En Argentina se conoce como “Calle Recreativa”, en México, según la ciudad, como “Ciclopaseo”, “RecreaActiva” o “Paseos Dominicales”; en Chile se la llama “CicloRecreoVía”, y en Estados Unidos y Europa las nombran “calles abiertas” (“Open Streets»).
Las ciclovías son carriles exclusivos para bicicletas delimitados en una franja de la calzada. Sin embargo, el término “Ciclovías Recreativas” describe un movimiento establecido en cientos y cientos de ciudades de todo el mundo, que impulsa calles temporalmente libres de tránsito motorizado, para el disfrute de sus ciudadanos. Estos eventos, que suelen desarrollarse generalmente los domingos por la mañana, buscan que esas calles puedan ser ocupadas libremente por personas de todas las edades y condiciones, para la realización de actividad física, la recreación y la convivencia social.}
La primera Calle Recreativa abrió al público hace ya 40 años en Bogotá con 34km. Hoy la conforman 135 kilómetros lineales, que conectan a 17 de las 20 localidades, con asistencia de más de 1 millón de personas. Este proyecto nacido y replicado en toda Latinoamérica se encuentra expandiéndose con fuerza por Estados Unidos y Canadá y está dando sus primeros pasos en más de 16 países europeos.
¿Por qué se expande?
La gran mayoría de las ciudades del mundo tienen un problema con el uso desmedido del automóvil y con el transporte en general: polución, congestión, preocupante número de siniestros viales, calles inseguras y poco amigables con las personas. Bogotá por ejemplo llega a tener 600 choques por día y una enorme congestión vehicular. Muchas ciudades como ésta buscan soluciones innovadoras para mejorar y ampliar su espacio público, promover una movilidad activa y una ciudad segura, a pesar de las limitaciones con las que cuentan.
Dado que las Ciclovías Recreativas implican cambios solamente temporales, pueden ser una opción viable para el aprovechamiento del espacio, incluso para las ciudades más pequeñas que no tienen recursos para grandes proyectos de desarrollo de infraestructura. La calidad que brindan en cuanto al espacio va más allá de una cuestión de movilidad. La campaña publicitaria colombiana “Bogotá no tiene mar, Bogotá no tiene mar, pero tiene Ciclovía”, muestra como la ciclovía se percibe como un espacio social y turístico.
El urbanismo en todas partes del mundo busca maneras diversas e innovadoras de desarrollar y financiar proyectos de ampliación del espacio público y uso de la bicicleta. Algunas de estas comprenden nuevas legislaciones que apuntan a recaudar fondos, patrocinios del sector privado, participación ciudadana, contribuciones de instituciones internacionales y la inversión en soluciones rápidas, económicas y efectivas como la Calle Recreativa.
Experiencias
Oscar Ruiz Brochero, de la alcaldía de Bogotá, y Rolando Dal Lago, miembro de la Red de Ciclovías Recreativas de las Américas, son algunas de las voces que escuchamos en el episodio que abre la segunda temporada de nuestro podcast.
Según Oscar, decirle a la ciudadanía que realmente pueden disfrutar su ciudad y de sus calles de una manera diferente y segura genera un cambio en la dinámica de la ciudad. Cada fin de semana espacios convencionales se convierten en el “Parque Temporal” más grande del mundo: se calcula que el espacio abierto por el circuito de Bogotá podría llegar a ser 6 veces más grande que el Central Park de New York. “Este programa permite a las personas encontrarse con sus propias familias en lugares no convencionales de una forma gratuita, segura, pero sobre todo de una forma divertida”, explica Ruiz Brochero.
Dal Lago, desde la ciudad de Rosario, dice: “yo le llamo un día de magia ciudadana, un día en que la ciudad se transforma”. Y cuenta que en un primer momento se veía como un espacio de actividad física y recreación, pero sin dudas la Calle Recreativa, además de todas estas bondades, es mucho más amplia, es un modelo ejemplar de actividad cívica y un hito en la movilidad sustentable del país.
