La idea siempre estuvo presente entre los vecinos del barrio Agote, pero la reapertura de La Favorita los volvió a entusiasmar. La Buena Vista, la tienda de la esquina de Cafferata y Urquiza, fue durante 74 años un lugar emblemático para el movimiento comercial de la ciudad y muchos advierten que el centenario edificio aún tiene qué ofrecer. “Es nuestro sueño”, aseguran en el vecindario quienes todavía recuerdan la majestuosidad de la construcción, las grandes liquidaciones y las miles de personas que llegaban hasta la Terminal de Omnibus Mariano Moreno sólo para comprar en la tienda.
“La Buena Vista es un ícono del barrio”, asegura Melisa Herrero, referente de la vecinal Maradona, que extiende su jurisdicción entre los barrios Luis Agote y Pichincha. Las palabras de la mujer resumen el ánimo de quienes viven en las inmediaciones de Cafferata y Urquiza y empiezan a pensar en un plan para que la antigua tienda vuelva a abrir sus persianas.
“Vemos como positivo que esa esquina se revitalice con un buen proyecto que impulse al paseo comercial Cafferata. Pero creemos que necesariamente debe ser presentado como una propuesta integral, no sólo como la reapertura de un emblemático negocio de nuestro barrio, sino que tenga en cuenta lo que está actualmente instalado y funcionando en el corredor comercial y la opinión de los vecinos y comerciantes cercanos”, señala la referente de la vecinal que lleva el nombre del médico rural que trabajó toda su vida en el monte formoseño.
Mientras tanto, apunta, el paseo comercial de la zona de la Terminal de Ómnibus necesita sumar estrategias “para que la actividad comercial crezca y mejore la seguridad, la iluminación y las veredas, entre otras cosas”. Y con este motivo se reunirán el próximo martes, a las 18, en Cafferata y Santa Fe, donde comerciantes de la zona y vecinos de todos los barrios se concentrarán con la intención de expresar su deseo de “trabajar y vivir en paz”.
Una postal devaluada
El edificio de dos plantas y vidrieras simétricas donde funcionó La Buena Vista cerró sus puertas hace 34 años, cuando la tienda sucumbió a la hiperinflación y a la caída en las ventas. Por su historia y por sus características arquitectónicas, el edificio integra el catálogo de inmuebles de valor patrimonial de la ciudad.
Sin embargo, su presente toma distancia de la época de esplendor de la tienda. En junio de 2011, la empresa de indumentaria Hardfield se mudó a la centenaria construcción de la esquina de Cafferata y Urquiza.
Por entonces, se anunció un proyecto para darle nueva vida al edificio que llevaba unos quince años cerrado. Según se detalló en su momento, la planta alta del edificio se destinaría a los sectores de diseño y depósito de la marca, en tanto en la planta baja se desarrollaría un espacio gastronómico temático relacionado con la historia del barrio.
Sin embargo, actualmente, el edificio apenas tiene un pequeño sector abierto al público: el que aloja a un local de indumentaria de segunda mano de la marca.
Parte del antiguo emporio es ahora el boliche El Palacio, mientras que el supermercado El Delfín ocupa la esquina de Tucumán.
Tiempos dorados
Los vecinos de barrio Agote recuerdan otros tiempos de la tienda que supo ocupar a unos 400 empleados. “La Buena Vista era una tienda hermosa. Me acuerdo que la planta baja estaba destinada a la venta de telas y había una escalera de mármol que te llevaba a la planta alta, donde estaban la juguetería y la perfumería. Me gustaba recorrer todos los rincones del edificio”, señala una mujer que cuando era niña acompañaba a su mamá a pasear “casi todos los días” al centro comercial.
Otra recuerda aún con nostalgia el cierre del local y asegura que ese hecho signó la historia del barrio. “Fue muy triste cuando cerró La Buena Vista, porque le daba mucha vida al barrio, venía gente de todos lados a comparar en la tienda”, explica.
Los vecinos aseguran que durante mucho tiempo, La Buena Vista compitió mano a mano con La Favorita, aunque la tienda de Sarmiento y Córdoba tenía un sesgo más exclusivo. Ambos emprendimientos trastabillaron sobre el comienzo de la década de los 90. La Buena Vista cerró, La Favorita se vendió a la cadena chilena Falabella, que administró el local hasta hace dos años.
Por eso, la reciente recuperación de la tienda La Favorita a manos de un grupo de empresarios locales inspira a los vecinos de barrio Agote. “Volver a ver la tienda funcionando sería un sueño”, aseguran.
Entre telas, perfumes y juguetes
La Buena Vista fue inaugurada en 1915 por Abraham Benzadón, empresario de origen judío sefaradí que había nacido en España y comenzado como vendedor callejero y luego tendedero. En 1925 se asoció con Elías y Juan Benmuyal, y quedó constituida la razón social Benzadón, Benmuyal y Cía., que sería conocida con la sigla “BBC”, por las iniciales de los apellidos.
Primero fue una gran tienda del barrio, pero rápidamente se convirtió en un fenómeno comercial. Llegó a ocupar casi un cuarto de manzana, donde se podían comprar desde tela, puntillas, hilos y agujas; hasta artículos de indumentaria, perfumería, blanco y juguetes.
En su época de oro, el comercio era la razón por la que los habitantes de muchas localidades de la región llegaban a Rosario a hacer sus compras. Los vecinos recuerdan que el sábado era el día más concurrido y que en las temporadas de liquidación el local se llenaba de gente. “No entraba un alma”, porfían.
El vecindario fue creciendo comercialmente alrededor de la tienda: abrieron bares, ferreterías, zapaterías y peleterías que se beneficiaron de la atracción y el movimiento de personas que generaba la esquina de Cafferata y Urquiza.
El comercio llegó a tener 400 empleados en su época de esplendor que atendían vestidos de traje y corbata a los requerimientos de sus clientes. Al momento de su cierre, apenas quedaban 50 trabajadores.
En los años 90 hubo un proyecto de transformar la superficie de 2.800 metros cuadrados en un centro comercial estilo galería o shopping de precios populares a cargo de un grupo de comerciantes de la ciudad, pero la idea terminó truncada por los desacuerdos de la familia propietaria. También hubo rumores sobre la posibilidad de que se instalara un local de Casa Tía o de la tienda Los Gallegos de Mar del Plata.
En 2010, al cumplirse la 20º edición de La Vidriera de Cordic, se realizó la muestra en este edificio emblemático. También ese año, la antigua tienda alojó a la Feria del Libro Rosario Lee. En su momento, con Miguel Lifschitz como intendente, hubo una obsesión del Ejecutivo por llevar una empresa para ocupar esa esquina. Hubo tentativas de llevar algunos call center en inglés, en la época del tipo de cambio favorable, pero las negociaciones nunca avanzaron.
FUENTE: Carina Bazzoni – www.lacapital.com.ar