Desde el inicio de la pandemia las bicicletas se volvieron el medio de transporte más utilizado, por temor al contagio en el transporte público, por ser económico y saludable. Durante ese tiempo, en Rosario se sumaron 57 kilómetros de ciclovías más a los 196 kilómetros ya existentes, y desde la Municipalidad constataron que por avenida Pellegrini circulan hasta 500 ciclistas por hora. Sin embargo, usuarios advierten que hay zonas que no son seguras para transitar y que algunas ciclovías están en muy mal estado. En particular, se refieren a los tramos ubicados en el centro de la ciudad como calle Salta desde Francia a bulevar Oroño, y San Luis desde Oroño a San Martín. También es confusa la zona del Barquito, en Puerto Norte, y señalan inseguro el cordón cuneta de calle Catamarca.
La decisión de reducir la velocidad de circulación de automóviles para mejorar la seguridad vial en calles con infraestructura para los ciclistas, tal como anticipó La Capital en su edición del viernes, fue un gesto bien recibido en la comunidad que se mueve en dos ruedas. Sin embargo, también reclamaron que se dote de mejores condiciones al espacio que se les asigna dentro de las calles. En este sentido, y para mejorar la seguridad de estas vías, la ciclovía “ideal” debería tener un metro de ancho, con por los menos 40 centímetros para la instalación de separadores físicos como pequeñas banquinas de cemento o conos plásticos.
Ezequiel Aguilar es un ciclista experimentado y coordina el grupo “Cicloturismo Tu Lugar”, en el que lunes, miércoles y viernes por la tarde más de 25 personas salen a entrenar por la ciudad. “El grave problema que tenemos es que la ciclovía no tiene continuidad de circulación en varios puntos de Rosario; es un problema enorme cuando te agarra un semáforo, nos tiran los autos encima porque tenemos que cambiar de mano y además está la gente esperando para cruzar, todo junto allí donde se termina la ciclovía”, expresó. Y añadió que “hay mucha circulación de ciclistas los días de semana a la tarde, están los que salen del trabajo, se juntan el obrero, el ciclista que va solo y los grupos que entrenan, entre las seis y las ocho y media de la noche es un caos”.
Los puntos que menciona Ezequiel son Wheelwright, donde recién en calle Dorrego comienza una ciclovía, hasta el Barquito de papel en Puerto Norte, donde se corta nuevamente la traza para ciclistas. Lo mismo ocurre en la bajada Puccio, en Alberdi, donde se termina abruptamente. Además, menciona la demarcación con conos amarillos, que obstaculizan el flujo de tránsito de la bicisenda. “La zona del Barquito no está bien delimitada, y de ahí a la cancha de Central tampoco es seguro transitar, en esa zona colocaron conos amarillos pero que no ayudan: el otro día se cayeron dos chicos que chocaron de frente por esquivar un conito suelto, uno terminó con cinco puntos en la boca”, detalló.
El ciclista remarcó la dificultad que tienen las ciclovías de doble mano y las que están sobre la vereda, como es el caso de la costanera en La Florida o el Parque Independencia. “En esas trazas están aquellos que van paseando, los niños con sus bicis, el pororero y el mercado pulgas, hay de todo sobre la vereda”, explicó Ezequiel. Por último, remarcó que “si vas solo es otra historia, pero de todas maneras las ciclovías están poceadas, con baches y alcantarillas, rotas o mal diagramadas y señalizadas; los conos amarillos están rotos, algunos no existen y están los tornillos expuestos donde se rompen las cubiertas de las bicicletas”. Y destacó las facilidades de transitar las bicisendas de arterias como Pellegrini, 27 de Febrero y Av. Ovidio Lagos, con una ciclovía por cada mano y bien señalizadas. El grupo de ciclistas pedaleó hasta el Obelisco en diciembre pasado y este verano cumplirán un nuevo objetivo: llegar hasta el cerro Champaquí.
Para referentes en urbanismo como Gisel Levit, Rosario muestra una situación mejor que diez años atrás. “Se avanzó muchísimo en la movilidad en bicicleta, el sistema de bicis creció muchísimo y se integró a la movilidad de la ciudad. Fue aumentando en puestos y en usuarios y viajes, Rosario tiene un alto número de ciclovías construidas, pero hay dos cosas claves a mejorar, tal vez tres”, explicó.
