En ciudades como Barcelona, Copenhague o Nueva York, es habitual que se permita estacionar junto a algunas ciclovías. Pero en Buenos Aires está prohibido y quienes lo hacen están en infracción. Sin embargo, el Gobierno porteño construirá la primera ciclovía junto a la que sí se autorizará el estacionamiento. Será a manera de prueba piloto y estará en la calle César Díaz, que atraviesa los barrios de Floresta, Villa Santa Rita y Villa General Mitre. Si la experiencia es positiva, la idea es extenderla a otras ciclovías que se hagan desde cero en otras arterias de la Ciudad. En el Ejecutivo estiman que así se ganarán hasta seis espacios de estacionamiento por cuadra.
La Secretaría de Transporte y Tránsito porteña publicó en el Boletín Oficial de este jueves una resolución en la que autoriza el estacionamiento en paralelo a las ciclovías que se construyan de ahora en más, siempre y cuando corran por calles de más de 10,40 metros de ancho y sin tránsito de colectivos. Y aunque cumplan con esas condiciones, un equipo técnico hará una evaluación previa de cada caso.
La red de ciclovías y bicisendas protegidas cuenta con 236 kilómetros y, para fin de año, alcanzará los 250. El permiso de estacionamiento no será aplicable en la traza ya existente. En las nuevas donde rija la autorización, entre la ciclovía y el sector para estacionar demarcarán un “fuelle” o espacio de 50 a 60 centímetros de ancho, que permitirá que los ocupantes de los autos no lastimen a los ciclistas cuando abran las puertas y puedan descender en forma segura. Después deberán caminar por ese mismo espacio hasta la esquina más próxima.
La ciclovía de prueba se construirá a lo largo de 1,87 kilómetro de la calle General César Díaz, entre Chivilcoy y Artigas. Pero sólo se permitirá estacionar junto a ella en un tramo de 1,31 kilómetro entre Chivilcoy y Nazca, porque entre Nazca y Artigas sí circulan colectivos. Además de tener el fuelle de separación, la ciclovía estará demarcada por delineadores reflectivos y habrá un cordón separador. Cuando sea necesario, dejarán espacios libres para el ingreso a las cocheras.
Al mismo tiempo instalarán nueva señalización para indicar que está prohibido estacionar sobre la ciclovía, pero que está permitido hacerlo en paralelo a la misma.
“La medida es coherente y es lógica, aunque no hay tantas calles que cumplan las características necesarias para poder implementarla -observa Fabián Pons, presidente del Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilan)-. Pero siempre es bueno recuperar espacios de estacionamiento, siempre y cuando no influyan en la fluidez del tránsito”.
En la Ciudad hay un gran déficit de lugares para estacionar. Entre los garajes comerciales, los de edificios de vivienda y oficinas y los espacios en la calle, hay entre 974.000 y un millón de plazas para estacionar 1,6 millón de autos.
Uno de los objetivos de la iniciativa es, justamente, optimizar el espacio disponible de estacionamiento en la vía pública. Algo que también se logró con la nueva demarcación de las ochavas, que generó 22 mil nuevos espacios para estacionar.
“Avanzamos con una propuesta que busca optimizar el estacionamiento en algunas calles de la Ciudad, en línea con la experiencia de otras ciudades del mundo”, señala Juan José Méndez, el secretario de Transporte porteño.
Otro de los objetivos de la propuesta, dicen en Transporte, es “promover alternativas para priorizar la seguridad vial de todos los actores del tránsito”.
A pesar de los carteles de prohibición, los vecinos de Colegiales suelen estacionar junto a la ciclovía de la calle Moldes, entre Virrey Olaguer y Feliú y Teodoro García. Así, los que van en bicicleta circulan por una especie de corredor, en el que los vehículos estacionados les sirven de protección. De lo único que no están protegidos es de la apertura de puertas o de los distraídos, que bajan de los autos sin mirar si viene una bici.
“Es importante respetar un pulmón de separación entre los autos y las ciclovías, para permitir la apertura de las puertas -indica Pons-. El ciclista va a estar más protegido con los vehículos estacionados, porque le van a servir de escudo. Por ejemplo, si se produce un choque. Hoy es habitual que, ante cualquier maniobra de esquive, los autos invadan las ciclovías. A lo que sí habrá que prestarle atención es a los peatones que van a cruzar entre los autos y le van a salir por delante a un ciclista”.
“Esta es una medida de eficiencia en el uso del espacio y hay que utilizarla bien, para contemplar intereses diferentes -opina Néstor Sebastián, de la Asociación de Ciclistas Urbanos-. Al ciclista no le cambia mucho, excepto que si hubiera un roce y se cae, pegaría contra un auto estacionado. Esto ofrece algo de protección. Lo que sería importante es no contabilizar más la cuneta junto al cordón como parte de la ciclovía, porque su inclinación hace perder la estabilidad del ciclista. También pedimos más ciclovías en avenidas y que sean de mano única”.
FUENTE: Nora Sánchez – www.clarin.com