El clima de una región está determinado por los fenómenos meteorológicos que se producen en la atmósfera. Las variables más importantes son la temperatura, la humedad, la presión, el viento y las precipitaciones. En base a estos parámetros, un estudio buscó determinar cuál será el impacto que tendrá en los próximos 30 años el cambio climático en los 85 destinos turísticos mundiales más elegidos. Y mientras Bangkok será el lugar donde las emisiones de dióxido de carbono producirán las mayores catástrofes, Buenos Aires será uno de los sitios con menos consecuencias adversas del planeta.
El estudio, encargado por la plataforma de alquiler de viviendas Nestpick, fue realizado en base al aporte de expertos de todo el mundo y tomando como base diversos estudios previos. Se centró en tres áreas claves donde se podrá apreciar el rigor de estas variaciones: el aumento en el nivel del mar, el incremento en las temperaturas y la escasez potencial de agua.
El promedio de estas tres variables determina la posición que cada localidad ocupa en el ranking. Así, el rango 1 indica la ciudad que enfrentará los cambios más radicales y en el 85 la que tendrá menores posibilidades de ser afectada. Para cuantificarlos, se utilizó la escala del cien.
En la tabla general, Buenos Aires, con un promedio de 6.35 ocupa el puesto 67. La mayor amenaza es la posibilidad de una suba el nivel del mar, algo que la ubica en el 37 para ese ítem puntual. Ya fuera de todo riesgo, en el ascenso de temperatura está 82 y en cuanto al estrés hídrico o falta de agua, en el 83.
La metrópoli más perjudicada será Bangkok, en Tailandia, ya que podría experimentar el mayor riesgo de inundaciones por el aumento del nivel del mar y un incremento de la temperatura de 1,67°C. Mientras que Nairobi, en Kenia, podría pasar de una temperatura húmeda y cálida en verano a un clima de sabana tropical, con un aumento de temperatura de 2,31°C.
En la actualidad, Australia atraviesa una ola de calor extremo que ha provocado miles de incendios. Hay más de treinta muertos y unas 1.600 viviendas destruidas. Para 2040, la ciudad de Melbourne podría sufrir el mayor aumento de estrés hídrico, donde la demanda será el doble de la oferta.
En tanto Barcelona (59) y Madrid (64) figuran en el índice, y se prevé que ambas ciudades registren en los próximos 10 años, un aumento de temperatura de más de 2°C. Además, la Ciudad Condal puede tener el segundo mayor nivel de estrés hídrico en términos de demanda.
Mientras que las ciudades norteamericanas de Cincinnati, Baltimore, Filadelfia y Chicago, tendrán un ascenso promedio de 3°C en sus termómetros. En tanto Santiago de Chile será una de las que más padecerá la falta de agua.
Uno de los desafíos que se propuso Nestpick fue que los resultados fueran comprendidos sin dificultad. Fue así que se consultaron varias metodologías existentes, junto con la opinión de diversos expertos, para construir el marco de la investigación. Estos incluyen a Jean-Francois Bastin, un ecologista de la Universidad de Gante, el sistema de clasificación climática Koppen-Geiger y los datos del Instituto de Recursos Mundiales sobre escasez de agua.
Debido a la acción del hombre, a sus sistemas de producción y de consumo de energía a partir de la Revolución Industrial, la concentración de esos gases en la atmósfera está creciendo de forma constante. Así, a mayor concentración, más calor queda atrapado dentro de la atmósfera terrestre.
Los principales gases de efecto invernadero (GEI) son el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono. Sin embargo, estos gases contribuyen a que la Tierra tenga una temperatura tolerable para el desarrollo de la vida.
Se ha estimado que si las emisiones de GEI continúan al ritmo actual, la temperatura de la superficie terrestre podría exceder los valores históricos en 2047, con efectos potencialmente dañinos en los ecosistemas, la biodiversidad y peligraría la subsistencia de las personas en el planeta.
Uno de los grandes desequilibrios atmosféricos se produce por el acelerado derretimiento de los glaciares, que ocupan el 10% de la superficie terrestre. Al menos 24% del hielo de estos bloques de la Antártida occidental está afectado por el calentamiento de las aguas oceánicas, señala un estudio que usó 25 años de datos satelitales de la Agencia Espacial Europea (ESA).
El glaciar Pine Island y su vecino, Thwaites, son la entrada a una reserva enorme de agua congelada que, de derramarse en el mar, aumentaría su nivel en 1,2 metros. Esta entrada está destruyéndose a pasos agigantados. Este fin de semana, los satélites Sentinel de la ESA detectaron una ruptura en la plataforma de hielo flotante del glaciar Pine Island.
El hecho coincide con el reciente anuncio de la Organización Meteorológica Mundial de que una base de investigación ha registrado una temperatura de 18,3 grados en la Antártida, la mayor en el continente desde que se realizan mediciones, según informa Reuters.
Informe completo: https://www.nestpick.com/es/2050-climate-change-city-index/
FUENTE: Marcelo Bellucci – www.clarin.com