Casi todos los programas de Ciclovía-Recreativa han sido implementados con el propósito de mejorar la calidad de vida de la comunidad y promover la inclusión social. Para esto buscan la conectividad con parques y áreas verdes, el empoderamiento de la comunidad y el voluntariado. De hecho, el 63% de los programas (según el Journal of Physical Activity & Health) incluyen voluntariado en su personal, incluidos niños, estudiantes de secundaria y universitarios.
Beneficios
Las ciclovías recreativas en América Latina son un ejemplo a nivel mundial por su inclusión social, seguridad, oportunidad para los negocios, impacto ambiental y promoción a la actividad física. Con una adecuada cobertura en toda la ciudad, estos programas podrían generar cambios estructurales en muchos niveles.
Al reducir los kilómetros recorridos por vehículos de motor estos eventos ayudan a disminuir la contaminación ambiental, la exposición a las emisiones, la congestión vehicular, los siniestros viales y los niveles de ruido.
Estas propuestas permiten experimentar y transitar la ciudad de una manera más ecuánime para aquellos con movilidad reducida, adultos mayores y niños, ciclistas, patinadores y caminantes en general. Además el fomento de la bicicleta como parte del sistema de movilidad y no solo como una actividad de recreación tiene grandes implicancias en las percepciones de la población. Estas actividades demuestran que las ciudades son bicicleteables y las distancias no son tan largas como creemos cuando estamos atorados en el tráfico.
Las Ciclovías brindan oportunidades para la interacción social y aumentan los indicadores de calidad de vida en todas las clases socioeconómicas. Recuperan las calles para el encuentro ciudadano, promueven la convivencia con valores democráticos, el respeto, la tolerancia, la comunicación y la cohesión social.
Son un espacio para la recreación gratuita y el aprovechamiento del tiempo libre, deporte, recreación, arte, cultura y desarrollo social. En ellas suelen encontrarse actividades como préstamo y arreglo de bicicletas, puntos de hidratación, ludotecas, escenarios con actividades físicas, estaciones culturales y estaciones con profesionales de la salud, ciclo-travesías, caminatas guiadas y mucho más.
La permanencia de estos programas en el tiempo favorece la adquisición de hábitos de vida saludables y repercute con impacto positivo en la salud pública. Contribuye en la prevención de las enfermedades crónicas mediante la promoción de la actividad física en la población. Son un importante esfuerzo y aporte para que los niños recuperen las calles como lugar de juego y recreación.
Fronteras
Este programa logró definitivamente trascender las fronteras internacionales a través del ejemplo que han dado Bogotá y otras ciudades latinoamericanas. Hoy existen ciclovías recreativas desde Canadá hasta Chile, pasando por todo el continente. Tres domingos del mes, la Ciudad de México abre 48 kilómetros de vías. Rosario es la primera y única ciudad de Argentina en implementar hace 10 años un circuito recreativo permanente cada domingos. Asunción, Paraguay, es la única ciudad que presta este servicio también un día durante la semana. Montevideo, Uruguay por su parte, ofrece ciclovías recreativas mensuales.
Mientras que en América Latina los circuitos recreativos se establecen como tradición en la agenda ciudadana con una periodicidad semanal o mensual, las Calles Abiertas europeas comenzaron a experimentar con propuestas anuales para el Día Mundial sin Autos.
Cada comunidad tiene circunstancias únicas que influyen en su Calle Recreativa en términos de diseño, políticas, promoción y viabilidad. Algunas nacen por iniciativa de los Estados locales, otras son organizadas por movimientos ciudadanos independientes, pero siempre requieren de un cruce de esfuerzos entre varias partes. En todos los casos los eventos se convierten en una celebración de la ciudadanía con un número estimado de participantes que van entre los 60 mil y 1 millón de personas que disfrutan de un paseo gratuito, seguro, en bicicleta, a pie o en patines y descubren una nueva manera de vivir su ciudad.
FUENTE: Gigi Levit – circulantes.com.ar