Faltan apenas semanas para un infeliz cumpleaños en Paternal: cuatro años del cierre de su estación del tren San Martín, su punto sobre rieles de conexión con el mundo. Tanto esa parada como la de Villa Crespo siguen sin fecha de reapertura. Y ya pasaron dos años desde que se inauguró el viaducto, la obra por la que ambas habían dejado de operar en primer lugar.
Primero una denuncia de estafa. Después, la pandemia. Los trabajos para reconstruir las estaciones se demoraron, luego se paralizaron, más tarde retomaron pero con el freno puesto. Mientras tanto, sus entornos continúan yéndose a pique, con negocios y restaurantes cerrados para siempre, recodos inseguros, pasajeros que hacen malabares para llegar a destino sin el tren.
“Es un trastorno inentendible. ¿Qué esperan para terminar las obras?”, se pregunta Romina (43), que vive a apenas seis cuadras de la estación Villa Crespo (ex Chacarita), pero con la estación cerrada debe bajar en Palermo y completar el trayecto en colectivo o bici.
“Si estuviera abierta la estación, el tren me dejaría 30 cuadras más cerca”, agrega León (32), vecino de Villa Crespo. Hernán (50), que vive en Chacarita y tomaba el San Martín para ir a Retiro, “porque es más cómodo y rápido que el subte”. Ya no más.
El cierre de las estaciones afecta incluso a los que no son pasajeros. “Es horrible tener que pasar por lugares clausurados. Da sensación de descuido, suciedad, peligro”, dice Alicia Meichtry (40), de Villa Crespo. Un abandono que su vecino Federico Zamudio (34) también percibe: “Podrían aprovecharse los terrenos bajo el viaducto para espacios verdes, bicisendas, puestos. Hoy está muy abandonada esa zona”.
A metros de esa estación, en Corrientes al 6100, Noss Calzados perdió siete de cada diez clientes. Así calcula su dueño, Gabriel, a quien le “afecta muchísimo” que Villa Crespo no reabra. “Las ventas bajaron de forma horrible. Algunos negocios tuvieron que cerrar”, cuenta, y señala locales vacíos, de su cuadra y la siguiente. La pandemia fue el tiro de gracia.
Cerca de la estación La Paternal, lo poco que había cerró. Incluso los locales gastronómicos cuyos dueños hablaron con Clarín sobre el tema, un año y medio atrás. “Vivo en José C. Paz y el tren me salvaría la vida”, había dicho Nora Sierra, que atendía La Barra en Warnes y Osorio. En esquina con Garmendia, Facundo había contado que su restorán Happiness facturaba un 60% menos. Hasta que ya ni abrió.
“Acá murió todo, la quedaron por la cuarentena y la falta de estación”, observa Gabriel, vecino, y apunta a la esquina donde una zinguería reemplazó al bar La Barra. “Extraño el tren. Antes lo usaba para salir de noche. Te podías volver al toque de Caseros o de Palermo, o ir directo a Retiro -añora-. Ahora tengo que tomar dos bondis, o si no combinar con subte”.
Estafa y pandemia
Desde septiembre de 2017 que no funciona la estación La Paternal: fue cerrada por la construcción de las vías elevadas entre Palermo y su barrio. Villa Crespo duraría un tiempo más, hasta mayo de 2018, cuando colapsó el encofrado de un dintel del viaducto y el servicio terminó restringido entre Villa del Parque y Cabred.
Las estaciones fueron desmanteladas para dar lugar a sus versiones elevadas, que iban a ver la luz en agosto de 2019, un mes después de la inauguración del viaducto. Pero las obras se demoraron y la fecha prometida pasó. Para septiembre de ese año se habían frenado por completo. La empresa de Green-Rottio dejó de pagarles a las subcontratistas y el Gobierno de la Ciudad rescindió el contrato.
Después vino la pandemia y con ella la reasignación de recursos. Por eso el cronograma, que iba a retomarse en marzo de 2020, volvió a interrumpirse. Hoy fuentes del Gobierno porteño admiten que la reapertura de las estaciones aún no tiene fecha. Y aclaran que antes hay que coordinar con el Ministerio de Transporte de la Nación la ejecución de los trabajos que faltan.
En la vía
Donde sí se avanza es sobre las vías. AUSA, la empresa del Gobierno porteño que supervisa los trabajos, informa que este año trabajó junto al Gobierno porteño para nivelarlas en esos tramos y colocar paneles acústicos camino a La Paternal. Ya se completó el sector entre Newbery y Dorrego y resta el de la estación propiamente dicha, que se terminará en diciembre.
También se limpiaron los dinteles del viaducto y los terrenos que están debajo, desde La Paternal hasta la calle Santos Dumont. Ahora están colocándose los drenajes pluviales desde esa estación hasta la calle Newbery, tarea que estará completa antes de fin de mes.
Paradójicamente, es La Paternal la estación más avanzada: están listos los andenes, la cartelería y los abrigos, aunque faltan los asientos. En Villa Crespo resta mucho más: no hay señalética ni sillas, y ni siquiera están listos los pisos. Una demora injustificable para una línea en la que en junio se hicieron más de un millón de viajes y que atraviesa todos los días el corazón de la Ciudad.
FUENTE: Karina Niebla – www.clarin.com