De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica produce daños a la salud en concentraciones más bajas de lo que se suponía hasta ahora. Los niveles límite de los principales contaminantes que regían desde hace 15 años hoy son peligrosos. Por eso, el organismo acaba de fijar niveles guía de calidad del aire más estrictos. Y las ciudades deberán redoblar sus esfuerzos para llegar a los nuevos umbrales de seguridad.
Las nuevas directrices de la OMS, que reemplazan a las que dictó en 2005, apuntan a reducir aún más seis contaminantes del aire: partículas en suspensión (PM) de 2,5 y de 10 micras de diámetro, ozono (O₃), dióxido de nitrógeno (NO₂), dióxido de azufre (SO₂) y monóxido de carbono (CO). También se establecieron metas intermedias como guía para una mejora gradual.
La decisión se tomó porque, según informó el organismo, “se ha producido un aumento notable de las pruebas que demuestran cómo la contaminación del aire afecta a distintos aspectos de la salud”. Superar los nuevos niveles de referencia, advirtió la OMS, puede provocar riesgos significativos y mantenerse por debajo podría salvar millones de vidas.
En la Ciudad se viene trabajando para alcanzar los niveles seguros establecidos por la OMS en 2005. Para esto, la Agencia de Protección Ambiental (APRA), que depende de la Secretaría de Ambiente porteña, sacó una resolución (68-APrA-2021) que reduce los límites admisibles de los principales contaminantes del aire. Para alcanzarlos, plantea un plan en cinco etapas con objetivos a mediano y largo plazo.
“El cambio presentado hace unos días por la OMS redobla la apuesta sobre el objetivo final y será tomado por la Ciudad para la modificación de la última etapa del plan”, señalaron desde APRA ante la consulta de Clarín sobre el impacto de las nuevas directrices.
Las reducción más drástica que pide la OMS es la del dióxido de nitrógeno, un compuesto químico relacionado con los motores a combustión de los vehículos que provoca problemas en el aparato respiratorio. El límite máximo aceptable pasó de una media anual de 40 microgramos por metro cúbico a 10.
De acuerdo al promedio de las mediciones de las tres estaciones de monitoreo de Buenos Aires (ubicadas en La Boca, Parque Centenario y Córdoba y Rodríguez Peña), la media anual de dióxido de nitrógeno en la Ciudad es de 18 Ppb (partes por billón), lo que equivale a 36 microgramos por metro cúbico. Los nuevos valores recomendados por la OMS la volvieron a apartar de la meta. En el APRA explican que el nivel bajará en la medida en que se avance con el uso de transportes menos contaminantes.
También son fuertes las reducciones requeridas por la OMS para el material particulado (PM), generado por el uso de combustibles en sectores como el transporte, la energía, los hogares, la industria y la agricultura. Hasta ahora, el límite considerado seguro para el PM de 2,5 micras era de una media anual de 10 microgramos por m3, pero a partir de las nuevas directrices bajó a 5. En el caso del PM de 10 micras, pasó de 20 a 15 microgramos por m3.
Estas partículas, explican desde la OMS, son capaces de penetrar profundamente en los pulmones y son carcinógenas. Las de 2,5 micras pueden incluso entrar en el torrente sanguíneo, lo que afecta al sistema cardiovascular y respiratorio, así como a otros órganos.
La Ciudad de Buenos Aires no cuenta con el instrumental para medir el PM de 2,5 micras. Sí registra el PM de 10: el promedio anual de ese contaminante es de 20 microgramos por m3, muy cerca del nivel guía establecido por la OMS.
En el caso del monóxido de Carbono (CO), el valor guía de la OMS es de 3,6 ppm y el promedio de lo que miden las tres estaciones porteñas es de 1,5 ppm.
“Actualmente, y analizando los datos registrados en las estaciones de monitoreo atmosférico de la Ciudad, podemos concluir que estamos en condiciones de cumplir los niveles recomendados para algunos contaminantes como el Monóxido de Carbono y el Dióxido de Azufre; y que deberemos repensar estrategias para la reducción de otros como el Material Particulado y el Dióxido de Nitrógeno, para los cuales nos hallamos en las etapas intermedias propuestas por la OMS en el reciente documento”, informó la APRA.
El impacto en la salud
De acuerdo a la OMS, la exposición a la contaminación del aire causa 7 millones de muertes prematuras por año. Los efectos en la salud de los niños incluye una reducción del crecimiento y la función de los pulmones, infecciones respiratorias y agravamiento del asma.
En los adultos, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares son las causas más comunes de muerte prematura atribuible a la contaminación atmosférica. Pero además, advierten, aparecieron pruebas de que esta también podría producir diabetes y enfermedades neurodegenerativas. Para la OMS, la mala calidad del aire enferma tanto como el tabaquismo o una dieta malsana.
“La contaminación del aire es una amenaza para la salud en todos los países, pero afecta más a los habitantes de los países de ingresos bajos y medios”, dijo el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. Y explicó que las nuevas directrices “son un instrumento práctico y basado en la evidencia para mejorar la calidad del aire, de la que depende toda la vida”.
La estrategia porteña para reducir contaminantes
En 2019, el Gobierno firmó ante el grupo C40 la declaración de Aire Limpio, comprometiéndose a trabajar para bajar la contaminación y a avanzar hacia el cumplimiento de las directrices de la OMS.
Además, lanzó su Plan de Acción Climática (PAC) con el objetivo de reducir la emisión de gases de efecto invernadero de la Ciudad en un 53% para el año 2030 y en un 84% para 2050.
También está la resolución 68-APrA-2021, que modifica los límites admisibles para contaminantes criterio y plantea un plan de cinco etapas para reducirlos.
Desde la Secretaría de Ambiente porteña anticipan que para poder realizar un mejor diagnóstico de la situación y hacer el seguimiento de los objetivos de reducción de la contaminación, se ampliará y mejorará la red de estaciones de monitoreo. Entre este año y 2023 se renovará, adecuará y comprará instrumental para poder medir todos los contaminantes criterio en las tres. También se prevé sumar más puntos de análisis de la calidad del aire.
La otra pata del plan, dicen en Ambiente, es conformar un grupo de trabajo con expertos para implementar acciones coordinadas entre las distintas áreas del Gobierno porteño para reducir las emisiones de las principales fuentes de contaminación del aire, evaluar el impacto de esas emisiones en la salud y establecer los plazos de implementación de las últimas etapas de la resolución de la APRA.
Algunas de las medidas que ya se vienen tomando para bajar la contaminación del aire son la plantación de más árboles, el impulso al uso de la bicicleta, el ordenamiento del tránsito con el Metrobus, la realización de pruebas piloto de vehículos eléctricos y la adopción de luminarias LED en el alumbrado público.
FUENTE: Nora Sánchez – www.clarin.com