Se viene el “Cigadrillo”. Se trata de ladrillos elaborados a partir de la reutilización de las colillas de cigarrillos, uno de los mayores contaminantes del mundo.
Un equipo de jóvenes profesionales y emprendedores de la arquitectura y el diseño, radicados en Rosario, está terminando de darle forma al proyecto. Los emprendedores son cuatro estudiantes de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario (UNR): Antonio, Rodrigo, Luján y Luciano. Estos futuros arquitectos desarrollan desde 2017 este proyecto que utilizará colillas de cigarrillos que, según los estudios, tardan hasta 25 años en degradarse.
“Es un programa integral que llevamos adelante en el Estudio Axia Diseño y Construcción, el cual se formó con estudiantes y profesionales de la Facultad de Arquitectura. El fin de “Cigadrillo” es producir placas termoaislantes o placas de melamina que pueden ser utilizadas en la construcción”, explicó Antonio Ramírez, uno de los líderes del proyecto.
Los impulsores de “Cigadrillo” están incorporando al proceso productivo residuos que contienen celulosa, como el cartón y el papel. De esta manera, la materia prima aumenta y se pueden construir más ladrillos sustentables y ecológicos.
Se estima que en todo el mundo se arrojan 4500 millones de colillas por año. Y, si bien pueden tardar hasta 25 años en degradarse, el verdadero problema son los restos de sustancias tóxicas contenidas en el filtro usado. Una sola colilla puede contaminar hasta 70 litros de agua.
LA NACION dialogó con Luciano Carrizo, responsable de esta iniciativa que cobra forma en el sector de la construcción por lo novedoso de la base del producto, pero también por los resultados que -se estima- generarán.
-¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa?
-Cigadrillo deviene de una rama de la investigación que inició la empresa. Empezamos a investigar este tipo de material y cómo podíamos ayudar a la sociedad y al ecosistema para poder poner en marcha un proyecto con algo más industrializado. Nuestro objetivo principal es poder contribuir al medio ambiente y a la sociedad y, en el caso que se pueda, presentar un buen producto para la construcción.
-¿Ya están vendiendo el Cigadrillo?
-No, por el momento. Estamos en la instancia de ajustar todos los detalles del producto. Estamos en el desarrollo de todo lo que es la implantación y desarrollando vínculos con la Municipalidad. Estamos en ensayos y desarrollo de estos materiales que aún no están en elaboración y para ver cómo se comportan estos materiales. Son etapas de prototipos, de ver de qué manera se pueden comportar en materia de dosificaciones, aditivos. Hay varios pasos. Estamos analizando de qué manera podemos incursionar en el segmento de la construcción, especialmente en aspectos como la acústica y los alcances térmicos.
-¿Quiénes integran Axia?
-El estudio de arquitectura, Luján Fristcher, Rodrigo Barbuscia, Antonio Ramírez y yo, más la colaboradora Carina, ingeniera química.
Interés por el medio ambiente
En tanto, Rodrigo Barbuscia, del mismo grupo, resumió: “La idea surgió a partir de un interés en el medio ambiente y de cómo afectan las colillas de cigarrillo. Uno de los prototipos está apuntado al aislamiento, ya sea térmico o acústico. El otro tiene un fin de revestimiento. La idea es recolectar esas colillas para poder tratarlas, sanearlas y, mediante un proceso de producción, fabricar estas placas”, resaltó.
“Formamos espacios donde las personas pueden interactuar aprendiendo y transformando sus maneras de concebirlos. Para cada proyecto realizamos una investigación exhaustiva sobre los modos de vida y costumbres cotidianas y culturales, respondiendo con una producción totalmente exclusiva, desde los materiales hasta la percepción de los espacios.
Buscamos la optimización de los recursos mediante la innovación del diseño y personas que no se conformen con lo convencional, que posean miradas cuestionadoras, que se animen a disfrutar de espacios personalizados y de calidad”, añadió.
Por su parte, Luján Fischer, acotó: “Si bien se cree que los residuos secos, como el plástico, son el mayor contaminante a nivel mundial, en realidad lo son las colillas. Por eso nuestro foco está puesto ahí, porque creemos que la ciudad debe dar un paso más hacia la sustentabilidad”, remarcó.
“Para fabricar las placas se debe aplicar un tratamiento que tiene distintas etapas: en primer lugar se desintoxican las colillas mediante un proceso químico, luego se las seca, se realiza un desmenuzado, en el que se las tritura y se les añade sustancias para que adquieran una mayor cohesión, y, finalmente, se prensa esta pasta en un molde para obtenerlas. La recolección requiere de un trabajo de campo bastante arduo, por eso no sólo proponemos a “Cigadrillo” como proyecto de placas, sino también como un programa. Planteamos la idea de poder ubicar en el espacio público distintos cestos de recolección propios para colillas de cigarrillos que sean interactivos. La idea es lograr que cualquier persona, sea fumadora o no, tenga la posibilidad de aportar y contribuir a la recolección”, detalló Luján.
“Estos cestos contendrían una pregunta y habría dos o tres, uno al lado del otro. Cada uno llevaría la respuesta que el ciudadano quiere dar al tirar la colilla, por lo tanto funcionaría como un encuestómetro. Inicialmente pensamos en ubicarlos en puntos claves de la ciudad como facultades, centros de salud, minimercados o lugares en donde hemos visto que realmente hay una concentración importante de gente. De hecho, en zonas de la costa, como el Parque de las Colectividades, hemos llegado a recolectar 75 colillas por metro cuadrado”, concluyó.
FUENTE: José E. Bordón – www.lanacion.com.ar