La plaza San Martín amaneció distinta al final de esta semana: una reja de contención se levanta alrededor del monumento al general que le dio su nombre. La polémica surgió apenas horas después, por lo que significa un enrejado en un espacio verde público porteño. Una grieta que, lejos de saldarse, revive cada uno o dos años.
Serán 50 paños de reja de 3,3 metros por 2, seis columnas alrededor del monumento y un portón con doble apertura hacia la Cancillería. Una parte ya fue colocada y desde el Gobierno porteño confían en tener lista la totalidad del enrejado antes de este jueves, día en que se conmemora el nacimiento de San Martín. Pero la obra completa seguirá al menos hasta el 4 de marzo e incluirá la creación de canteros a su alrededor y mejoras lumínicas en varios puntos de la plaza.
“Están enrejando Plaza San Martín; esto ya se discutió judicialmente hace dos años con Plaza de Mayo. Por qué esta sorpresa”, tuitearon este viernes desde Basta de Demoler, asociación civil vinculada a la conservación del patrimonio arquitectónico porteño.
Lo mismo denunció este sábado Jonatan Baldiviezo, presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad. “En vez de más espacios verdes el GCBA continúa reduciéndolos ahora temporalmente. Cuando las plazas se enrejan es para cerrarlas durante gran parte del día. Venden tierra que debían ser espacios verdes, los privatizan, etc”, publicó en Twitter.
Desde el Gobierno porteño explican que la reja es sólo en torno al monumento y que con ella buscan frenar el vandalismo y el robo de bronces, que se agudizó en el último año. “La obra tiene la aprobación tanto de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos como del área de Patrimonio de la Ciudad. Teníamos muchas quejas de los vecinos del barrio de Retiro por el robo de piezas de bronce y creemos que la situación en el corto plazo no va a mejorar”, sostiene Juan Vacas, subsecretario de Paisaje Urbano del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad y vocal de la citada comisión.
El arquitecto Marcelo Magadán también fue vocal de esa comisión, pero su opinión es muy distinta. “Son muchos años en que se viene dando el robo o el vandalismo, no sólo de componentes del arte público, sino también del patrimonio arquitectónico y urbano. La reja es un paliativo, que debería pensarse como un recurso provisional que da cierto tiempo para pensar soluciones de fondo, soluciones que hasta ahora no llegaron. O sea que aquí tenemos una falta grave”, analiza este especialista en gestión del patrimonio cultural.
“¿Hasta cuándo los funcionarios van a seguir usando las rejas como recurso para detener el hurto y el vandalismo, sin atender a la cuestión de fondo?”, se pregunta Magadán. Mientras tanto, la reja avanza. Ni bien esté terminada, se colocarán las piezas de cemento reforzado con fibra de nylon, que reemplazarán a las de bronce.
Son los 16 yelmos ornamentales que coronan cuatro de las pilastras de ingreso al monumento. Habían sido robados el año pasado y ya fueron recreados en los talleres del MOA (Monumentos y Obras de Arte), frente al Rosedal. Recibieron una pátina símil bronce que los asemeja a las piezas originales, mientras que estas últimas continuarán guardadas allí.
Con el mismo material cuatro restauradoras del MOA trabajan en la reproducción del relieve en conmemoración al centenario de la batalla de Maipú, robado en julio del año pasado. En tanto, la corona de laurel robada en 2016 está siendo recreada en resina poliéster reforzada con fibra de vidrio y el mismo acabado símil bronce.
Los trabajos en la plaza incluyen no sólo la colocación del enrejado, sino también la instalación de canteros parquizados a su alrededor. A su vez, a lo largo del año, se reemplazarán los proyectores que iluminan el monumento por unos de mayor potencia y, destacan desde el Gobierno porteño, “con mayor protección antivandálica”.
Además, se sumará iluminación en el sector de la plaza donde está el monumento y se reemplazarán los proyectores que iluminan el Palacio San Martín. Serán en total 747.648 los metros cuadrados intervenidos.
La plaza San Martín es una de las más antiguas de la Ciudad. Su monumento principal, la primera estatua ecuestre del país, fue realizado en 1862 por el francés Louis Joseph Daumas. No fue hasta el Centenario que la escultura tuvo su basamento, creado en granito rojo pulido por el escultor alemán Gustav Eberlein. Esa segunda obra incluyó la de los cuatro grupos escultóricos de las esquinas, que representan hitos en la campaña por la Independencia: “Partida hacia la Guerra”, “La Batalla”, “La Victoria” y “El Regreso del Vencedor”.
FUENTE: Karina Niebla – www.clarin.com