La filial para América Latina del Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo (IIED) recibió un reconocimiento internacional en el marco de la cumbre mundial del clima de la ONU (COP29) por sus iniciativas ante los fenómenos climáticos extremos que azotan al Barrio 20, de Villa Lugano, en la ciudad de Buenos Aires.
El IIED global fue fundado hace más de 50 años por Barbara Ward, una de las primeras personas en acuñar el término desarrollo sostenible, y está reconocido como organización internacional por el Comité de Asistencia para el Desarrollo de la OCDE. Actualemente, reúne a más de 140 personas, de diversos orígenes y países, para ofrecer investigación, análisis e impacto de alta calidad. Ese trabajo lo realizan junto a más de 350 socios en más de 60 países. Su objetivo es generar evidencia y desarrollar capacidades para impulsar cambios en políticas y prácticas. “Nuestro manifiesto establece un enfoque estratégico para abordar la triple crisis del cambio climático, la pérdida de naturaleza y la desigualdad”, sostienen.
El IIED América Latina ganó la categoría Soluciones de Adaptación Urbana, de los Premios Campeones de Adaptación Local 2024, que destacaron en total cuatro iniciativas de adaptación innovadoras que empoderan a las comunidades en la primera línea de la crisis climática. Los otros ganadores de la premiación organizada por el Centro Global de Adaptación (GCA) son iniciativas de Burkina Faso, Indonesia y Kirguistán.
El jurado estuvo integrado por Ban Ki-moon, presidente de la Junta del Centro Mundial de Adaptación y octavo secretario general de la ONU; Samia Suluhu Hassan , presidenta de Tanzania; Anne Beathe Tvinnereim, ministra de Desarrollo Internacional de Noruega; Anneliese Dodds, ministra de Desarrollo del Reino Unido, y Patrick Verkooijen, director ejecutivo del Centro Global de Adaptación.
COP29: un premio en coincidencia con una noticia conmocionante
El reconocimiento internacional para esta organización sin fines de lucro que trabaja en Argentina llegó al mismo tiempo que se conoció que el presidente de Javier Milei ordenó retirar a la misión argentina de la COP29. Esta decisión obedece a una posición contra las políticas de lucha contra el cambio climático, una postura similar a la de Donald Trump, el mandatario reelecto de Estados Undos.
Según revelaron fuentes presentes en la COP29 de Bakú, la decisión de Milei de retirar a los enviados argentinos causó estupor y “gran conmoción” en los dos grupos de negociaciones en los que participa la Argentina: el grupo sur con Brasil, Uruguay, Ecuador y Paraguay y el G77 más China.
Por qué ganaron el premio internacional
En el caso argentino, el Instituto fue ditinguido por su proyecto que utiliza soluciones basadas en la naturaleza para combatir los impactos del empeoramiento de las olas de calor en los residentes del Barrio 20 de Buenos Aires, anteriormente conocida como Villa 20. Este nuevo barrio de la zona sur de la Capital Federal fue incluido oficialmente al ordenamiento territorial porteño en 2022, y ahora pertenece a la Comuna 8.
Los expertos del IIED identificaron que por la falta de espacios verdes en el barrio, el uso generalizado de superficies impermeables y el acceso mínimo a infraestructura de refrigeración, el calor del verano es particularmente duro para los 30.000 vecinos del Barrio 20, ubicado a sólo 12 km del Obelisco.
Así, desde el Laboratorio Urbano del IIED se propusieron conectar a los residentes, organizaciones sociales y agencias gubernamentales, para ayudar en el diseño conjunto de intervenciones climáticas.
Luego de un arduo trabajo, se decidió realizar una campaña para plantar nuevos árboles y desarrollar áreas sombreadas, lo que han reducido la dureza del calor del verano. Por esas acciones, un 60% de los residentes reportaron una mejora significativa en la comodidad para vivir en su barrio.
“El Urban Lab es más que solo reuniones. Es un espacio donde los vecinos comparten sus experiencias, los funcionarios del gobierno escuchan y, juntos, descubrimos qué funciona para esta comunidad”, dijo la investigadora del IIED Florencia Almansi, que participa en el proyecto.
En qué consistió el “plan de sombras” para mejorar la calidad de vida de los vecinos
El plan integral al que tuvo acceso este periodista se bautizó de Revitalización de espacio público en Barrio 20 mediante Infraestructura Azul y Verde (IAV) y acción climática participativa e incluyó distintas fases de aplicación.
Las intervenciones a menor escala implicaron la ampliación en el Pasaje Teresa Rodríguez (del Barrio Papa Francisco) de la superficie absorbente, vallado de protección y pérgola, plantación de especies nativas. Además, se instalaron carteles y señalética y se aplicó riego.
En el Pasaje Eva Estela Carrizo, de la Manzana 19, se amplió de superficie absorbente, se colocaron soportes verticales y también se plantaron de plantas nativas como trepadoras, herbáceas, arbustivas y arbolado. Además, se realizaron soluciones de suelo permeable.
