Y alguna vez tenía que llegar el día. El Gobierno porteño finalmente, luego de cancelación tras cancelación, dio el puntapié para comprar nuevos trenes para renovar la flota de la Línea B de subtes. Lo que ocurrió es que se abrieron los sobres para que comience la licitación. Ahí se pudo saber que existen tres empresas que compiten por venderle los nuevos trenes a la Ciudad de Buenos Aires, a través de la empresa estatal SBASE. Esperemos que ninguna de las tres intente vender vagones que eran considerados “chatarra” en su país de origen, como los que les compró Mauricio Macri a Madrid hace algunos años. Una inversión que luego tuvo que ser sacada rápidamente se circulación por el asbesto.
Se sabe: las y los trabajadores del subte vienen reclamando de forma incansable por los problemas de salud que trae ese material cancerígeno, que ya se cobró varias vidas. En la línea B, particularmente, vienen remarcando que una renovación de la flota es indispensable. Indican que la mitad de los trenes son los más viejos de toda la red (son los japoneses Mitsubishi, que fueron fabricados en la década del 50 y 60 e importados desde Tokio, la mitad de ellos solo tiene ventiladores y carecen de aire acondicionado lo que se nota especialmente durante las olas de calor).
Otro día valdría la pena un balance de las inversiones en la red de subte, quizás de los aspectos más relegados por la gestión PRO en las últimas décadas en pos de otros sistemas de transporte como el Metrobus. Lo cierto es que la red creció poco o nada directamente en estos años y los gobiernos primero de Horacio Rodríguez Larreta y ahora de Jorge Macri están abocados a atajar penales, esto es, a mantener una red que viene con varios problemas en su estado actual.
En ese contexto, es difícil entender por qué el Gobierno porteño postergó no una, no dos, ni siquiera tres, sino cinco (sí, cinco): cinco veces la apertura de sobres para iniciar el proceso de compra de nuevos trenes. La idea es que arrancara en agosto de 2023 y estamos en enero de 2025. Más de un año de demora en un proceso que muchas veces toma años y años.
Es cierto, eso sí, que en el medio fue cambiando las condiciones del pliego: en un principio se buscaba renovar la mitad de la flota y en septiembre de 2024, cambiaron de idea y anunciaron que se reemplazaría la totalidad de las formaciones con la adquisición de 174 coches cero kilómetro.
Finalmente, cuando se abrieron los sobres se supo que entre los ofertantes hay dos empresas chinas (Citic y CRRC) y una India (BEML). Las tres son empresas que tienen parte de su paquete accionario en manos del Estado y tanto la china CRRC como BEML son fabricantes directas de los trenes. La tercera se ofrece a funcionar de intermediaria, pero no es fabricante.
Los que usan el subte porteño ya conocen los coches chinos: hay formaciones en las líneas A y C. En cambio, con coches provenientes de la India no tenemos experiencia.
Un dato que llamó la atención es que no se presentaron los clásicos jugadores internacionales que venían vendiéndole a la Argentina: no está ni la francesa Alstom ni la española CAF, ambas con ventas ya concretadas y con trenes ya rodando hace años en las líneas porteñas.
Esta apertura de sobres, no obstante, es el comienzo de un proceso larguísimo, donde ahora SBASE deberá analizar las propuestas. Después, la licitación estipula un período de cuatro años desde la firma del acuerdo para concretar la llegada de las 29 nuevas formaciones. El presupuesto total previsto para la compra es de 294 millones de dólares.
Esperemos que no se siga demorando, porque si no los trenes japoneses son capaces de cumplir un siglo en servicio.
FUENTE: www.nueva-ciudad.com.ar