El circuito teatral de la avenida Corrientes es una marca registrada porteña que se asemeja al Broadway neoyorquino, distrito en el que, curiosamente, la mayor parte de las salas está en las calles adyacentes a esa célebre avenida. O podríamos decir que Broadway se asemeja a la calle Corrientes, ya que ambas crecieron y se desarrollaron en la misma época. La diferencia es que en Manhattan persiste la mayor parte de sus teatros históricos. En Buenos Aires, no.
En 1920, el circuito teatral de Buenos Aires estaba formado por cerca de 40 salas. Salir al teatro era casi tan habitual como ir al cine. Pero cuando Corrientes se convirtió en avenida, en 1936, entre el centenar de edificios demolidos hubo muchos templos del entretenimiento. Hoy, la avenida que intenta no dormir gracias a sus teatros y librerías y sus calles circundantes cuentan con un poco más de la mitad que entonces: catorce teatros comerciales, a los que se suman tres oficiales (uno de ellos, el Presidente Alvear, está cerrado desde mayo de 2014) y otros ocho en las cercanías, como el Liceo, La Comedia, el Regina, el Coliseo, el Teatro del Globo, el Avenida, el SHA y el Caras y Caretas.
Teatros que alguna vez fueron emblemas de la calle Corrientes y que hoy ya no están, como el Odeón, el Argentino y el Politeama, podrían sumar sus marquesinas y su arte al circuito comercial porteño en dos o tres años. Cada uno se encuentra en una situación edilicia distinta: sin fecha estimada de apertura, avanzan sin embargo en su construcción.
La ley 14.800, de 1959, indica que cuando se demuele un teatro, el propietario tiene la obligación de construir otro de características semejantes en su lugar. El enorme valor comercial de los terrenos, que por su ubicación céntrica y su gran tamaño son requeridos para edificar oficinas, torna problemático su cumplimiento efectivo.
El viejo Teatro Odeón, emplazado en 1892 sobre las ruinas del demolido Teatro Edén, en Esmeralda 367, fue uno de los más bellos templos teatrales de Buenos Aires. Su construcción fue iniciativa del empresario cervecero alemán Emilio Bieckert. En su subsuelo, en el Bar Royal Keller, se reunía, entre 1925 y 1926, el grupo Martín Fierro, por el que pasaron Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo, Macedonio Fernández, Leopoldo Marechal, Xul Solar y Emilio Pettoruti, entre muchos otros. Por su escenario actuaron las más importantes figuras de la escena nacional, además de Carlos Gardel, Ástor Piazzolla, Margarita Xirgu, Lola Membrives, Luigi Pirandello, Vittorio Gassman y hasta Pescado Rabioso, la banda liderada por Luis Alberto Spinetta.
En 1985 fue declarado inmueble protegido por su interés cultural y arquitectónico, según la citada ley 14.800 que, además, declara de interés nacional la actividad teatral. Sin embargo, esa protección fue revocada durante la intendencia de Carlos Grosso y, en 1991, el edificio fue demolido, empleándose el espacio para la construcción de una playa de estacionamiento.
Hoy, en ese lugar, pero sobre Corrientes 780, está a punto de concluir la construcción de la Torre Odeón, un edificio de 36 pisos. En los primeros cinco funcionará el teatro. “En la Torre Odeón se planificaron dos salas de calidad equivalente a la que tenía el Odeón, y una cantidad similar de espectadores”, detalló María Dujovne, arquitecta que participó en el proyecto de la obra, del estudio Dujovne & Hirsch. “Se realizaron estudios específicos para que las butacas tuvieran la pendiente adecuada con el objetivo de que la visual del escenario sea óptima. Las salas van a estar acondicionadas con la acústica y la climatización correspondientes”, explicó la arquitecta, que aclaró que “la dirección de la obra está a cargo de otras empresas”.
Sebastián Papadopulos, jefe de obra del edificio de la constructora Arupac, suma detalles: “La perspectiva de entrega de las oficinas es para marzo de 2019, a diferencia del teatro, donde tenemos planificado terminar el hormigonado, aunque no se sabe todavía quién lo va a hacer ni tenemos una directiva para avanzar con las instalaciones y terminaciones”. Es decir, se sabe que ahí debería haber un teatro, pero no hay aún nadie que tenga la responsabilidad de continuar la obra del Odeón.
Desde que se demolió en 1958, el Politeama, en Corrientes 1490, está cerrado. Francisco Loetscher, arquitecto a cargo de la dirección de la obra de la constructora SD, describió las particularidades de la situación: “El teatro va a estar en la intersección, al fondo de dos edificios de oficinas que están conectados. El primero, sobre Paraná, está terminado, y ahora estamos construyendo el otro, sobre Corrientes”. Además especificó que todavía no se sabe qué empresa será contratada para hacer el teatro. “No hay información exacta sobre la fecha de inicio de la obra -informó Loetscher-, pero para terminar la estructura de las oficinas faltan al menos dos años, por lo que difícilmente pueda haber un teatro en menos de cuatro”. Juan José Campanella está trabajando para que allí se construya. “Noté que falta una sala mediana, de alrededor de 700 butacas. Y decidí construir una: el Politeama. Empecé de cero. Es un proyecto a dos años”, dijo a LA NACION.
FUENTE: lanacion.com.ar