Arranca la primera restauración integral de la fachada de uno de los edificios más misteriosos y de gran valor patrimonial de la Ciudad de Buenos Aires: el Otto Wulff, ubicado en la esquina de avenida Belgrano y Perú, en el barrio de Monserrat. Buena parte del frente ya se encuentra envuelto por un andamio.
Esta obra le devolverá el color original a la fachada, muy diferente al actual, y buscará recuperar las figuras que componen la ornamentación que lo caracteriza: profusa, curiosa, diversa. Un imán que hace imposible pasar de largo frente a este edificio.
Actualmente el Otto Wulff luce oscuro, incluso en algunos lugares va del gris casi al negro. La contaminación y el smog, principalmente generado por el paso de los vehículos, cubrieron por completo el frente.
La restauración le devolverá un tono más claro, lo que se conoce como “simil piedra”; el mismo que se ve en la mayoría de los edificios construidos entre fines del siglo XIX y principios del XX.
Otro enorme desafío de la obra será la restauración de las figuras que lo ornamentan y que, dice la leyenda, entre todas suman 680 ojos: atlantes, búhos, sapos, mulitas, cóndores, libélulas, pingüinos, cobras, yaguaretés y hasta bebés gateando. Muchas de ellas tienen faltantes y muchas otras, fisuras.
Casi cada metro de la fachada tiene algún tipo de ornamento. Incluso los balcones. Sin embargo algunos de ellos se encuentran “planchados”, es decir, se quitaron las figuras. Es que muchas veces, cuando comienza el deterioro, los propietarios y los consorcios quitan los ornamentos para evitar un mantenimiento que puede ser muy costoso.
El consorcio del edificio Otto Wulff gestionó durante años la intervención del Estado en esta obra que será monumental. Esta intervención formará parte del plan de puesta en valor del Casco Histórico que presentó la Ciudad. Y los trabajos en el Otto serán coordinados por la Subsecretaría de Paisaje Urbano del Ministerio de Espacio Público porteño; y HIT la ejecutará. Entre otros trabajos, esta empresa restauró el Palacio Grimoldi, un edificio del arquitecto Virginio Colombo, ubicado en Once.
El Otto Wulff lleva el nombre de quien fue su propietario, un importante empresario maderero. Se construyó en tan solo dos años, entre 1912 y 1914. Y fue diseñado por el arquitecto Morten F. Ronnow. En aquellos años, estas construcciones se destinaban a la renta, como una inversión. Este edificio funcionó siempre con destino comercial. En muchas de las oficinas hay estudios de arquitectura.
A diferencia de otros empresarios, Wulff buscó que su edificio también se destacara por la grandilocuencia de su fachada. Una obra de arte a la que Ronnow le sumó detalles que hicieron, y hacen, la diferencia frente a otros edificios patrimoniales: los ocho atlantes que “sostienen” la construcción fueron encargados a Franz Metzner, uno de los mejores artistas plásticos de la época, profesor en la famosa universidad de arte y ciencias de Viena.
Tres de estos atlantes se ven sobre la fachada que mira hacia avenida Belgrano y otros cinco, sobre Perú. Algunos de ellos tienen faltantes, partes que se han desprendido, y daños que deberán ser recuperados con esta restauración.
La obra arranca demorada; debería haber comenzado en enero. Se espera que demande un año de trabajos.
En paralelo, el consorcio realizará una obra de mantenimiento y restauración en las cúpulas. Son dos y también impacta su factura: aunque son iguales, las agujas poseen figuras diferentes.
Una termina con una corona, y otra, con un sol. Ambas cúpulas son de cobre; se ven verdes debido a la oxidación natural de este material. Se forma una pátina que incluso protege la terminación.
La recuperación de las cúpulas se llevará a cabo con el aporte del Mecenazgo, un programa de financiamiento del Ministerio de Cultura porteño, para el cual se postuló el consorcio.
FUENTE: Silvia Gómez – /www.clarin.com