Finalmente, este 17 de septiembre se reabre, luego de siete años, la Basílica San Francisco de Asís en el barrio porteño de San Telmo. Se trata de la Iglesia más antigua de la Ciudad de Buenos Aires, que fue restaurada para que pueda ser visitada por el público.
Esta no es la primera restauración de la Iglesia y, en cada oportunidad, se descubren secretos atesorados en su arquitectura. En 2007, cuando se avanzó en la recuperación de los monumentos que formaban parte de la fachada, los arquitectos y escultores Francisco Ezcurra y Marcelo Leguizamón, se encontraron con una sorpresa que les había dejado Antonio Voegele, creador de la obra, cien años atrás.
Dentro de la cabeza de una de las figuras en la fachada había una cápsula del tiempo, con carta, monedas y diarios. Allí dejaron escrito cómo se hicieron las esculturas y los nombres de sus realizadores.
“Deseo que Dios y San Francisco protejan esta obra y le den una larga existencia”, pedía el escrito. Añoranza que se cumplió, porque en la actualidad las esculturas que representa a San Francisco y a tres conspicuos miembros de la orden terciaria, el pintor Giotto, Dante Alighieri y Cristóbal Colón arrodillado, siguen dando la bienvenida a la Iglesia.
Para que quienes se encontraran con el mensaje, comprendieran la fecha de la creación de la obra, incluyeron en la “cápsula del tiempo” un diario de la ciudad natal de Voegele (Innsbruck) y cuatro monedas, todo envuelto con una edición de La Prensa en una caja de chapa.
La historia de la Basílica de San Francisco
La Basílica y convento de San Francisco de Asís fue creada en 1580 por la orden de los franciscanos y se trata de la más antigua de la Ciudad de Buenos Aires. Ubicada en las calles Defensa y Alsina, comparte el atrio con la Capilla de San Roque y los tres edificios (Basílica de San Francisco, Capilla de San Roque y la Tercera Orden Franciscana Seglar) forman el Conjunto Monumental San Francisco, declarado Monumento Histórico Nacional.
Si bien se creó en 1580, en 1731 se inició la construcción del templo actual con planos del arquitecto Jesuita Tomás Blanqui y la colaboración de Fray Vicente Muñoz. En 1807 el arquitecto Tomás Toribio propuso una nueva fachada anclada en la estética neoclásica italiana.
Cien años después fue intervenida por el arquitecto alemán Ernesto Sackmann quien incorporó los elementos decorativos del barroco alemán: torres en lenguaje barroco bávaro decoradas con querubines, cúpulas en forma de cebolla y techadas en cobre.
Durante la “quema de las iglesias” de 1955 la basílica perdió la cúpula, el retablo del altar central y parte de la ornamentación interior. En 1963, se realizó la reconstrucción de la iglesia y se propuso la creación del tapiz más grande de Latinoamérica.
El tapiz se inaugura en 1972 y es el segundo más grande del mundo y el más grande de Sudamérica; tiene 8 metros por 12. Esa obra, también histórica terminó de restaurarse en 2023.
FUENTE: www.perfil.com