La tunelera “Elisa” llegó al fin de su viaje. A lo largo de casi seis kilómetros desde Costanera Norte, luego por debajo de la calle La Pampa hasta Victorica, en Parque Chas, la moderna maquinaria terminó la construcción del tramo del túnel más grande para el segundo emisario del arroyo Vega. Para finalizar la totalidad de la obra (de 8,4 kilómetros), resta completar el trayecto con una maquinaria de otra tecnología a la que le faltan poco más de 100 metros. Desde el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño dijeron que el nuevo sistema de drenaje subterráneo, que duplicará la actual capacidad del cauce, estará operativo en septiembre próximo.
El diario de viaje de “Elisa” – bautizada así por votación de los vecinos en honor a Elisa Beatriz Bachofen, la primera mujer graduada en Ingeniería en la Argentina y en toda América Latina- tuvo su puntapié inicial a comienzos del año pasado en el denominado pozo de descarga, construido a la vera del Río de la Plata, cerca del aeroparque Jorge Newbery. Desde allí, la tunelera, de 120 metros de largo, comenzó a excavar miles de metros cúbicos de tierra. Fueron 18 meses de travesía bajo la ciudad.
A medida que avanzaba, la máquina de origen alemán ( Tunnel Boring Machine) formaba un túnel de 5,3 metros de diámetro a 20 metros bajo tierra. A cada paso lento, pero firme, se colocaban las paredes de la galería. Seis dovelas de hormigón de 25 centímetros de espesor formaron cada uno de los 3924 anillos que le dieron forma a ese tramo del conducto subterráneo. Al mismo tiempo, y a través de unos vagones especiales que corrían por vías, se retiraba la tierra del lugar. Pero “Elisa” no estaba sola. Por turno, 16 personas trabajaban a su lado (entre ellas el operador) de lunes a sábados, las 24 horas.
La obra para el emisario se dividió en dos tramos de acuerdo a las características y necesidades del terreno. Mientras “Elisa” se ocupaba de la porción más extensa y ancha, otra máquina debía avanzar por debajo de la calle Nueva York hasta la calle Helguera, en el barrio de Agronomía. Este mes se terminará la construcción mediante el procedimiento Pipe Jacking (técnica que permite instalar tuberías sin realizar zanjeo) del túnel de 2,4 kilómetros. “Faltan unos 110 metros para finalizar”, dijo a LA NACION Eduardo Cohen, titular de la unidad del proyecto especial Plan Hidráulico de la ciudad.
Los trabajos incluyen la creación de cinco cámaras derivadoras. La más importante de ellas se encuentra en Elcano, cerca de Crámer, indicó Cohen. Explicó que están conformadas con un sistema especial que filtra la basura que llega desde los sumideros y la calle y la deriva al primer emisario del Vega (que desemboca detrás de Ciudad Universitaria). Próximamente, se licitará la obra complementaria para la construcción de 9,5 kilómetros de ramales secundarios que derivarán el agua hacia las cámaras.
Prueba e inauguración
En agosto están previstas las pruebas de llenado y vaciado del pozo, como así también el control de la estación de bombeo que estará dentro de la megaestructura. Una vez que en septiembre el emisario comience a operar, el agua descenderá por gravedad a través del túnel hasta caer en el pozo de 35 metros de diámetro interno y 25 de profundidad. El líquido se escurrirá hacia el río. El hoyo cuenta además con tres pórticos de salida -suman 12 metros de largo-, que se pueden manipular para la descarga de agua y posterior limpieza del pozo.
Se espera que esta megaobra pueda soportar hasta 81 milímetros de lluvia constante en dos horas. Hoy, la cuenca soporta 48 mm. Según los responsables del proyecto, se reducen las posibilidades de anegamiento, sobre todo en las comunas 11, 12, 13 y 15. “Hay que complementar con planes de prevención y de contingencia”, explicó el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte, Franco Moccia, a cargo de la obra. Desde el próximo año, se implementará un sistema de prevención de tormentas para el que se están instalando 34 sensores y un radar. Se confeccionarán modelos de acuerdo a la información recabada.
La inversión prevista para la totalidad de la obra es de 298 millones de dólares: el 68% es financiado por el Banco Mundial y el resto lo abona la ciudad de Buenos Aires. La constructora que ganó la licitación internacional, y que compitió con otros tres oferentes, fue la Unión Temporal de Empresas (UTE) entre Roggio, Cartellone y Supercemento.
FUENTE: Soledad Aznarez – www.lanacion.com.ar