Aunque los barcos abandonados ya no estén, aunque las márgenes se vean más limpias, aunque el olor sea fuerte pero no nauseabundo, hay una pregunta que todavía sobrevuela el río más contaminado de la Argentina: ¿el Riachuelo ya es navegable? ¿Puede levantarse la restricción de hace más de una década? ¿O el nivel de degradación aún lo impide? Un pedido del Gobierno reavivó el debate.
La navegación por la cuenca Matanza Riachuelo está suspendida judicialmente desde 2011, en el marco de la causa por el saneamiento del río. La propuesta de volver a surcarlo fue presentada el año pasado por el Ministerio de Turismo de la Nación ante el Juzgado Federal de Morón, con el acompañamiento del Ente de Turismo de la Ciudad, entre otras instancias estatales.
La propuesta del Gobierno nacional se enmarca en un plan mucho más amplio y ambicioso: la creación de un paseo náutico y circuito turístico entre Quilmes y Tigre. Dentro de ese proyecto, se destaca la necesidad de “facilitar el acceso al circuito sociocultural La Boca e Isla Maciel, enlazadas por el cruce del histórico Puente Transbordador Nicolás Avellaneda”. Para eso, hay que rehabilitar la navegación en esa área.
Ante el pedido del ministerio, el juzgado dio intervención a la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), a cargo de ejecutar su saneamiento, para que determine si eso es factible técnica y ambientalmente. Este mes se celebraron las dos audiencias públicas sobre el proyecto. El resultado: posiciones a favor y en contra, incluso dentro del mismo campo vecinal y ambiental.
Uno de los que se oponen es Raúl Estrada Oyuela, presidente de la Academia Argentina de Ciencias Del Ambiente y apoderado de la Asociación de Vecinos de La Boca, una de las organizaciones que integran el Cuerpo Colegiado de ONG que controlan el saneamiento.
“La idea de volver a navegar el Riachuelo es totalmente rechazable mientras, por inacción de Acumar, se mantenga la contaminación. Esta no se redujo a pesar de la sentencia de la Corte de 2008”, señala Estrada Oyuela. Se refiere al fallo que le ordenó a Nación, Ciudad y Provincia sanear la cuenca, al cual todavía le falta mucho para considerarse cumplido.
Para Estrada Oyuela, “solo se han hecho cambios cosméticos, como el retiro de los cascos abandonados en las márgenes, y el césped y los arbolitos en las barrancas de Avellaneda. Pero sigue la descarga de contaminantes industriales y cloacales sin tratamiento”.
“Las obras del Colector Margen Izquierda mandan descargas cloacales porteñas al Río de la Plata, sin tratamiento, para depositar cerca de las tomas de agua de AySA”, agrega Estrada Oyuela.
Se refiere al colector que permitirá transportar las aguas servidas de parte del AMBA y conectará con los caudales de la Cloaca Máxima, que conduce la mayor parte de los líquidos cloacales porteños. Según Acumar, el Colector Margen Izquierda está casi listo pero empezará a ser usado recién en un año, una vez que esté en funcionamiento el Sistema Riachuelo, la ampliación que evitará la contaminación del río por efluentes cloacales.
Para Andrés Nápoli, especialista en Derecho Ambiental y director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), “la propuesta de navegar el Riachuelo obedece únicamente a mostrar algo en la gestión y a allanarle el camino a las grandes areneras que quieren navegarlo”.
“Siempre planteamos la necesidad de control industrial transparente y sistemático, para que las industrias necesariamente cambien sus conductas. Sus resultados deben ser publicados: no se conocen ni los nombres de los que descargan”, remarca Nápoli.
En la otra orilla
A favor de la vuelta de la navegación está, entre otros, el propio Acumar. Su director general de Gestión Política y Social, Antolín Magallanes, aclara que “este es el primer y sensato paso para pensar en la navegación del Riachuelo. Queremos que sea solo de tipo turístico y por el momento únicamente desde el kilómetro cero, en la desembocadura del Río de la Plata, hasta el Puente Transbordador, 600 metros hacia adentro”.
“¿Está contaminado? Sí, pero hay una diferencia a partir de las obras que se vinieron haciendo. Pusimos en valor la ribera, el Puente Transbordador fue recuperado, tenemos un espejo de agua sin la cantidad de sobrenadantes que había. Además, muchos ríos se navegan con ciertos niveles de contaminación, como el Támesis, donde podés pescar y remar, pero no podés nadar”, sostiene Magallanes.
Desde su lugar de experta, la oceanógrafa Marcela Dabas plantea que el Riachuelo sí es navegable. Y lo dice como especialista en Estudios de Diagnóstico y Evaluación Ambiental y Máster en Gestión Ambiental. En 2019 coescribió el Estudio preliminar de la navegabilidad del Riachuelo desde Cuatro Bocas hasta el Mercado Central de Buenos Aires de la Facultad de Ingeniería de la UBA y la Escuela de Graduados en Ingeniería Portuaria.
“Estudié el agua superficial en 2019 y concluí que es mala para la vida acuática pero no tiene una presencia de tóxicos como para que haga daño. No hay chance de que navegando tragues esa agua. No es ski, es navegación, en principio con fines turísticos. A su vez, el transporte por agua tiene mayor eficiencia energética, consume mucho menos combustible que el terrestre”.
Para Dabas también juega un rol clave la cuestión vecinal: “Los que viven cerca de la ribera sienten que les quitaron una parte de su vida cuando suspendieron la navegación. Para todos los demás, también es importante este plan porque recuperamos un recurso y podemos volver a disfrutarlo. Es un paseo lindo”, resalta.
Jorge Zalabeite, asesor de Ambiente del Programa Riachuelo de la Fundación X La Boca, también cree que este río “puede navegarse” y que “sería un gran aporte a la recuperación de las aguas, ya que su actividad las oxigena y crea la situación propicia para su saneamiento”. Eso sí: aclara que la actividad está sujeta a las “restricciones que da la profundidad y las dimensiones de los puentes”.
“Acumar, AySA y el Gobierno de la Ciudad controlan y resuelven las descargas contaminantes detectadas -destaca Zalabeite-. Acumar, con inspecciones y clausuras. AySA, terminando con la construcción del Colector Margen Izquierda, que resolverá todos los vuelcos contaminantes del lado de la la Ciudad de Buenos Aires. El Gobierno de la Ciudad, detectando con robots teledirigidos los vuelcos clandestinos en la cuenca del lado de Capital”.
Ahora resta que el Juzgado Federal de Morón se expida para ver cuál de las posiciones sobre la navegabilidad de la cuenca pesa más. O, en otras palabras, para saber si dar un paseo por un tramo del Riachuelo será parte del futuro cercano o, por el momento, solo una utopía.
FUENTE: Karina Niebla – www.clarin.com