“Tengo admiración por el territorio que habito. No solo La Plata sino su región tiene un potencial increíble. Tenemos un compromiso real con lo que es la difusión y promoción de su patrimonio cultural”, afirma Favio Scopel, fotógrafo y creador de Caminando La Plata, un colectivo fotográfico independiente que recorre la ciudad y sus alrededores sacando fotos para preservar a través de la observación su belleza, al mismo tiempo que sostiene un compromiso por difundir el patrimonio cultural.
Allá por el 2012 comenzaron como un grupo de Facebook, donde todos compartían el amor por la ciudad a través de fotos, información, charlas. Rápidamente, comenzaron a generarse debates acerca de cómo generar eventos, cómo compartir la información, cómo expandirse más allá de las redes. Así surgió la idea de un colectivo fotográfico que camine la ciudad, y que tenga como finalidad concientizar, visibilizar y valorar la identidad de la su región.
“Se van tejiendo historias y vamos redescubriendo, de alguna forma, todo lo que es el patrimonio identitario de la región gracias a la gente, al ida y vuelta que se genera constantemente en las redes”, afirma Favio.
A la reunión acuden siete de los más de cien que conforman el colectivo. Favio, bendito entre todas las mujeres, recibe el cariñoso vocativo de “amigo” de la mayoría de ellas, sobre todo de aquellas que hace trece años ya pertenecen al mismo. Los incentiva e interpela dejar registro de la ciudad perdida, pero también de aquella que aún está presente.
En su Instagram pueden apreciarse fotos variadas de varios espacios, conocidos y desconocidos, de la ciudad de La Plata y sus alrededores. Como regla general del colectivo, cualquiera puede ser fotógrafo, aún desde su celular. Solo cuenta que ame el territorio y quiera difundirlo. Por eso se unió gente como Guillermina Luchetti, oriunda de Quilmes, fanática de la fotografía amateur. “Me gustaría que mi hija pueda tener interés en conocer, y creo que la forma es trasmitiendo el mío. A raíz de eso me acerqué al grupo, por lo que hay para comunicar y transmitir. Siempre digo que la fotografía es un nexo que trasmite lo que vivió en ese espacio el humano, la sociedad”, afirma.
“Empezamos a organizar caminatas en la pandemia porque era lo único que se podía hacer, caminar”, afirma Claudia Arturi, que participa del colectivo desde que era simplemente un grupo de Facebook. “Además de preservar nos enriquecemos en historia. Recuerdo la primera visita que hicimos fue al cementerio, y conocimos sobre los masones. Aportamos pero ganamos mucho en el grupo”, sostiene.
“Hay mucha gente que no sabe lo que está pasando”, afirma Gisel Delmonte, que fue una de las últimas en unirse al colectivo. Es de Puerto Madryn pero vive en La Plata hace dos años, y sostiene que se encuentra profundamente afectada por la demolición que sufre el patrimonio histórico de la ciudad.
Una parte importante de su historia fue “ganarse de la confianza”, en sus propias palabras, de instituciones y museos de la ciudad, con los que comenzaron a hacer eventos en conjunto. Esto los llevó a ocupar lugares impensados. En el 2016, la Casa Curutchet recibió la mención de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y como colectivo fotográfico participaron en una muestra que se hizo en CABA, en el anexo del Senado, y luego se trasladó al Consulado Argentino de Nueva York. “Son esas cosas que uno no imagina jamás, pero que van generando estas redes hermosas, desde laburar a favor de la cultura y promocionar algo tan importante como es una declaratoria a nivel social en un sitio emblema de La Plata”, afirma Favio.
En la reunión donde se presentan y charlan con Buenos Aires/12 ya se distingue la heterogeneidad que los caracteriza, y la simpleza de aquello que los une: el amor por el territorio. “Creo que hay algo muy bueno de la diversidad de la mirada. Aunque fotografiemos todos un espacio, aunque estemos todos mirando lo mismo, cada uno tiene una visión y una perspectiva diferente y la foto de cada uno será diferente.
Se consideran una gran familia en la que todos tienen el mismo interés, y en la que, como acostumbran hacer las familias, dejan de lado discordancias menores en pos de un bien común. En este caso, la ciudad.
“Al principio éramos solo Favio, yo y una chica” afirma Rosario Scarso, que se presenta como docente. “Siempre predomina la unión porque nos enfocamos en la fotografía, en lo que queremos mostrar. No se habla de política, no hay partidismo, nos interesa la cultura”, afirma.
Se manifiestan para rescatar edificios patrimoniales, aunque defienden la libertad invidual de aquellos que integran el colectivo de decidir. Han participado de proyectos de difusión y preservación con el Consejo Superior de Arquitectura de La Plata, entre otros.
El concepto de respeto mutuo está en la boca de todos los participantes. Están en contra de la agresión y de la falta de respeto, y en contra del “partidismo”. Sotienen que solo les interesa la cultura.
“Fundamos todo en el apoyo y el respeto mutuo, sobre todo en pensamientos, entendiendo que esto no es, como te repito, ninguna ideología política, pero también informandonos e investigando sobre las políticas culturales que se llevan a cabo. No manifestamos ni tenemos intención de encararlo por ahí, pero sí difundiendo y brindando cultura donde sea, la mayor cantidad de eventos que podamos hacer a favor, mientras mostramos nuestras disciplinas y nuestras ramas”, afirma su creador.
Afirman que todas las decisiones son en equipo, que no los une nada más que el amor por la ciudad, y que esa es la fórmula para haber mantenido el proyecto por tanto tiempo. No olvidan reforzar la idea de que su puerta está siempre abierta, para todos aquellos que quieran sumarse a esta familia que, como muchas otras, elige no hablar de política en la mesa para no pelear.
FUENTE: Lucía Requejo – www.pagina12.com.ar