En la Argentina, la enseñanza de la ciencia nació a fines de 1800 con la fundación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Con el paso del tiempo y su mudanza a Ciudad Universitaria, la casa de estudios amplió su oferta académica, lo que derivó en un despliegue de edificios anexos que impedía un funcionamiento eficiente.
Cero + Infinito, la obra de Rafael Viñoly, viene a resolver esta situación con un diseño que aporta algo más que un espacio eficiente, conectado y respetuoso de la naturaleza. También representa una mejora a la altura de las circunstancias, después de años sin obras de arquitectura de envergadura en Ciudad Universitaria.
La aparición del arquitecto uruguayo se debe agradecer a Sebastián Ceria, empresario y matemático graduado de esta facultad y CEO de la consultora Axioma, radicada en Nueva York. Ceria conocía del problema de su antigua casa de estudios y luego de algunas reuniones con el entonces decano Jorge Aliaga y el Ministerio de Ciencia y Tecnología (CyT), sugirió convocar a Rafael Viñoly para el proyecto. El contacto fue más que beneficioso: el empresario donó 150.000 dólares para la construcción y; el uruguayo, el proyecto.
“Viñoly trabajó desde su estudio de Nueva York con un programa que elaboraron la UBA, el Ministerio CyT y el decanato”, cuenta el arquitecto Sebastián Golberg, miembro del equipo de proyecto. Y subraya: “Él siente un compromiso con la UBA y la educación pública argentina que lo llevó a diseñar el edificio completamente ad honorem”.
Después de casi 13 años, el resultado es una volumetría simple de planta baja y un piso, con dos patios abiertos que habilitan el vínculo con el exterior. Ambos espacios abiertos tienen una forma que remite “a las matemáticas y al destino del edificio”. Uno de ellos representa al Cero y el otro, al símbolo de Infinito. En ambos, se conservó la vegetación original.
La planta baja contiene el acceso principal, que conecta el ingreso peatonal de los dos edificios. Este ingreso fuertemente delineado abre un diálogo entre los espacios públicos, semipúblicos y privados, áreas cubiertas, semicubiertas y descubiertas.
Con respecto a la distribución -una dificultad flagrante en los otros pabellones de la facultad- toda el área perimetral de la planta baja se destinó al sector de aulas. De esta manera, se ubicó el mayor tráfico de estudiantes en esa planta lo que permite la máxima vinculación del alumnado entre sí, además de quedar conectado con el edificio existente del Pabellón 1 y Pabellón 2.
El resto de las áreas de planta baja funcionan como respaldo de los servicios, como salas de reuniones, salas de servidores, salas de proyectos, cafetería, centro de copiado, áreas de encuentro y de lectura.
El primer piso -a la misma altura que el nivel del edificio existente del Pabellón 1- alberga las bibliotecas y el sector comprendido por las oficinas y áreas administrativas. Todas ellas están dispuestas en el perímetro del edificio y de los patios, por lo que tienen buen acceso a luz y ventilación natural.
Cinco escaleras conectan ambos niveles, ubicadas en el espacio abierto de manera que son de fácil visibilidad y acceso. Adicionalmente, cinco núcleos verticales de servicio incluyen escaleras de emergencia, sanitarios y ascensores de carga y principal.
La comunicación entre la bandeja del primer piso y las oficinas que circunscriben los patios se hace por medio de puentes que promueven una integración del conjunto. Esto facilita las conexiones de los distintos departamentos entre sí y una fuerte vinculación espacial y visual con el nivel inferior. En el primer piso, un puente cubierto vincula el edificio existente con Cero + Infinito, al tiempo que actúa como superficie semicubierta en planta baja.
La envolvente, en tanto, se presenta como una piel de vidrio en la que se reforzaron sus líneas verticales con la incorporación de parasoles de aluminio que brindan un control térmico y de visuales. La estética resultante destaca el volumen geométrico de un ángulo agudo que refuerza la primitiva conexión entre el Pabellón 1 y el Pabellón 2, en donde se crea una calle lateral.
Para la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales la creación de Cero + Infinito es un paso importante en su evolución porque contempla la posibilidad de un crecimiento a futuro. Por sus características, el nuevo edificio le asegura más espacio al Departamento de Computación, brinda un lugar adecuado al Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos y el Instituto de Cálculo puede ocupar su lugar original. Además, su implantación no solo libera grandes espacios en los pabellones 1 y 2, para beneficio de todos los departamentos docentes (como se llama en esa casa de estudios a las cátedras), también jerarquiza y pone en valor a las estructuras existentes.
FUENTE: Inés Alvarez – www.clarin.com