre todo en la Argentina”, explicó el creador del Mundial.
En diálogo con TN, Díaz comparó las políticas de nuestro país con la de otros: “Hay otros países, como Hungría, Alemania, Rusia, y algunos países nórdicos, donde se reconstruye en el mismo estilo. Voy seguido a Rusia porque estoy casado con una rusa y lo veo en San Petersburgo, cuyo casco histórico está protegido por Unesco: ahí no se puede construir un edificio moderno, hay que respetar el estilo. Hay edificios art nouveau que se están haciendo ahora. Con la situación económica de Argentina de las últimas décadas, este patrimonio no es fácil mantener. Entre otras cosas, porque no es fácil mantener casas tan ornamentadas, antiguas, y el Estado tampoco ayuda. Supuestamente hay leyes que las defienden, pero luego pasan a manos de un comité que desaprueba y se demuele. Y lamentablemente Buenos Aires tampoco es una excepción”.
FUENTE: Mariana Mactas – tn.com.ar