La acalorada discusión que surgió tras el intento del futbolista Ángel Di María de lograr una excepción al Código Urbano puso de relieve la necesidad de rever el marco normativo que regula las construcciones en Rosario. En particular, existe un amplio consenso en dar marcha atrás con un apartado que exige determinados tamaños de lote para habilitar la ejecución de edificios en algunos corredores perimetrales.
“En términos generales no funcionó mucho”, reconoció en diálogo con Mirador Provincial el secretario de Planeamiento de la Municipalidad, Pablo Ábalos, quien no se puso colorado al admitir cuál fue el resultado de obligar a los desarrolladores a juntar varios terrenos para habilitar construcciones en altura.
Según el marco legal que se votó en 2013, en avenidas como Alberdi o Rondeau para levantar una torre de 36 metros se requiere dejar un deslinde de 5 metros a cada costado, lo que en la práctica obliga a hacerlo sobre más de un inmueble. En el caso del ex Rosario Central, el lote en cuestión tenía 10,70 metros de ancho. Las cuentas no cierran.
Frente a esto -y también en una coyuntura donde la actividad económica necesita un empujón-, algunos concejales comenzaron a plantear una flexibilización de las ordenanzas. “Hay que revisar la normativa y aplicarle a estos corredores los mismos cambios que se dieron para bulevar Avellaneda”, pidió el edil de Cambiemos, Agapito Blanco, que integra la comisión de Planeamiento, cuya presidenta es la peronista Fernanda Gigliani, quien no adelantó trabas al tema: “Si dicen que la norma no sirve, revisémosla, pero lo que corresponde es que venga un mensaje de la Intendencia”, afirmó.
Desde el Ejecutivo, Ábalos coincidió con el diagnóstico, pero pronosticó que cualquier modificación debe ser estudiada pormenorizadamente. “Amerita un estudio de mayor cuidado, lo que no significa que haya una revisión”, dijo, para igual aclarar que el fracaso de la exigencia de lotes grandes se debe no solo al cepo normativo sino también al contexto fuertemente recesivo que vive el país.
Vamos por todo
La variable económica también fue nombrada por el referente de la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV), Marcelo Passardi, quien consultado por este medio indicó que “Argentina cambió mucho desde que se sancionó el Código Urbano y hoy es necesario flexibilizar para que ayudemos a generar trabajo”.
Algo de razón hay en sus palabras. Los primeros cambios al marco legal se aprobaron en 2008, cuando Rosario atravesaba el denominado boom de la construcción y para los arquitectos era difícil retener un albañil porque le llovían ofertas laborales. En su último boletín, la Municipalidad informó una contracción del 7% en el sector de la construcción.
Según la información oficial que ofrece el sitio web RosarioDatos, en el 2008 se permisaron 368 edificios nuevos. El año pasado, en tanto, la cifra cayó a 184. “Estamos en una época donde es necesario una revisión de todo el código. Hay zonas que hay que revisarlas completas, como por ejemplo Pichincha, donde se congeló toda construcción prácticamente”, exigió Passardi.
Consultado sobre este reclamo, el secretario de Planeamiento lo calificó como un “delirio”, porque se trata de una norma relativamente nueva: “Sí creo que como todo puede haber revisiones puntuales, para algunos corredores, como los que se habló anteriormente”, acotó Ábalos.
Vuelta de tuerca
El Concejo desestimó la semana pasada el trámite impulsado por el estudio ESH Arquitectos que buscaba rehabilitar el permiso caduco que pertenecía a la familia Di María. Sin embargo, según pudo averiguar Mirador Provincial, ahora los concejales están buscando una salida para que la iniciativa finalmente prospere.
Lo que podría aparecer en las próximas semanas es una nueva excepción a la norma, que si bien no implicaría restablecer el permiso vencido, en lo concreto tendría el mismo resultado. La propuesta llegaría a la comisión de Planeamiento, donde hay consenso para que se apruebe y luego sea aprobado en el recinto.
Según el marco legal que se votó en 2013, en avenidas como Alberdi o Rondeau para levantar una torre de 36 metros se requiere dejar un deslinde de 5 metros a cada costado, lo que en la práctica obliga a hacerlo sobre más de un inmueble.
FUENTE: Juan Chiummiento – www.miradorprovincial.com