Cualquier persona que viaje en embarcación sobre la costa central de Rosario desde el sur, frente a la isla Banquito de San Andrés, puede observar desde el río Paraná una serie de pilotes de madera, un antiguo muelle caído casi en su totalidad, y un agujero en el medio, atravesado por unas vías de tren por el aire, como si flotaran. Esto no se observa si se camina por el corredor tras el vallado, ni mucho menos desde los vehículos por la avenida Belgrano. Ese fragmento de costa es la ex Zona Franca Boliviana: unas cinco cuadras de costa ribereña, donde alguna vez se proyectó el afamado y aún no ejecutado Puerto de la Música del arquitecto Oscar Niemeyer.
Un repaso por la historia y la actualidad de este valioso terreno en pleno centro costero rosarino, que entusiasma por su potencial pero que supone un peligro para decenas de pescadores informales que todos los días violan el vallado, hasta con pequeños túneles por debajo de las rejas.
La ex Zona Franca, ¿de quién es?
Hace cuatro años Cancillería argentina recuperó la titularidad del predio de dos hectáreas junto al Paraná, que ahora es propiedad provincial. Es de gran valor para su ciudadanía, ya que se encuentra en la costa que rodea por debajo al parque Urquiza, entre el parque a la Bandera (desde el Deck de Club Náutico) y las dos escuelas de Prefectura Naval, antes del cruce con avenida Pellegrini.
Así como fue adquirido, en 2019, luego de años de gestión con el gobierno boliviano, fue cedido al municipio para su usufructo no comercial, pero al momento no hubo avances de una parquización ni estudios de sus cimientos, y el muelle se encuentra completamente colapsado.
A pesar de la privilegiada ubicación como balcón urbano al río, y de los años que llevó a Cancillería el reclamo de su devolución al gobierno de Bolivia, cuatro años después de recuperado el predio de casi 54 mil metros cuadrados, aún permanece intacto su antiguo muelle de pilotes de madera, construido en el siglo XVIII. La situación recuerda a la seguidilla de derrumbes ocurridos en el parque España, que comenzó en 2005 y que costó al municipio 600 mil pesos en indemnizaciones a dos pescadores que resultaron heridos.
¿Qué hay ahí y qué se puede hacer?
La ex Zona Franca Boliviana, como se dijo, es territorio provincial desde 2019, pero luego vino la pandemia y atrasó los planes de parquizado. Hace dos años, la Municipalidad realizó la limpieza total, quita de galpones ferroviarios y chatarras, avanzó en el vallado de dos metros de altura; e incorporó el Paseo 20 de Junio –único acceso público por el momento– que bordea todo el terreno vallado, junto a la avenida Belgrano. Pero todavía no se realizó estudio de suelo alguno. Esto sucederá recién cuando se decida qué hacer ahí.
Entre las ideas que rondaron estos años, está la de un mercado del río (similar al Mercado del Patio) y concesiones a restobares como en los demás parques costeros.
Así como surgieron ideas que hoy son anteproyectos concretos para agrandar la costa central rosarina para su uso público, también hubo rumores de cederlo a privados, y es por eso que existe (sin avances) en la Cámara de Diputados un proyecto de ley que resguardaba al predio de negocios particulares, y promovía la donación definitiva al municipio rosarino.
El proyecto en cuestión fue presentado por el diputado José León Garibay en 2021 y tenía el apoyo de otros siete legisladores socialistas. Ex ministro provincial de Infraestructura, Garibay trabajó en la recuperación del predio durante el gobierno de Antonio Bonfatti y conoce bien el tema y su importancia. Sin embargo, reconoció que como legislador “quizás no insistí lo suficiente”.
“Los proyectos de ley hay que seguirlos, pasan de una comisión a otra, pero éste quedó”, admitió. Consultado sobre las causas, precisó: “Intenté hablarlo con funcionarios allegados a (el intendente Pablo) Javkin, pero me pareció que no mostraron mayor interés. Lo presenté igual para que quede el precedente. La inversión sería importante si se quiere recuperar la zona, pero siempre es posible hacer algún estudio e identificar alguna parte para usufructo”.
Desde el lado de la Municipalidad, Conde también consideró que la donación “podría haber sido una mejora para la ciudad” y sostuvo que aún hay interés, e incluso proyectos en puerta que podrían avanzar el año que viene. “Vamos a tratar de que se avance con la urbanización porque es una zona emblemática de la ciudad y muy codiciada”, valoró.
Con todo, eso requeriría una inversión millonaria; más allá de la obra de parquizado, está la cuestión de infraestructura hidrológica: crear pilotes de hormigón nuevos, completar el muelle caído, entre otras cuestiones técnicas de ingeniería civil.
En tal sentido, Conde confirmó a este medio que ningún estudio de suelo se realizó –ni, estima, se realizará– hasta definir un proyecto concreto.
El significado de una donación definitiva del predio a la ciudad es simple: la costa sería definitivamente de los rosarinos.
FUENTE: Hagar Blau Makaroff – www.rosario3.com