En el patio de la Escuela Primaria N° 11 Distrito Escolar 21 del barrio se agrandaron los canteros, se montaron pérgolas con trepadoras, herbáceas, arbustivas y se hicieron soluciones de accesibilidad y riego.
A gran escala, en la Plaza de las Risas se abrieron más canteros, se construyeron soluciones de suelo permeable y de un jardín de lluvia, además nuevas pérgolas y soportes verticales de contención, con las plantas nativas, fijación de suelo barrancas, gradas, riego y señalética.
Entre las especies de plantas para dar sombra y un ambiente más fresco se eligieron, según cada lugar, trepadoras como Jazmín de Córdoba, Tasi y Mburucuyá; arbustivas y herbáceas como Carqueja, Malvavisco, Sangre de toro, Salvia cubresuelos, Salvia guaranítica); para el bosquete urbano utilziaron Cocú, Anacahuita, Pata de vaca); en las gradas de la cancha de fútbol se colocaron ladrillos reciclados con un solado semiabsorbente; se aplicó un tratamiento anti-erosión con manto de fibra vegetal, arbustivas y hierbas; entre otras iniciativas.
Cuáles son los beneficios de estas medidas
Los beneficios de estas acciones por el clima tienen distintos planos. Por un lado, promueve la educación ambiental, fomenta la participación ciudadana, la economía local y el trabajo colaborativo. Pero fundamentalmente ayudan a la mitigación del cambio climático.
Reducen las emisiones de CO2, (30 toneladas capturas y 70 toneladas evitadas), reducen el efecto “isla de calor”; mejora la calidad del aire que circula; aumenta la biodiversidad en la zona; mejora la calidad del agua; disminuye los riesgos de inundaciones, y reveitalizan el espacio urbano, para que lo disfruten los vecinos.
Estas mejoras se vieron plasmadas en una de las encuestas de monitoreo y satisfacción a cargo de los especialistas, que revelaron altísimos índices de percepción de mejor calidad ambiental y confort general entre los residentes.
Los resultados revelados por IIED indican que sobre casi 600 participantes fueron muy superiores las respuestas sobre una mejora en la calidad de vida en los pasajes intervenidos con acciones contra el calor (las barras azules), frente a los espacios del barrio que todavía no fueron intervenidos con obras.
Según contaron los impulsores del proyecto premiado, el objetivo es aunar objetivos sociales y ambientales, sumando acción climática en un proceso de reurbanización en marcha en un barrio popular, en donde históricamente la dimensión ambiental no fue considerada en profundidad.
Las propuestas de implementación de Infraestructura Azul y Verde (IAV) surgieron en un Laboratorio Urbano participativo (LU-BA) organizado por el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo – América Latina (IIED-AL), con apoyo del Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (IVC). Los objetivos de las intervenciones, su localización y características materiales fueron consensuados y validados en el LU-BA.
Las obras fueron ejecutadas por cooperativas del barrio, brindando oportunidades a personas usualmente marginadas del mercado laboral, mejorando su calidad de vida y fortaleciendo el tejido social.
Además de los residentes del Barrio 20, participaron las organizaciones locales Mesa Activa para la Reurbanización Villa 20 (MAXU), el Equipo de Unidad Territorial (EUT), el Frente para la inclusión social (FIS), y el Frente Amplio Radical (FAR). También contribuyeron miebros del Archivo de la Memoria Popular Villa 20.
El equipo técnico de IIEDF estuvo integrado por arquitectos, urbanistas, paisajistas, geógrafos e ingenieros hidráulicos. Por el Gobierno de la Ciudad participaron funcionarios de la Agencia de Protección Ambiental (APrA), Gerencia de Cambio Climático; Gerencia Operativa de Generación de Datos Territoriales, Antropología Urbana y la Subsecretaría de Desarrollo Urbano.
Y el IVC aportó especialistas de la Coordinación del PIRU; Área Técnica; Relaciones Internacionales; Estrategia de Vivienda y Hábitat Sostenible.
Premios Campeones de Adaptación Local 2024
Los premios del Centro Global de Adaptación (GCA) recompensan los esfuerzos ejemplares liderados a nivel local para abordar los impactos del cambio climático y generar resiliencia efectiva. En total, según indicaron desde la entidad a Energy Report, se recibieron 870 candidaturas en cuatro categorías: seguridad alimentaria, seguridad hídrica, emprendimiento local y soluciones de adaptación urbana.
Los ganadores fueron seleccionados de una lista de 21 proyectos destacados. Representan las diversas actividades y el alcance geográfico de los esfuerzos dirigidos a nivel local para combatir los impactos del cambio climático , en un momento en que son más necesarios que nunca. Cada uno de los cuatro ganadores recibió 15.000 euros para invertir en actividades futuras y se beneficiará del patrocinio del Fondo de Adaptación.
“Estos premios son una oportunidad para celebrar las mejores y más brillantes medidas de adaptación locales lideradas por la comunidad en todo el mundo que abordan directamente los impactos del cambio climático. A medida que la crisis climática se intensifica, estas iniciativas inspiradoras pueden ser un modelo de cómo generar resiliencia desde las bases”, dijo elprofesor Patrick Verkooijen, del CGA.
