A partir de la aparición del coronavirus en el mundo, las calles de las ciudades cambiaron. En una primera etapa del aislamiento, cuando la vida era a través de ventanas y balcones, las veredas se convirtieron en una sucesión de edificios, locales con la persiana baja y parques cerrados. Eran calles vacías que, por la falta de interacción social, eran difíciles de concebir como tales. Con las distintas flexibilizaciones de la cuarentena, recobraron identidad, aunque llenas de conos naranjas, líneas amarillas y pintadas sobre el asfalto que piden mantener la distancia social. Hoy mientras el espacio urbano se sigue adaptando para sumar lugar para el peatón y convivir con la pandemia, otro fenómeno se observa: el aumento exponencial de ciclistas.
En las últimas semanas, en la Ciudad de Buenos Aires los viajes en bicicleta a través de las ciclovías y otras trazas elegidas por los ciclistas aumentaron hasta un 114%. El dato surge de un estudio de observación que hizo el Gobierno porteño, donde seleccionó distintos puntos, midió la afluencia de ciclistas y la comparó con la que existía el año pasado, cuando el coronavirus no era una preocupación mundial.
En 2009 sólo el 0.4% de los viajes de la Ciudad se hacía en bicicleta. Antes de la pandemia ese porcentaje ya había ascendido al 4% (alrededor de 300 mil viajes). Hoy, en tiempos de Covid-19, son cada vez más las personas que eligen este vehículo como alternativa.
Las razones son múltiples. Van desde la imposibilidad de usar el transporte público para quien no sea trabajador esencial, pasando por la necesidad de las personas de viajar asegurándose el distanciamiento social. También hay una demanda de trabajadores exceptuados que deben presentarse ante sus empleadores pero no pueden desplazarse en tren, colectivo o subte, y eligen la bicicleta por ser barata y segura.
El aumento de los viajes en bicicleta se observó en seis cruces: avenida Del Libertador y Casares, en Palermo; avenida Córdoba y Montevideo, en Recoleta; avenida Corrientes y Pasteur, en Balvanera; La Pampa y Superí, en Belgrano; Billinghurst y Perón, en Almagro; y Godoy Cruz y Gorriti, en Palermo.
Los conteos se hicieron durante las últimas dos semanas y, para establecer comparaciones, se realizaron en las mismas intersecciones relevadas en 2019. Se seleccionaron trazas con ciclovías y otras sin infraestructura que suelen ser utilizadas por ciclistas. Las observaciones fueron por la mañana, de 8 a 11, y por la tarde, de de 17 a 20.
En comparación con 2019, hubo aumentos del 29%, en el cruce de Billinghurst con Perón (4.940 viajes contra 3.810 del año previo) y del 44%, en la esquina de Corrientes y Pasteur (1.100 viajes contra 760 anteriores). También se registraron subas del 84% en Córdoba y Montevideo (940 desplazamientos versus 510 del año anterior) y el pico de incremento se observó en el cruce de las avenidas Del Libertador y Casares. Ahí, hubo un 114% de aumento: 7.600 viajes contra 3.550 del año previo.
La suba se ve en las calles, se percibe entre los bicicleteros que suman clientes y también tiene su correlación en el sistema Ecobici. El 4 de agosto la plataforma alcanzó un récord de 7.838 viajes desde su reapertura durante el aislamiento; mientras que el promedio de desplazamientos diarios aumentó a 5.000.
El Gobierno porteño planea armar una red de ciclovías provisorias, que complementarán a las ya existentes. Sin embargo, desde la Secretaría de Transporte de la Ciudad aún no informaron cómo será o de qué manera se articulará con las demás.
En pandemia, el funcionamiento de Ecobici se reformuló como complemento del sistema de transporte para hacer desplazamientos cortos, de menos de cinco kilómetros de distancia. El servicio no está disponible para viajes recreativos, sino para uso esencial, para trabajadores autorizados para movilizarse . Para priorizar la rotación y la disponibilidad, el tiempo de uso de la bicicleta es de 30 minutos.
FUENTE: www.clarin.com