Tal vez a nadie le importe que el turismo puede llegar a destruir las ciudades que tanto aman los turistas; o que la población mundial está aumentando a una velocidad a la que jamás lo hizo en la historia y que las ciudades crecen sin control. Tal vez muchos piensan que, como están las cosas, es casi imposible solucionar la necesidad de vivienda de la gente. Pensarán: ¿Para qué preocuparse? ¿Y para qué preguntarse qué puede hacer la arquitectura?
Por suerte, no todo el mundo piensa igual, y a pesar de que tenemos muchas preguntas difíciles y pocas respuestas fáciles, cientos de estudiantes, arquitectos, urbanistas y planificadores ya se anotaron en la XVII Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires que se realizará, a partir del martes 15 de octubre, en la Usina del Arte. Al punto que, a dos semanas del comienzo, las entradas están casi agotadas.
Los que no se quedan de brazos cruzados y buscan ideas nuevas, esperan escuchar durante cuatro días de conferencias algo alentador de boca de los más de 30 disertantes llegados de casi 20 países con sus experiencias y recetas.
El colombiano Mauricio Cárdenas LaVerde, por caso, desarrolló piezas de aluminio que se combinan con cañas de bambú para construir edificios ultra resistente y muy ecológicos. El bambú es liviano, flexible, barato, aislante térmico y acústico. Además, es una caña que crece rápido y consume tres veces más dióxido de carbono de la atmósfera que otras plantas. El bambú está visto como una solución a dos puntas, consumir gases de efecto invernadero y proveer un tipo de construcción que no los produzca.
En ese camino, cuatro invitados de los Países Nórdicos (Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia) aportarán su experiencia en climas extremos, lo que puede generar nuevos criterios de sustentabilidad.
Claro que, hoy por hoy, esa región europea concentra la mejor arquitectura del planeta. Estará la especialista en paisaje Yenny Osuldsulsen, del famoso y multipremiado estudio noruego Snøhetta, autor de la Biblioteca de Alejandría, la Ópera de Oslo y Memorial del 9/11 en el Ground Zero de Manhattan. También estarán los finlandeses de Avanto, la sueca Eva Johansson de Tham-Videgård y Astrid Rojas, de la oficina danesa Vandkunsten Architects.
Es cierto, el medio ambiente es el gran tema de la arquitectura actual, sin ir más lejos, el italiano Mario Cucinella, otro de los invitados de la Bienal, mostrará sus logros en la búsqueda del equilibrio entre arquitectura y clima, logrado a través de lo que él llama “diseño pasivo”, una forma de poner atención en cosas básicas como la forma, la orientación y la carcaza de los edificios. En los últimos 20 años, los proyectos “pasivos” de Cucinella han logrado consumir menos energía que un edificio estándar sin grandes gastos en tecnología, con solo manejar temas como ventilación, aislación y la ganancia térmica del sol.
Pero no todo lo que le importa al italiano es la sustentabilidad, sus proyectos buscan funcionar como una especie de “acupuntura urbana”, una pulsión de energía que logre revitalizar un área “enferma” de la ciudad. Esta idea guía la investigación y el trabajo de Cucinella en un tema que es obsesión de los arquitectos, aún los más exitosos: la vivienda social y su entorno urbano.
Justamente, la muestra “Vivienda ¿Qué viene?” que organiza el BID durante la Bienal, utiliza todo lo que aprendido en vivienda social para imaginar nuevas soluciones pensando en el futuro. La muestra compara las brechas de acceso a servicios urbanos en 42 ciudades de 21 países de América Latina y el Caribe. Esta investigación propone cómo crear viviendas que sean un motor de inclusión, accesible, resiliente y al alcance de para todos. Cómo si fuera poco, la muestra propone un glosario de buenas prácticas para la producción de viviendas “más asequibles, sostenibles y culturalmente significativas”.
Sin embargo, más allá de las buenas intenciones, Guillermo Vázquez Consuegra, otro de los oradores que estarán en 15 días en la Bienal, denuncia que la vivienda social es un tema que, en los últimos años, los arquitectos dejaron caer en el olvido. “Las viviendas públicas fueron el caballo de batalla del Movimiento Moderno”, dice y pide por un regreso a las fuentes.
Vivienda social y el medioambiente son los grandes temas, pero la arquitectura también se debate en saber si se pueden fabricar casas como autos, si la está preparada para dar lugar a nuevas formas de habitar que superen las limitaciones actuales y si podrá hacer algo para que las ciudades sean mejores lugares para vivir.
FUENTE: Miguel Jurado – www.clarin.com