De lunes a lunes, desde el amanecer hasta el anochecer. A este ritmo viene trabajando, desde octubre, Costanza Addiechi junto a su equipo para devolverle a la Rambla Casino de Mar del Plata la imagen que la coronó como la postal más fotografíada de la Argentina.
Quedan pocos días para que las 12 farolas que señorean ese paseo tan popular, resguardadas por los edificios gemelos del Casino Central y el Hotel Provincial, y a pasos de los lobos marinos, vuelvan a su esencia original, la misma que le otorgó el arquitecto Alejandro Bustillo en 1938.
“Estaban muy deterioradas, en muy mal estado de conservación, desgastadas por la corrosión, oxidadas. De hecho, a varias las retiramos porque representaban un riesgo para el espacio público. Hoy, después de tres meses de intensa labor, estamos por inaugurar el paseo con las originales luminarias, que no se encendían desde hace tres décadas”, dice con una sonrisa de felicidad, pese al visible cansancio la directora de Restauración de Monumentos Históricos de Mar del Plata.
Subida a una grúa o arriba de una escalera, siempre al aire libre y con las manos en la masa, como esa pediatra que atiende a sus pequeños pacientes, Costanza se mimetiza con el paisaje urbano marplatense. Runners, caminantes, paseadores de perros y otros madrugadores suelen encontrársela sola y en silencio, con su overol y riñonera, portando bisturíes, pinzas y pinceles, y no sólo averiguan en qué misión de rescate anda, sino que le agradecen por embellecer la ciudad.
“Cuando planificamos los trabajos a realizar este año, decidimos que el 2022 lo cerraríamos con la refacción de las 12 farolas, porque sentíamos que Mar del Plata en verano es sinónimo de la Rambla, todos los caminos conducen a la Rambla y los marplatenses soñamos con que vuelva a ser lo que fue alguna vez. Estamos hablando del lugar más identitario de la ciudad, se merece lucir de la mejor manera y los turistas que están llegando de a miles se merecen ver la mejor versión”, expresa la profesional de la restauración, egresada de Arquitectura en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Las luminarias se encenderán nuevamente el 9 de enero.
“Cuanto más trabajo, más energía tengo”, es el leit-motiv de Costanza, que este sábado llegó a las cinco de la mañana para no perder horas valiosas, y siempre acompañada por su “valioso equipo” -remarca- de alumbrado público de Emvial (Ente Municipal de Vialidad).
“La pasión mueve montañas, yo no puedo parar de trabajar y más si tomé un compromiso de concluir esta tarea para el comienzo de la temporada. Se demoró un poco más de lo previsto porque en el medio hubo otras labores imprevistas como la reparación de algunos monumentos vandalizados”, sostiene esta mujer alta, rubia y de porte que, en lo que lleva de su gestión, le salvó la vida de más de 100 monumentos.
San Martín, Colón, los Perros Perdiceros, la Mujer Bañándose, la Venus de Milo, Diana la Cazadora, la sirena de la fuente de Plaza Rocha o el Copón de los Medici, entre tantos otros, fueron rescatados por Addiechi, quien con humildad sostiene que “sólo busco rescatar la belleza del olvido”.
Y enfatiza algo que, además de sonar lindo, lo siente y es coherente con ello. “Yo trabajo para la sociedad, porque es la sociedad la que tiene que saber que contamos con un patrimonio histórico muy rico. Además, está probado que uno cuida más lo que conoce”, subraya quien además acaba de finalizar una maestría de intervención del patrimonio cultural en la Facultad de Arquitectura.
Las 12 farolas de la Rambla resultaron un gran desafío, que cierra un ciclo que empezó a principios de año, cuando Addiechi, junto a su equipo, se puso al hombro la restauración de otras 8 farolas de doble luminaria de la Plazoleta Armada Argentina, ubicada entre el Casino y el Hotel Provincial.
“Para realizar la primera intervención tuvimos que reunir las 96 partes que integran las ocho farolas de doble luminaria, de cinco metros de altura y 500 kilos de peso, que se encontraban en muy mal estado, con procesos de corrosión muy avanzados y elementos faltantes”.
Con ese buen antecedente, “nos propusimos a restaurar el segundo grupo de farolas, es decir, las 228 piezas de las doce farolas que conforman el frente costero. ¿Sabés lo que es para una o un marplatense volver a ver las farolas iluminando? ¿Y para mí? Bueno, es una satisfacción ver plasmado el esfuerzo luego de saber el estado de degradación que tenían. Pensá que cada farola lleva 19 piezas y de cada una había que retirar no sólo la corrosión sino las capas de pintura acumulados en todos estos años para poder trabajar con el material al desnudo”.
Fueron días maratónicos con Addiechi y su gente trabajando en el taller de herrería del departamento de alumbrado publico del Emvial, evaluando el diagnóstico de cada pieza. “Gracias al microscopio digital, pudimos ver el estado general, determinar las distintas patologías que presentaba cada pieza para realizar el procedimiento de intervención adecuado, ya sea la restauración o la reconstrucción de fragmentos faltantes. Y una vez realizado todo, se unen las partes, se ensamblan y se hace el traslado”.
La descripción apasionada y cálida de la doctora parece pintar el estado de salud de una persona. “Hay vida, hay latidos en estos tesoros, que son documentos únicos en la historia de Mar del Plata , que hace saber que nada queda librado al azar, “ya que hay que tener en cuenta para su reparación aspectos externos como el clima reinante y la proximidad del mar”.
Sin hacer alarde del meticuloso trabajo, Addiechi sostiene que mantener la originalidad de las piezas es la piedra basal de su tarea. “Quizás no es un trabajo que la gente de a pie o un turista lo advierta a simple vista, pero devolverle la luz original a estas farolas es como regresarle la identidad a un rincón emblemático de la Argentina”.
Se abraza al “cuello” de una farola mientras habla con Clarín. “¡Cómo no quererlas, cómo no cuidarlas! Cada farola, monumento o estatua es un nuevo desafío, un esfuerzo físico y emocional enormes… Pero siempre la recompensa por lo realizado es mayor y eso mima el cuore”, grafica esta curadora que ha recibido ofertas para irse a trabajar a los sitios más importantes, pero siempre reelige estar en su lugar en el mundo.
FUENTE: Javier Firpo – www.clarin.com