Cuáles fueron los otros proyectos por el clima que ganaron el premio
Empresas arbóreas y huertos nutritivos
La organización benéfica con sede en el Reino Unido, Tree Aid, recibió el premio en la categoría de Seguridad Alimentaria por una iniciativa centrada en la comunidad en Burkina Faso con prácticas agrícolas sostenibles. La iniciativa de Tree Aid creó “empresas arbóreas en las aldeas”, pequeñas empresas centradas en la producción y comercialización de productos forestales no madereros.
El proyecto también ha creado “huertos nutritivos” (parcelas comunales donde los habitantes de las aldeas cultivan árboles como la moringa), que ofrecen una fuente estable de alimentos nutritivos para el consumo y la venta. Los árboles estabilizaron los suelos, mejorado la retención de agua y regulado las temperaturas locales, protegiendo contra los fenómenos meteorológicos extremos y las sequías agravados por el clima. Además, han aportado beneficios sociales, empoderando a las mujeres locales de estas comunidades.
Una solución sostenible a la escasez de agua
La Fundación Green Hope fue la ganadora en la categoría de Seguridad Hídrica por su iniciativa de brindar una solución sostenible a la escasez de agua en la nación insular del Pacífico de Kiribati, donde los suministros de agua dulce han disminuido en los últimos años debido a sequías agravadas por el clima.
Gracias a la instalación de parques de agua alimentados con energía solar, el proyecto piloto de Green Hope Foundation logró abastecer de agua potable de forma constante a 250 residentes de la aldea de Taborio, en el sur de Tarawa. Tras este éxito, se han establecido parques solares en las islas de Beru y Tabiteuea, que benefician a 1.900 personas. Al utilizar energía limpia, cada instalación también reduce las emisiones de carbono en hasta 60.000 kilogramos durante su vida útil, lo que equivale al consumo de electricidad de hasta 400 hogares en un año.
Empoderando a los agricultores
La categoría de Emprendimiento local fue ganada por Aliet Green, una empresa propiedad de una mujer en Yogyakarta, Indonesia. En la región indonesia de Kulon Progo, donde las sequías e inundaciones prolongadas han causado estragos en la producción de azúcar de coco, Aliet Green está empoderando a los agricultores locales con tecnologías climáticamente inteligentes asequibles y fáciles de usar.
Las nuevas tecnologías, como el sistema de gestión del agua 3R (recarga-retención-reutilización), y los cultivos mejor adaptados, como los cocoteros enanos, introducidos por Aliet Green han permitido a más de 1.500 pequeños agricultores, la mayoría de los cuales son mujeres, adoptar prácticas agrícolas resistentes al clima. Al introducir estas prácticas, la empresa ha ayudado a salvaguardar más de 500 hectáreas de tierra.
Que reclamó el IIED en la cumbre del clima COP29
El IIED también está pidiendo a los líderes que acuerden una definición clara de financiamiento climático, que incluya pérdidas y daños, no solo mitigación y adaptación. “Es fundamental que la cumbre climática mundial que se celebrará este mes en Azerbaiyán se comprometa a adoptar un nuevo objetivo financiero que sea ambicioso, accesible y responsable”, sostuvieron en una declaración pública previa al inicio de la COP29.
En términos más generales, -dicen los especialistas del IIED- los líderes mundiales deben priorizar la reforma del sistema financiero internacional, dado que muchos de los países más afectados por el cambio climático también están agobiados por niveles agobiantes de deuda. Y con cada nuevo fenómeno climático, esos países se ven empujados a una deuda aún mayor.
El análisis del IIED muestra que 58 países clasificados por las Naciones Unidas como menos adelantados o pequeños Estados insulares en desarrollo gastaron 59.000 millones de dólares en pagar deudas en 2022, en comparación con los 28.000 millones de dólares que recibieron en financiación climática.
“Es necesario que existan nuevas formas de hacer llegar el dinero a donde más importa, incluidos canjes de deuda por naturaleza, un mayor uso de cláusulas de pausa, seguros paramétricos o incluso la cancelación total de la deuda cuando sea apropiado”, remarcaron.
El director ejecutivo del IIED, Tom Mitchell, consideró que el nivel actual de financiación climática es muy inferior a la escala del desafío que enfrenta el mundo. Es como intentar apagar un incendio forestal con vasos de agua. “Pero no es sólo una cuestión de volumen, también se trata de la calidad del dinero y la facilidad de acceso. Necesitamos un sistema que permita a las comunidades locales obtener la ayuda que necesitan rápidamente. En este momento, muy poco del dinero prometido para las comunidades más afectadas llega a sus destinos”, expresó.
Además, Mitchell dijo que una “cantidad espectacular de trámites y burocracia” impiden que el dinero llegue a quienes lo necesitan, y abogó por reconocer que la financiación climática se inscribe en un sistema financiero más amplio que perjudica desesperadamente a los países más pobres y vulnerables. “Reformar estos sistemas es fundamental”, concluyó.
FUENTE: Sebastián D. Penelli – www.ambito.com