En este sentido, se refirió a mejorar la conexión, la calidad y la señalización. “Hay ciclovías que terminan abruptamente y dejan al ciclista en una posición muy vulnerable, lo que es peligroso para la movilidad en general y para ese cruce en particular; por ejemplo, la bicisenda de calle San Luis termina en Oroño y continuar andando se vuelve peligroso, aunque sigue más adelante, pero no tiene las condiciones apropiadas”.
Levit es arquitecta, urbanista, docente de la UNR, maestranda en gestión de ciudades y elige la bicicleta para transitar por la ciudad. “Tampoco se observan cruces apropiados, porque simplemente con pintura no se puede realizar tal demarcación; las pinturas sirven para pruebas piloto, pero para que los ciclistas sean bienvenidos a la ciudad las ciclovías tienen que tener demarcaciones más claras, instancias físicas de separación que impidan que el auto o la motocicleta se metan dentro de la ciclovía o pisen el espacio”.
Además, resaltó que en muchos casos las trazas son angostas y tienen cordón cuneta. “En calle Catamarca desde Corrientes no puede considerarse como parte de la ciclovía, hay cordón cuneta, lo mismo en el tramo céntrico de calle San Luis, de casi 60 centímetros, algo sumamente peligroso además de tener que prestar atención al tránsito en general y a la carga y descarga de mercadería de esa zona comercial”. En especial, Levit destacó las nuevas ciclovías de Provincias Unidas y la que conecta con La Florida por ser tramos largos, que unen zonas de la ciudad y son también turísticas. “La de Provincias Unidas hasta el oeste es muy usada, hay mucha población y han sido un gran avance para integrar el centro y las periferias”, destacó.
Marisa Peretto, referente del grupo Kamikazes Ciclismo Rosario, sostuvo que se avanzó mucho en la creación de ciclovías, pero que se encuentran todavía muchos defectos. Wheellwright y Dorrego corta abruptamente, la doble mano de La Florida trae diversos peligros y calle Salta desde Moreno a Pte. Roca tiene muchos pozos y baches. “Hay puntos donde la ciclovía termina y no sabés para dónde continuar, no hay señalización; la doble mano en La Florida es complicada, muchos se chocan los manubrios de las bicis, y hasta tiene arena. Además, hay poca mantención”.
A su vez, la ciclista expresó que las de Mendoza y San Juan están muy bien, pero se terminan y no hay cartelería que anuncie estos detalles. “El cartel que dice prioridad ciclistas y zona calma no se ve, además, los autos te tocan bocina y se te pegan mucho, no es tampoco una zona calma cuando deberíamos tener la prioridad”. Por último, mencionó que en la zona del Jockey Club no hay ciclovías ni bicisendas. “Por calle Córdoba, cuando salís de Fisherton R no tenés cómo movilizarte; hasta Provincias Unidas que empieza una bicisenda no hay nada, ni banquinas”, concluyó.
La ciclovía ideal
Una encuesta elaborada por el Instituto de Estudios del Transporte de la UNR mostró que, en el último año, el uso de bicicleta creció considerablemente tanto para ir a trabajar (23% más) como para cumplir con traslados relacionados con estudio (aumentó el 36%), compras (suba del 25%) o esparcimiento (incremento del 9%).
Para sostener este crecimiento, los ciclistas destacan que la ciclovía “ideal” debería tener un metro de ancho, con por los menos 40 centímetros para la instalación de separadores físicos como pequeñas banquinas de cemento o conos plásticos. Un modelo que no se encuentra en muchas calles.
Por último, hay que tener en cuenta el mantenimiento continúo del asfalto, cemento o material del cual estén hechas, como pavimento antiderrapante. La señalización correcta con marcas y pintadas con colores en el pavimento; que drene el agua y tener buena iluminación y semáforos es la indicado por expertos. Cabe destacar que ciclovía se refiere a un área de la calzada o calle destinada a las bicicletas que debe estar separada del resto de los vehículos. La bicisenda, por el contrario, se encuentra sobre la vereda y no tiene separación física.
FUENTE: María Noel Do – www.lacapital.com.ar