Alemania, Bélgica y los Países Bajos suman más de 800 000 km de carreteras, de ‘entorno construido’, que podrían utilizarse para la producción de energía renovable. En un tramo de autopista en Holanda, una barrera acústica de 400 metros de largo, no solamente reduce el ruido, sino que, además, está equipada con paneles solares modulables que proporcionan energía ‘verde’ a más de 60 viviendas cercanas.
Este es el origen de ‘Rolling Solar’, un proyecto europeo que pretende desarrollar más infraestructuras viales con energía fotovoltaica, mejorándolas y abaratándolas. Además, en la barrera piloto de Rosmalen, en los Países Bajos, se experimenta con tres tipos diferentes de células solares.
Alemania, Bélgica y los Países Bajos suman más de 800 000 km de carreteras, de ‘entorno construido’, que podrían utilizarse para la producción de energía renovable. En un tramo de autopista en Holanda, una barrera acústica de 400 metros de largo, no solamente reduce el ruido, sino que, además, está equipada con paneles solares modulables que proporcionan energía ‘verde’ a más de 60 viviendas cercanas.
Este es el origen de ‘Rolling Solar’, un proyecto europeo que pretende desarrollar más infraestructuras viales con energía fotovoltaica, mejorándolas y abaratándolas. Además, en la barrera piloto de Rosmalen, en los Países Bajos, se experimenta con tres tipos diferentes de células solares.
“Probamos nuevos paneles. Nuestro principal objetivo es reducir los costes. Creemos que es un recurso muy útil para la transición energética, porque se aprovecha, por duplicado, el terreno y el espacio. Esas barreras acústicas son estructuras existentes que ahora aprovechamos para una función secundaria”, declara Stijn Verkuilen. Director de Innovación de Heijmans.
El coste total de este proyecto es de 5,7 millones de euros (5 721 741,75 euros). Alrededor de la mitad de esta cantidad ha sido aportada por la Política de Cohesión de la Unión Europea. En el proyecto participan unos veinte socios industriales y laboratorios de tres países distintos.
Uno de los objetivos del proyecto es desarrollar una colaboración transfronteriza sostenible y compartir competencias entre el sector industrial y el de la investigación. En este laboratorio de Eindhoven se desarrollan células fotovoltaicas finas y flexibles, de silicio y cadmio, en varios soportes. Quieren pasar de la ‘fabricación a medida’ a la producción en serie.
“Esto es lo que llamamos el ‘laboratorio de integración’. Aquí predesarrollamos el producto final con equipos más pequeños. Y luego, probamos si es resistente a todo tipo de factores ambientales, como la humedad o cualquier tipo de gas que, normalmente, se encuentra en la atmósfera. Así que, si tiene una vida útil correcta, y si todos lo ponemos a prueba, vamos a hacerlo en una escala superior”, afirma Peter Toonssen, jefe de Proyecto de Rolling Solar.
En Genk, Bélgica, se ha construido otra barrera acústica fotovoltaica en el campus de EnergyVille. Tres módulos, con diferentes células solares, están conectados a la red eléctrica. En el centro se mide la temperatura y la deformación mecánica, y ya se piensa en las cuestiones que se plantearán a medio plazo.
“Todavía hay algunos obstáculos. ¿A quién pertenece la energía que producimos? Si se coloca energía fotovoltaica cerca de la carretera, ¿quién se encargará del mantenimiento, en caso de que ocurra un accidente de tráfico, por ejemplo? Estudiaremos estos aspectos, y cómo abaratar esta energía, terminando con los aspectos legales y centrándonos en los modelos económicos de las empresas”, concluye Michaël Daenen, profesor de la Universidad de Hasselt.
FUENTE: Aurora Vélez – es.euronews.com