Las especulaciones en torno al estado interior de Casa Anda dejaron de ser un misterio para transformarse en un dato -lamentablemente- certero. Se encuentra tan arrasada por dentro como lo refleja su fachada. Después de décadas de quietud, comenzaron a verse movimientos en torno a esta importante construcción del arquitecto italiano Virginio Colombo. Por el momento se sabe que son obras de consolidación del frente, no de restauración.
Plantas, arbustos y árboles creciendo en paredes y techos; pisos de madera -posiblemente de roble- destruidos; construcciones e instalaciones precarias por todos lados, típicas de casas tomadas; hierros oxidados asomando por todas partes; acumulación de escombros; cerramientos abiertos y deteriorados, filtrando agua hacia el interior desde hace años.
Clarín accedió a un relevamiento fotográfico que da muestras de estos detalles del deterioro que padece la residencia que Colombo construyó para la familia Anda, maestros zapateros. Como era usual en la época (1922), también se invertía en rentas, por eso el edificio tiene varios cuerpos y departamentos.
Incluso la Confitería del Molino -también construida por un italiano, Francesco Gianotti- tiene el departamento de la familia Brenna, los propietarios originales, y departamentos que se rentaban.
La obra de Colombo en la Ciudad de Buenos Aires tiene ejemplos maravillosos de restauración que además muestran los caminos posibles para salvar el patrimonio. Algunos de ellos son privados, como el caso de Casa Grimoldi (conocida también como Palacio Grimoldi, también destinada a una familia de zapateros) y la Societá Unione Operale Italiane (donde la Iglesia de la Cienciología construye su sede central en Argentina).
Pero otros en donde múltiples actores intervienen, como Casa Calise, en el barrio de Once. Esta joya del Art Nouveau -con ¡35 esculturas! en la fachada- fue recuperada gracias al propio consorcios, al apoyo de tres empresas privadas y a través de la Ley de Mecenazgo del Ministerio de Cultura porteño; a los que se sumó Fecoba, la Federación de Comercio e Industria local.
En Casa Anda, en los primeros días de agosto, se colocó una bandeja de protección para evitar que el desprendimiento del material de la fachada pudiera caer sobre la vereda y los peatones. Además se pusieron vallas, lo que obligaba a la gente a bajar a la avenida.
Por otra parte, la Guardia de Auxilio y Emergencias de la Ciudad ordenó la clausura de los locales linderos. Actualmente continúan igual, cerrados. Por el mismo motivo, por el peligro que supone el desprendimiento de material.
El edificio tiene propietarios; según pudo saber Clarín, de apellido Nager. Pero se encuentra vacío y sin uso desde hace alrededor de 15 años. Antes había estado usurpado.
En 2010 (ley 3508) la movida vecinal logra que se lo catalogue, lo que implica que tiene una “protección cautelar” que reconoce los inmuebles “cuyo valor es el de constituir una referencia formal y cultural del área”. Se protege la fachada pero se permite intervenir los interiores.
La protección pudo haber sido considerada por los dueños como un “acta de defunción”, una traba que puede desalentar las ventas de este tipo de parcelas y edificios. Este diario intentó hablar con los propietarios, pero no recibió respuestas.
FUENTE: Silvia Gómez – www.clarin.com