Más de 80 años deshabitado y cientos de historias tenebrosas que lo hacen famoso. Clarín visitó el icónico edificio del Palacio de los Bichos, ubicado en Campana al 3220, Villa del Parque. Quienes pasan por allí, prefieren hacerlo por la vereda impar. Quizás porque alguna vez escucharon que en este lugar habitan fantasmas y pasan cosas extrañas.
La mansión fue construída a principios del siglo XX por el arquitecto Muñoz González a pedido del aristócrata italiano Rafael Giordano. Don Rafael quería regalarles una vivienda a su hija Lucía y a su yerno Ángel Lemos como obsequio de bodas.
Giordano no se fijó en gastos al momento de planificar el bienestar de su hija. El edificio tiene cinco pisos y un estilo ecléctico que incluye un torreón, una cúpula y figuras de animales como adornos. Por estos detalles, la gente del barrio lo bautizó como el Palacio de los Bichos.
Fue inaugurado el 1° de abril de 1911, para la gran fiesta de casamiento de Lucia y Ángel. Ese día, los invitados a la boda serían testigos de una tragedia que marcaría el destino del palacio.
La fiesta transcurrió con normalidad. Lo trágico vino después, cuando los novios partían para su luna de miel. Los invitados se agruparon en los balcones de la mansión para despedir a Lucía y a su flamante esposo. Desde allí vieron su trágica muerte. La pareja fue atropellada accidentalmente por el tren. Don Rafael nunca pudo superar esa pérdida y mandó a cerrar el palacio para siempre.
El edificio estuvo deshabitado por más de ochenta años. Durante ese tiempo, los vecinos del lugar aseguraron que allí dentro ocurrían cosas extrañas. Episodios que no tenían una explicación racional. Sucesos cotidianos que fueron alimentando los rumores sobre la presencia de fantasmas.
En el año 2005, una persona decidió comprobar si esos rumores tenían algo de verdad. Antonio Las Heras es parapsicólogo y soñaba con limpiar las energías del lugar para habitar la cúpula. Tal como lo hizo hace casi veinte años, volvió a abrir las puertas del Palacio de los Bichos para la visita de Clarín.
“Un sábado a la mañana me llama uno de los dueños del lugar diciéndome que no podía vender ningún departamento por aquellas experiencias paranormales. Me contó que el personal nocturno se iba corriendo porque la pasaba mal. La condición que yo puse fue que desembrujaba el lugar, pero quería un precio razonable para comprar el departamento en la cúpula”, recuerda Antonio. Los dueños no dudaron en aceptar.
Tardó aproximadamente un mes en hacer aquella armonización y, según cuenta, nunca más se vivieron cosas extrañas allí dentro.
Desde su reapertura, el lugar fue remodelado. Hoy incluye 7 departamentos: 6 funcionan como vivienda y uno como oficina. La planta baja está deshabitada y en el resto de los espacios viven aproximadamente unas 20 personas.
FUENTE: Valeria Presa – www.clarin.com