Aunque la Ciudad de Buenos Aires se encuentra en el segundo lugar de casos de coronavirus, después de la Provincia, las autoridades porteñas trabajan en el futuro conocido como la “pospandemia”. Y eso exige un vivir y funcionar mientras el virus sigue latente, y un relacionamiento internacional sin precedentes en un contexto económico complejo y social diferente.
A mediados de noviembre, según supo Clarín, Horacio Rodríguez Larreta y su equipo de relaciones exteriores van a presentar su nueva “Estrategia de Proyección Internacional de la Ciudad de Buenos Aires en la Nueva Normalidad”. Esta contempla cuatro aspectos sobre cómo vivir, cómo visitarla, como estudiar y cómo hacer negocios en ella. Y en ese escenario, los equipos de la jefatura del gobierno porteño elaboran proyectos para atraer a los que ya se conocen como “nómades digitales”: aquellos ciudadanos que van rotando por el mundo entero y se quedan un tiempo donde más les gusta porque las telecomunicaciones y las tecnologías le permiten trabajar a distancia.
Para el caso, los números que tienen en los cuarteles del gobierno porteño colocan a la ciudad en el 14° puesto del ranking de la “Nomad List”. Las estadísticas se completan con otras: la ciudad figura primera entre las mejores urbes para vivir en Latinoamérica para el índice de The Economist, tercera como mejor costo de vida, segunda más segura de la región, primera para estudiar en Latinoamérica. En Cultura y Diversidad, los números apuntan a que Buenos Aires está entre las primeras diez “LGBTIQ-Friendly”, y tiene una oferta cultural y gastronómica como pocas. A nivel competitividad, exigencia crucial de los “nómades digitales”, la Ciudad ofrece comodidades de conectividad. Antes de la pandemia, el objetivo era llevar a 3.5 millones los visitantes para 2023 e incrementar a 120.000 los estudiantes internacionales -pre COVID eran 92.000- que, por mayoría, suelen instalarse en los posgrados.
“Con esta estrategia, Buenos Aires señala la contribución que pueden hacer las ciudades y provincias a la proyección internacional del país”, señaló a Clarín, Fernando Straface, Secretario General y Relaciones Internacionales de la Ciudad.
Antes de que la enfermedad por coronavirus (COVID-19) fuera declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud y el mundo entrara en una parálisis funcional, con cuarentenas, toques de queda, cierres de fronteras y de actividades que golpearon de manera brutal a las economías, las ciudades aportaban más del 80% del PBI global.
Ahora, el hecho de que el 90% de los casos a nivel mundial esten localizados en zonas urbanas y que aflore una tendencia hacia la desurbanización, con la desaparición de turistas, visitantes y estudiantes internacionales, las estrategias de recaudación deben ser refocalizadas. Los mercados redefinidos. En el punto de mira, están los jóvenes, más flexibles a la hora de cambiar de territorio, pero también los que tienen ingresos menores.
La redefinición de mercados está condicionada por una apertura escalonada. Pero, según pudo observar este diario, los estrategas porteños basan sus principales ideas en ofrecer programas de viajes por estudios, los que hacen estudio y trabajo y, claro, en recuperar los turistas.
En sa redefinición de mercados, la Ciudad apuntaría en una primera estapa a los ciudadanos de Colombia, de México, Brasil, Ecuador, Chile y Perú; en una segunda etapa a los de Estados Unidos, España, Francia y Alemania. Y se incluirá a los chinos como la “Nueva Oportunidad”, teniendo en cuenta el enorme desarrollo de ciudades que tienen un mercado más que atractivo para los asiáticos.
Para el caso, la “opulencia” con la que supuestamente vive Buenos Aires según se quejó el presidente Alberto Fernández en una de sus conferencias, refleja por otra parte el posicionamiento que tiene a nivel mundial en planos que la vuelve atractiva y que puede beneficiar al país.
Es decir, Buenos Aires integra un grupo de ciudades globales que en términos relativos supone una jerarquía de mayor posicionamiento que la Argentina en su totalidad. Y eso en el mundo de la pandemia y la pospandemia cobra alta relevancia porque se espera que en el escenario urbano haya más competencia para atraer visitantes, talentos e inversiones. Para eso, el gobierno central debería considerar motor de crecimiento económico y no de opulencia.
FUENTE: Natasha Niebieskikwiat – www.clarin.com