Los vecinos de Balvanera se preparan para dar una nueva lucha en su barrio. Después de haber evitado que, en una de las comunas con menor espacio verde por habitante, una manzana entera se transformara en un estadio para 18 mil personas; y después de lograr que esa misma manzana hoy sea una plaza, van un paso más allá. Y otra vez con el objetivo de hacerse escuchar en la Legislatura.
Quieren que dentro del polígono delimitado por las avenidas Belgrano, Jujuy y Rivadavia, y la calle Sánchez de Loria (son 22 manzanas), se promueva la creación de un Distrito Cultural, Educativo y Deportivo. Aspiran a que estas actividades le ganen territorialidad a la inseguridad.
El proyecto busca que se instalen comercios y todo tipo de actividades vinculadas. Desde librerías hasta escuelas de oficios, talleres de arte, gimnasios, centros culturales y museos, academias, empresas de turismo, ateliers, galerías de arte y disquerías.
En la Ciudad hay otros cinco distritos: Tecnológico, de Diseño, Audiovisual y de las Artes, del Deporte y del Vino. Son impulsados por el Ministerio de Desarrollo Económico y Producción. Y las empresas o instituciones acceden a diferentes beneficios impositivos. Lo que los vecinos también impulsan con este proyecto; por ejemplo, exención de los impuestos de Ingresos Brutos, del impuesto inmobiliario y de sellos, entre otros.
En principio, el proyecto ya se encuentra en manos de Emmanuel Ferrario, de Vamos Juntos, y actual vicepresidente primero de la Legislatura. De hecho, la semana pasada el legislador estuvo por la Comuna 3 (Balvanera y San Cristóbal), recorriendo la zona y charlando con los vecinos; esto ha generado mucha expectativa.
Sin embargo, consultado por Clarín, Ferrario fue muy cauto y no opinó puntualmente sobre la propuesta del distrito. “Nos reunimos con vecinos de la Comuna para trabajar juntos a ellos las propuestas y proyectos. Todos serán analizados. Tenemos que seguir trabajando junto a los vecinos en el desarrollo de la identidad y el potencial de cada zona, esto permite generar oportunidades para los porteños y hacer que la Ciudad crezca cada vez más”, expresó.
La propuesta vecinal tiene un objetivo central, quitarle espacio a la inseguridad. Estas manzanas son un desprendimiento de la estación Once; en muchos sitios los vecinos y vecinas se han cansado de denunciar venta de drogas, lo que impacta directamente en la vida cotidiana y la dinámica barrial. Y también, en la actividad económica. Cada vez hay más y más locales con persianas bajas. Como cuenta Alberto Aguilera, un vecino que también impulsó desde Manzana 66 la creación de la plaza pública, “hay locales que están cerrados hace más de 10, 20 años. Lo que genera además un deterioro en sí mismo. Las fachadas se vienen abajo, están despintadas y descascaradas. Hay vecinos que no pueden hacer frente a lo que implican estos gastos de mantenimiento”, contó.
A favor, se sienten escuchados por las autoridades. En los últimos tiempos han logrado que se realicen obras puntuales, como por ejemplo el mejoramiento en las veredas o la colocación de luminarias. “Recientemente cambiaron a las autoridades policiales, pero logramos que se mantenga la cantidad de agentes en las calles. Nos preocupa este tema así que no le perdemos pisada y hemos logrado reunirnos con los comisarios. Pero la realidad del barrio no es nueva, es tan vieja que se inició con Suárez Lastra, a quien le mandamos una carta haciéndole saber los problemas que teníamos”, recordó Aguilera. Facundo Suárez Lastra fue intendente de la Ciudad entre enero de 1987 y julio de 1989.
Voceros de la Policía de la Ciudad informaron a Clarín las características territoriales de la comuna: “Es la más densamente poblada, con 30 mil hab/km2, más del doble que en el resto de la Ciudad (14 mil hab/km2). Y posee uno de los mayores niveles de robos y hurtos, según se identifica en el Mapa del Delito. Hubo 363 casos cada 10 mil habitantes en 2021 (en 2019 habían sido 557 cada 10 mil hab). Del millón de desplazamientos que se generan por llamados al 911 (se atienden 2 millones de llamadas), 4.946 responden a esta comuna (desplazamientos por cada 100.000 hab). Junto a las comunas 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Montserrat y Constitución) y 14 (Palermo), son las que mayores demandas generan”, detallaron. En relación al narcomenudeo, la policía porteña trabaja junto al Ministerio Público Fiscal de la Ciudad.
Quique tiene 82 años y vive sobre la calle Urquiza. Tiene rejas hasta en la puerta de ingreso a su vivienda. Cuenta que desde febrero de 2017 participa de las reuniones vecinales con autoridades policiales. “Nunca vimos a un fiscal en estas reuniones”, contó. Muchas veces se quedó con la sensación de que las cosas pasan porque hay complicidad de muchos actores. “Llevamos años reclamando por una policía más preventiva, no una policía represiva”, pidió.
Pese a las dificultades que atraviesan, la lucha está en pie. “Este proyecto nace con un gran potencial, porque los vecinos saben cómo moverse, como dialogar con las autoridades, tienen una conducta participativa muy importante. Y el mejor ejemplo es la plaza que lograron, por mérito propio. Acá la problemática es compleja porque influye una zona de enorme movimiento como es Once, de donde se desprenden actividades como el narcomenudeo y la prostitución. A esto se suma el deterioro en relación a locales vacíos y terrenos baldíos -describió Silvia Collin, presidenta de la Comuna-. Estamos hablando con organizaciones sociales, vecinales y con políticos de diferentes espacios, también del tercer sector. Tenemos la oportunidad de tratar este proyecto como un leading case. Que sirva de ejemplo para transformar los barrios y que esas transformaciones respondan a las necesidades de los vecinos. Este barrio no puede ser visto como una zona de paso. Al contrario, hay muchos vecinos dispuestos a trabajar para mejorar sus entornos”.
Entre muchos otros, uno de los objetivos es darle notoriedad al teatro Luisa Vehil y recuperarlo para que esto motorice un movimiento de vecinos y vecinas de otros barrios. Saben que el camino en la Legislatura recién comienza.
FUENTE: Silvia Gómez – www.clarin.com