En la Ciudad de Buenos Aires, el ruido forma parte del paisaje cotidiano. Bocinas, colectivos, motocicletas, obras y recitales construyen una banda sonora que no se detiene, ni siquiera de noche. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que los niveles superiores a 65 decibeles (dB) son perjudiciales para la salud física y mental, ampliamente superados por la capital argentina, lo que la convierte en la ciudad más ruidosa de América Latina.
Pero los efectos no se limitan al oído: también se asocian a trastornos del sueño, estrés, hipertensión, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, pérdida auditiva irreversible. Incluso la fauna urbana se ve afectada: las aves suelen abandonar las zonas ruidosas en busca de ambientes más tranquilos.
Zonas calientes
La capital argentina encabeza el ranking de ciudades más ruidosas de América Latina. En autopistas como la 25 de Mayo, Perito Moreno y Arturo Frondizi, los niveles superan los 80 decibeles, equiparables al ruido de una aspiradora industrial funcionando de manera continua. Las avenidas Rivadavia, Jujuy, San Juan, Callao y Corrientes también se ubican en el rango entre los 70 y los 80 dB, muy por encima de lo que establece la Ley 1540 de la Ciudad de Buenos Aires: 55 dB durante el día y 40 dB por la noche.
“En la Ciudad de Buenos Aires, el ruido preponderante es el producido por los vehículos. Éste contribuye al ruido total, y es éste el que influye en la salud humana”, explicó Alejandro Bidondo, coordinador de la carrera de Ingeniería de Sonido de la Universidad Tres de Febrero (UNTREF), a El Auditor.info.
Según detalla, la exposición prolongada a altos niveles de ruido puede provocar “pérdida auditiva, tinnitus, estrés, problemas cardiovasculares, trastornos del sueño y dificultades de concentración”. Incluso, remarcó que “el efecto adverso más importante en casos de exposición constante es la cortisolemia y adrenalinoemia crónica, que afecta múltiples sistemas del organismo”.
Si bien los niveles de ruido expuestos son elevados, consultado sobre las zonas más ruidosas, Bidondo advirtió que la cifra de 80 decibeles debe contextualizarse en función de la medición y que “es fundamental para dar certeza al guarismo”.
Políticas públicas y controles
La Ley 1540, sancionada en 2004 en la Ciudad de Buenos Aires, establece parámetros para prevenir y controlar la contaminación acústica. La norma obliga a que las actividades potencialmente ruidosas presenten un Informe de Evaluación de Impacto Acústico. Además, el Gobierno porteño elabora periódicamente el Mapa de Ruido en período diurno y nocturno, herramienta clave para monitorear el fenómeno.
Medidas de mitigación
El Gobierno porteño afirmó que viene implementando acciones para intentar reducir los impactos. Entre las medidas resaltan el asfalto fonoabsorbente en avenidas de alto tránsito, las pantallas acústicas en áreas ferroviarias y las campañas de concientización para limitar el uso de bocinas y promover el mantenimiento de vehículos.
Por su parte, a modo de soluciones parciales, Bidondo señaló que “hay zonas donde podría redireccionarse el tránsito pesado (como ser los colectivos) o colocar barreras de difracción”. Sin embargo, existen áreas donde no es posible implementar estrategias de mitigación del ruido. “Las grandes ciudades tienen estas particularidades: no siempre es posible atenuar el ruido urbano sin incurrir en costos para los actores privados de la sociedad”, remarcó el especialista.
Desafíos pendientes
Aunque la Ciudad cuenta con una normativa específica, Argentina carece de una ley nacional de control de ruido. Desde 2006 se presentaron proyectos -algunos incluso lograron media sanción-, pero ninguno prosperó. En la Provincia de Buenos Aires también se intentó avanzar con propuestas que incluían un observatorio de ruido y un mapa acústico, pero nunca llegaron a ser ley.
Más allá de que hay una normativa legal pendiente que se aplique a lo niveles de sonido en el país, Bidondo subrayó que “sería un gran complemento poder educar en estas temáticas a los niños y jóvenes en el colegio primario y secundario”.
FUENTE: elauditor.info