La cárcel de Caseros, en el barrio de Parque Patricios, contó en su momento, además del viejo edificio donde se filmaron las tres temporadas de El Marginal, con una mole de 25 pisos que fue inaugurada en 1979 y que muy pronto quedó totalmente obsoleta. El edificio fue demolido en 2008 y hace tres años comenzó a construirse allí la nueva sede del Archivo General de la Nación, que ya está terminada.
La mudanza comenzará a mediados de agosto y se espera que dure un par de meses. La nueva sede del AGN costó 560 millones de pesos. El 66% fue financiado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el 34% por el Estado nacional.
El AGN tiene documentos en papel, fotográficos y en video. “El edificio anterior (ubicado en Alem entre Perón y Sarmiento) era un banco y tiene las peores condiciones para ser un archivo. En cambio, este edificio fue construido para esa función”, asegura Emilio Perina, director del Archivo, mientras le quita el plástico a una de las flamantes sillas de lo que será su oficina. El ventanal a su espalda da a la derruida vieja cárcel de Caseros, donde pronto se empezará a construir el nuevo edificio del Ministerio de Economía y Finanzas del gobierno porteño.
Según comenta Perina, el Estado no hacía un edificio para ser archivo desde 1938. Un archivo tiene que tener cimientos muy importantes, que soporten peso, sistemas de cámaras de seguridad y antiincendio, aire acondicionado, deshumidificadores y ladrillos ignífugos para que el incendio no se propague rápidamente. El nuevo edificio de la AGN, muy luminoso, contará con una sala de consulta para el público, un microcine para 250 personas y hasta un café para que los lectores puedan relajarse un poco. “El edificio es la imagen del salto de calidad de un archivo del siglo XIX al siglo XXI”, destaca el funcionario.
Ubicado a metros del Hospital Garrahan, entre las calles Rondeau, Pichincha, 15 de noviembre y Pasco el edificio tiene 10 mil metros cuadrados y está dividido en dos bloques. El bloque 1, de dos pisos, tiene salas de trabajo y consulta, un SUM y la cafetería, mientras que en el bloque 2m, de seis pisos, están las salas de digitalización y conservación y los depósitos de guarda de documentos. En total son 29 depósitos, 3300 metros cuadrados donde entran 20 kilómetros lineales de documentación. También tiene un espacio verde para salir a tomar aire.
Perina resalta la importancia de contar con un nuevo edificio. “Hay documentación que deberíamos tener que se está pudriendo en reparticiones por falta de espacio. Y la digitalización no te resuelve todo, porque los archivos digitales requieren migraciones permanentes y es muy caro migrar. Tenés que tener un reaseguro físico”, señala.
En el siglo XXI, los archivos cumplen una triple función: sirven de base para los investigadores, no solo historiadores, sino también sociólogos, economistas o cualquier ciudadano que quiera tener acceso a la información o que esté investigando para una novela o una obra de arte de cualquier tipo, una película o un documental. Por mes, pasan unas 500 personas en busca de información, en su mayoría investigadores.
También sirven como “memoria institucional”. Cuando el Presidente o uno de sus ministros firma un documento, va a parar al AGN. Es un elemento que tiene que ver con el republicanismo, ya que sirve para el control ciudadano. La tercera función es la protección de los derechos de los ciudadanos. El derecho a la información, a la identidad, derechos que exceden los plazos de la justicia.
Del Virreinato hasta hoy
El archivo cuenta con documentación de la época del Virreinato, así como cartas de San Martín y Belgrano de las guerra de la Independencia. También resguarda un millón de imágenes fotográficas (500 mil digitalizadas). Entre las más valiosas, se destaca la famosa colección Witcomb.
El inglés Alexander Witcomb llegó al país 1850 y fue uno de los primeros fotógrafos profesionales que trabajaron en estas tierras. Toda la clase alta argentina fotografió con él sus bautismos y casamientos. Empiezan siendo daguerrotipos y luego placas en vidrio. En sus ratos libres, Witcomb se dedicaba a pasear y también hizo retratos impresionantes de La Pampa y la Patagonia. El AGN también cuenta con la colección de las revista Caras y Caretas, y los diarios Noticias Gráficas, Crítica y Tiempo Argentino.
Hasta 1947 los decretos presidenciales acompañaban el expediente, lo que hoy es considerado una barbaridad. Eso quiere decir que muchos decretos se han perdido porque terminaron en ministerios. A partir del 47, todos los decretos presidenciales están en el AGN.
El Archivo cuenta también con 30 mil horas de noticieros de cine, de distintas épocas, aunque hay agujeros. El primer noticiero que se hizo era privado y se pasaba en los cines. Al empresario Max Glücksmann se le ocurrió comprar una cámara de 16 milímetros y pasarlo en los cines. Esas imágenes están preservadas en el AGN.
Cuando a Perina se lo consulta por sus documentos favoritos, duda un instante, y elige un video de Bartolomé Mitre caminando de 1901 durante la inauguración del Museo Histórico Nacional, la película más antigua que conserva el AGN, y una foto de la figura de una jirafa gigante frente al Cabildo durante la celebración de los carnavales de 1941.
FUENTE: Víctor Pombinho Soares – www.lanacion.com.ar