El emplazamiento de mástiles monumentales en la ciudad de Rosario es una iniciativa que acompañó a los proyectos preliminares de construcción del Monumento Nacional a la Bandera, y fueron impulsadas por las dirigencias rosarinas de distintas épocas. Dichas iniciativas no prosperaron.
Las propuestas de disponer estos mástiles en la zona ribereña del Paraná se asociaron al ámbito histórico del primer enarbolamiento, el 27 de febrero de 1812. Por eso ellas situaban los proyectados mástiles en la Bajada Sargento Cabral y la Avenida Belgrano, y en el Parque Urquiza.
Pasaron las décadas y aquellas iniciativas quedaron en el olvido.
En la actualidad la ciudad se ha expandido notablemente, hacia el sur y el norte del Monumento a la Bandera.
El mástil que se levantará en la zona del Complejo Puerto Norte se encuentra en un ámbito estratégico. Observable desde el ingreso a Rosario por el puente Rosario Victoria, se encuentra en un punto intermedio desde el inicio de la avenida Costanera “Eudoro Carrasco”, en La Florida, hasta el Monumento a la Bandera.
Desde el río, a manera de vástago, es un proemio a la contemplación de la obra de Ángel Guido, ubicada kilómetros agua abajo. El emblema, será el primer saludo que recibirán quienes se desplacen por la hidrovía, el corredor bioceánico y las vías de acceso a la ciudad desde las provincias del Norte, la Mesopotamia y los países del Mercosur. De allí su significado de integración e inserción de Rosario con los países hermanos.
Se emplazará, además, en un ámbito que representa el pasado y el presente de Rosario, próxima a barrios que dieron cabida a trabajadores inmigrantes y de disponen de una marcada identidad local.
Será uno de los hitos culturales del Barrio “Malvinas Argentinas”, un tributo a la soberanía Argentina y un homenaje a quienes ofrendaron la vida en el conflicto del Atlántico Sur.
Pero asimismo es “un memorial” de Rosario al esfuerzo de las distintas generaciones de inmigrantes, como una ciudad de “brazos abiertos” a los pueblos del mundo que en ella labraron un porvenir.
Es precisamente “Refinería”, tal como se conoció desde finales del siglo XIX al actual Barrio “Malvinas Argentinas”, por funcionar en ella uno de los emprendimientos industriales más importantes del interior del país, la Refinería de Azúcar, actual Puerto Norte, un ámbito que tiene profundas connotaciones para la clase trabajadora y el movimiento obrero, que tuvo allí su cuna.
Por último, la disposición de la Nomenclatura tiene anclajes muy valiosos: con la historia de la inmigración y los principios de la Revolución Francesa, ya que se encontraría en la cabecera de una de las avenidas más importantes de la ciudad que se denomina “Francia”.
Con la Historia Argentina, ya que entre las principales arterias del Barrio Malvinas Argentina que llegan hasta Puerto Norte son: Junín (que hace ferencia a la Batalla de “Junín”, que selló la suerte de la independencia americana) y Vélez Sársfield (que honra la figura del gran jurista autor del Código Civil argentino y que como ministro nacional participara de la inauguración del primer ferrocarril de Rosario). La historia reciente, con la Avenida Madres Plaza 25 de Mayo.
Con la historia de Santa Fe, ya que la avenida ribereña en esa zona lleva el nombre de Estanislao López, en homenaje al gobernador de Santa Fe, caudillo y patriarca del federalismo argentino. Precisamente coinciden la inauguración del mástil sobre su avenida en ocasión año cumplirse el bicentenario de su asunción al poder provincial, en 1818 y que ha motivado una serie de festejos por parte del gobierno provincial.
Pero fundamentalmente podría asociarse a un homenaje que ha pasado desapercibido: los 250 años del nacimiento de Vicente Anastasio Echevarría, amigos personal de Belgrano, hermana de Catalina Echevarría de Vidal, cabildante de la Revolución de Mayo y primer presidente del primer tribunal de Justicia criollo.
En cuanto a la escultura del “Barquito”, que se encuentra próxima, su significado se encuentra íntimamente asociado a un perfil definitorio de la ciudad: “Entendemos que el barquito de papel es un ícono cuasi universal, tan sencillo, simple y potente que supera fronteras, idiomas, culturas y geografías. Nos remite solo a buenas sensaciones. El barco es un símbolo de la relación entre el río y esta zona de la ciudad, con un pasado portuario (de barrio industrial y cerealero) y un presente de nueva transformación urbanística. Al construir el barco con chapa blanca utilizamos una materialidad que posibilita un razonable tiempo de ejecución, resolver costos, mantenimiento posterior y durabilidad. Además, la chapa blanca nos evoca el papel”, señalaron los autores Gustavo Augsburger y Daniel Kosik.
“Quisimos buscar algo que se relacionara con cuestiones importantes de la ciudad, su relación con el río, la trascendencia de la actividad portuaria de Rosario. Todos esos eran elementos a sintonizar y ver qué pasaba con eso. En esa búsqueda tiramos varias ideas y quedó esa imagen que concentra todo lo que nos interesaba expresar”, dijo Augsburger.
FUENTE: www.rosarioesmas.com