La Ciudad de Buenos Aires tiene 16 mil edificios catalogados con distintos tipos de protección. Esta cifra podría elevarse a 21 mil una vez que el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales del Gobierno de la Ciudad (CAAP) termine su estudio sobre nuevos casos. Si se alcanzara ese volumen total, Buenos Aires se convertiría en una de las capitales con mayor cantidad de inmuebles protegidos.
Según datos recogidos en un informe de la firma Brody Friedman, Londres cuenta con 19 mil edificios catalogados y 156 Monumentos históricos, Nueva York tiene 134 distritos históricos y más de 32 mil propiedades protegidas, Madrid 12.700, y Barcelona, 3 mil inmuebles incluidos en su Catálogo del Patrimonio Histórico, y 10 planes especiales, uno para cada distrito, de protección del patrimonio arquitectónico.
Para el arquitecto José Ignacio Barassi, representante de la Sociedad Central de Arquitectos ante el CAAP, este tipo de cuentas es como sumar peras con manzanas. “Los tipos de protección son distintas en cada ciudad y no se tienen en cuenta las protecciones de áreas características o barrios enteros que en Europa es muy común. Además, los códigos de edificación pueden ser más o menos restrictivos con lo que el criterio de preservación cambia”, señala. Pero el especialista no deja de reconocer que Buenos Aires tiene un alto grado de protección de edificios con valor patrimonial.
La mayor parte de las propiedades catalogadas de Buenos Aires se encuentran en Monserrat, San Nicolás, San Telmo, Palermo Chico y Barrio Parque. Y los estilos más preservados son Beaux Arts o Academicismo francés, el Art Nouveau, el Liberty italiano y el Modernismo Catalán.
La protección de edificios patrimoniales siempre ha sido una reacción a la presión inmobiliaria, como ocurrió en Manhattan a mediados de los 60. Un capítulo de la serie Mad Men muestra el momento en que los desarrolladores del Madison Square Garden piden ayuda al publicista Donald Draper para enfrentar la resistencia pública a derribar la antigua Pennsylvania Station, un símbolo del art déco de la ciudad. Draper, por supuesto, les da una receta infalible y la historia real es que a pesar de las críticas, la antigua estación se perdió para siempre. Dos años más tarde, debido a la todavía notable indignación pública, se creó un comité para proteger y conservar los edificios y barrios emblemáticos de Nueva York.
Pero esta historia de película (o serie) parece estar cambiando. El informe elaborado por la desarrolladora Brody Friedman concluye que es más negocio intervenir un inmueble protegido que construir una nuevo. Los inversores aseguran que el metro cuadrado en un proyecto inmobiliario desarrollado a partir de un edificio catalogado se puede vender, en promedio, a un 24% más que en propiedades construidas desde cero.
En BrodyFriedman afirman que esta tendencia está ampliamente difundida en ciudades de Europa y Estados Unidos pero que recién comienza en nuestro país. Los desarrolladores están llevando a cabo inversiones similares en Palacio Cabrera de Palermo y Casa Campos de Las Cañitas.
El arquitecto Barassi afirma que “tanto por el proyecto como la riqueza histórica y arquitectónica de un edificio protegido suelen contar con un plus en su valor de mercado que ronda entre un 10 y 20%. Sebastián Friedman coincide y agrega que “la razón de esta diferencia es simple, su escasez. Si bien en los últimos años han crecido este tipo de desarrollos aún son escasos en relación a un público que los valora y demanda, y que va en aumento”.
Intervenir un edificio catalogado es posible porque las normas no lo convierten en intocable. De hecho, existen tres tipos de protección según las características del edificio, su condición de hitos urbanos o bien, su importancia histórica. La protección integral preserva todo el edificio, la estructural, solo el exterior y permite modificaciones que no alteren su volumen. Y por último, la Protección Cautelar defiende la imagen característica de un área para evitar que algo la modifique.
La catalogación de un edificios se realiza en caso de que se considere que tiene valores patrimoniales, previa consulta a la Dirección General de Interpretación Urbanística y mediante una Ley de la Legislatura porteña. Además de inmuebles catalogados existen Áreas de Preservación Histórica que están incluidas en el Código de Planeamiento Urbano.
Según el estudio de la desarrolladora BrodyFriedman, las zonas donde se encuentra la mayor concentración de proyectos inmobiliarios basados en edificios protegidos son Retiro, Recoleta, Palermo, y Belgrano. En la actualidad, hay más de 30 proyectos de este tipo en Buenos Aires, el doble que el año pasado.
FUENTE: www.clarin.com – Miguel Jurado