Nadie se animaría a romper el encanto que derraman para llamarlos Handroanthus impetiginosus. Son sencilla y bellamente los lapachos rosados: los árboles que explotan cada primavera en las calles de la ciudad y desafían todas las miradas, los piropos más bonitos y las cámaras de cualquier celular.
¿El más añejo y majestuoso? El de la vereda de Santa Fe, entre Dorrego y Balcarce, en el retiro del edificio de la Facultad de Derecho: “Se plantó en 1967, cuando se inauguró la carrera de Agronomía allí; ese árbol tiene una copa alta inmensa que sobrepasa la altura del edificio se ve a una cuadra, desde calle Córdoba”, le aseguró a La Capital la ingeniera agrónoma y miembro de la Asociación Nacional de Arboricultura, Angela Villademoros, quien cursó la carrera de ciencias agrarias.
Tanto atraen los lapachos con su desafiante color que se crearon en las redes decenas de sitios donde los amantes de estos árboles comparten y prácticamente compiten con las imágenes más curiosas y bonitas de los que se ven en la ciudad.
Los fotógrafos aficionados los captan en el centro, en el Planetario, en Saladillo, en los parques al lado del río como el Sunchales, donde forman un verdadero túnel; en el Rosedal, por calle Oroño, en el Parque de la Independencia y hasta debajo el puente a Victoria.
Así se lee y ve en el Facebook junto a una foto de Rosario Turismo, que goza de 317 likes.
“¡Pica el Planetario atrás de los lapachos! El Parque Urquiza va tomando color ahora que nos acercamos a la primavera”. Y lo mismo sucede en el de la Secretaría de Ambiente y Espacio Público Rosario, con 769 likes: “Lapachos en flor que embellecen la ciudad (debajo del puente Rosario Victoria!!). Allí una imagen peculiar es la aportada por Erika Sacco, quien muestra un lapacho con el puente por sobre su follaje.
Pero Rosario no es la única que agrupa a admiradores de estos adonis magenta, motivos de fotografías, poesías, leyendas y bellas canciones. Hay más en Facebooks de todo el país: “Lapachos para la costanera de Posadas”, otro de Tartagal, uno más de Reconquista y uno de una Comisión de Lapachos, cerrado y con 115 miembros, de Orán, Salta.
También hay grupos extranjeros en Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y hasta México, ya que es una especie propia de Sudamérica, y un poco más, que se luce cómoda en suelos arenosos y húmedos.
Forestados en los 90
Villademoros cuenta que esta especie nativa fue forestada en los 90, en calles de este a oeste como Zeballos, Santa Fe, Rioja o Güemes, también en parque de la costa, como la franja que va de los Silos a la Arenera y también en el norte, en avenida Carrasco.
“Luego la gente quiso tenerlos en sus veredas. Por eso están repartidos en muchas áreas de la ciudad”, dice Villademoros quien explica que los lapachos rosados no son una especie única y han llegado a la ciudad “viajando naturalmente por el Paraná”.
“Tienen variabilidad genética y por eso algunos lapachos poseen un color rosado más intenso que otros. Se los ve mucho en Misiones, en Corrientes, donde comienzan a florecer en julio, bajan climáticamente por el delta y se adaptan muy bien acá en Santa Fe y Rosario. No florecen así en campos con heladas, pero en la ciudad sí, crecen bastante rápido, en unos tres años, claro que es conveniente colocarlos en cazuelas y veredas anchas porque si les gustan las condiciones es una especie vigorosa que puede traer problemas en las veredas “, apunta Villademoros.
La madera del lapacho es dura, resistente a la intemperie y no se pudre, aunque se emplea poco en muebles. Y la medicina popular emplea a la especie para afecciones renales o vesicales y para el tratamiento de la gripe, por su acción febrífuga y expectorante y su capacidad para calmar la tos.
Además del rosado, Rosario luce también ejemplares de lapachos amarillo (Handroanthus albus) y blancos (tabebuia roseo-alba, conocida como ipé blanco).
“El amarillo es el más sensible, fue el último incorporado a la ciudad: se los ve en calles como Italia y Dorrego, de Pellegrini al río, y reemplazaron a los Ibirá Pita que habían crecido muy altos e inestables en las veredas”, dice la ingeniera.
Los blancos se ven frente a la Facultad Tecnológica, en calle Zeballos al 1300 y cerca del Distrito Centro, junto al río. “Allí fueron injertados como parte de un proyecto”, comentó Villademoros, antes de agregar que todos son “una belleza” y que los ama.
Es que estos árboles, según dice, no sólo son hermosos para las personas sino también para los polinizadores. “La flora nativa atrae a las abejas, por ejemplo, que llevan el polen de flor en flor evitando que quede en suspensión el ambiente, por lo tanto es un árbol que no trae problemas a las vías respiratorias”.
Leyenda y canción
Las expresiones hechas letra y canción también tomaron a los bellos lapachos como inspiración. Cuenta la leyenda que Tupá el Dios de los guaraníes, marcó el territorio de la comunidad a través de los lapachos. Cuando estaba dispuesta la separación de los hermanos “Tupí y “Guaraní”, un día antes de la partida Tupá les dijo: “Los dos son y serán siempre conquistadores de tierras, el símbolo de sus conquistas serán grandes árboles de distintos colores, cuyo nombre será tajý”.
Y según esa leyenda, a pesar de la conquista de los guaraníes, los caminos de lapachos de diversos colores marcan el territorio del pueblo originario. Los guaraníes lo llaman “árbol de yvaga” o “El árbol de Tupá” y los antiguos misioneros jesuitas construían las columnas de sus iglesias monumentales con ellos (en San Ignacio Guazú y en muchos otros lugares de tierra guaraní, hoy solo quedan en pie parte de esos troncos de “tajý” como trozos de columna su madera).
Y para quien guste del color del folclore sobre este árbol nativo, vale la canción “Lapachos en primavera”, con letra y música de Marcelo Perea, cantada por Mercedes Sosa que dice así:
Te busco, te busco yo,
Te busco y te busco.
Luz te quiero, te quiero yo,
Te quiero y te quiero.
Luz, primavera en los lapachos,
Tu color Santiago,
La vida es como un camino
Hasta el verano.
Luz, la primavera, me dice,
Está llegando.
Luz, el calor que quema el alma
Y la vuelve canto.
Y en tus calles.
FUENTE: www.lacapital.com.ar