Los vecinos no siempre se llevan bien. La convivencia no se torna fácil y, menos, cuando se trata de viejos conocidos. Esto parece pasarles a los históricos edificios Kavanagh y el Hotel Plaza, en el corazón de Retiro, divididos por un pasaje, hoy convertido en un estacionamiento.
Todo comenzó hace varios años, cuando el alojamiento centenario cambió de dueños y arrancó su proceso de transformación, con una ambiciosa obra. Los vecinos del Kavanagh pusieron el grito en el cielo y, tras idas y vueltas, llegaron a un acuerdo con el hotel.
En 2013, el Grupo Sutton cerró la compra del tradicional Marriott Plaza Hotel, de Retiro. El grupo, controlado por la familia Sutton y propietario del lujoso Alvear Palace Hotel y del 50% del Llao-Llao de Bariloche, pagó $ 280 millones por el centenario establecimiento, de 300 habitaciones. Ubicado en Florida al 1000, frente a la Plaza San Martín, le pertenecía los descendientes de la familia Tornquist.
Tres años después, el grupo hotelero anunció un plan de obras ambicioso para remodelar el tradicional hotel. Inaugurado en 1909 por Ernesto Tornquist, cerró sus puertas en junio de 2017 por un periodo que, inicialmente, sería de tres años. Pero, con la pandemia en el medio y los conflictos con el Kavanagh, los plazos se demoraron y, todavía, permanece sin atender al público.
La cadena hotelera había informado que mantendría la fachada de principios de 1900. Aseguró que incorporaría residencias, cocheras subterráneas y la remodelación total de las habitaciones. “Entre los modificaciones, estaba previsto elevar la altura del edificio”, resaltó Andrés Kalwill, director de Nuevos Negocios de Grupo Sutton.
Sin embargo, el consorcio del Kavanagh se opuso rotundamente. Alegó un acuerdo entre el edificio y el hotel que data de 1939, en el que se establece que se tienen que respetar los perfiles de vista.
“Nosotros, al hacer los planos, desconocíamos de este ítem firmado entre partes. Por lo que, después de varios encuentros con los vecinos, volvimos la obra hacia atrás”, explicó el ejecutivo.
El Plaza se compone de dos inmuebles: el hotel original, sobre plaza San Martín, diseñado por el arquitecto Alfred Zucker, y una posterior ampliación en la ochava de 1921, del ingeniero Juan Molina Civit. Es considerado el primer hotel de lujo de América del Sur. Ambos edificios están protegidos por la Ley 4610, por ser patrimonio histórico.
Pero, entre 1942 y 1948, hubo una tercera ampliación, que no tiene protección histórica. “A esa parte del edificio, ya la demolimos parcialmente y estamos avanzando con la obra, porque contamos con los permisos del Gobierno de la Ciudad”, explicó Kalwill.
Al igual que el Palacio Haedo -ubicado a metros del lugar-, el hotel ocupa una manzana triangular que, que comparte con el Kavanagh. El edificio y el Plaza están separados por la calle peatonal Corina Kavanagh, que le pertenece a la torre. Sobre San Martín, cruzando la calle, aparece otro ícono patrimonial de la zona: la Basílica Santísimo Sacramento.
Si bien el grupo hotelero asegura que está en diálogo constante con los vecinos y que no hay un conflicto, ya que el inconveniente se resolvió, en el consorcio todavía preocupan las nuevas modificaciones del Plaza y cómo afectará eso al paisaje urbano, cuentan quienes conocen la vida interna del colosal emblema de la ciudad.
“Estamos trabajando para presentar los planos a la Comisión Nacional de Monumentos. Una vez que estén aprobados y se cumpla con los requisitos necesarios, avanzaremos en las obras. Lo cierto es que, hoy, no tenemos una fecha estimada de cuando sucederá”, aclaró Kalwill
El Kavanagh y su silueta son un icono de la ciudad de Buenos Aires. Fue declarado Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad por la Unesco, por lo que es necesaria la opinión de la Comisión Nacional de Monumentos antes de seguir adelante con el proyecto.
FUENTE: www.cronista.com