El arquitecto colombiano Jorge Pérez Jaramillo, especialista en planeación urbana y uno de los más destacados de Medellín, cree que Rosario y su compleja coyuntura en materia de seguridad y narcotráfico debe insistir en políticas públicas de inclusión social, convergencia y cambios estructurales que son a largo plazo y abarcan a varios gobiernos. Citó como ejemplos los ejes estratégicos que supo tener la ciudad como la recuperación del río y las intervenciones en los barrios más excluidos. También hizo foco en el transporte urbano de pasajeros como un “sistema de articulación e inclusión social”. Sugirió que la saturación de policía, fuerzas federales y de seguridad deben ser acompañadas por intervenciones públicas de carácter integral e inclusivo para toda la sociedad. Y dejó un mensaje aleccionador: “Rosario está muy lejos de parecerse a Medellín” y “deben enfocarse en los problemas pero también en las potencialidades y recursos que tienen”.
Pérez Jaramillo fue director de Planeación de Medellín (2012-2015) y subdirector de Planeación del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (2004-2008). Es profesor y ex decano de las facultades de Arquitectura de las Universidades Santo Tomás y Pontificia Bolivariana, e investigador asociado en la Chaire ETI IAE Sorbonne de París. También es fundador y miembro de un grupo de estudios de investigadores en urbanismo con sede en Medellín.
El profesional vino a Rosario a disertar en la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional (UNR) sobre “La ciudad como espacio de construcción colectiva. Democracia y participación. Medellín como caso de estudio”. Y mantuvo un mano a mano con Rosario3.
–¿Cómo intervenir una ciudad como Rosario frente a la situación de inseguridad y narcotráfico que la atraviesa?
–Primero, que la sociedad entienda que al problema no se le puede abordar desde un solo punto de vista. No es un problema que se resuelva sólo con más policías, fuerzas armadas o de seguridad. El narcotráfico involucra estructuras económicas, políticas y sociales; y sobre todo, son las soluciones institucionales que se deben llevar adelante para derrotarlo. Éstas no son sólo a corto plazo sino más bien hay que tomar iniciativas extendidas en el tiempo y estructurales.
La administración pública debe trabajar con otros actores sociales y del sector privado. Hay que tener una mirada inclusiva y amplia, a largo plazo e involucrar a varios gobiernos. No debe ocurrir que la sociedad se confunda y convierta su relato sólo en problemas coyunturales. Y debe pensar en una sociedad a futuro, con acuerdos sociales a largo plazo y convergencia de todos los sectores. Lo que hicimos en Medellín fue gracias a tener una estructura democrática en el peor momento de la crisis y usamos esa estructura democrática como la forma para reaccionar ante el problema de la violencia, la inseguridad y el terrorismo que fue mucho más grave y extremo que el de Rosario.
–¿Qué cambios urbanos deberían hacerse?
–Prefiero hablar colectivamente. La administración pública es una herramienta potente pero debe articularse con el sector privado, las diferentes culturas y el conjunto de actores sociales. Fomentar una mirada democrática, convergente, de confluencia y entender que la ciudad es de todos. Los cambios, de dificultad estructural, requieren de varios gobiernos.
El alcalde Aníbal Gaviria (de Medellín, entre 2012 y 2015) decía: “Varios gobiernos sucesivos, sintonizados y con continuidad”. Los grandes proyectos sociales y de obras deben ser continuados a largo plazo. Cuando vine a Rosario en el 2009 vi con mucho interés una cantidad de acciones territoriales y fueron muy aleccionadoras para mí que deben seguir prevaleciendo como la reconquista del borde del río, las transformaciones de espacios públicos y la capacidad para incidir en ciertos barrios incompletos, precarios y excluidos.
–¿Se debe aplicar una política integral además de las intervenciones en seguridad estrictamente?
–Una causa compartida es la búsqueda de la inclusión social en múltiples escalas, políticas públicas sociales, fomento de la participación ciudadana, proyecto de inclusión de barrios precarios y accesibilidad al transporte de pasajeros que más que un sistema de transporte debe ser un sistema de articulación e inclusión social.
La educación, la recreación y la cultura deben ser elementos sustantivos para el fomento la vida pública y convivencia social. La dinámica del fomento al empleo es un elemento que debe liderar el Estado junto a otros sectores económicos para generar calidad de vida en las personas. La seguridad debe ser abordada desde la autoridad del Estado pero también desde la coexistencia de los ciudadanos y la responsabilidad colectiva de las comunidades. Hay que ir construyendo espacios de chicos, adultos y ancianos que converjan en una vida compartida.
–En Rosario hay zonas donde el Estado se ha retirado y los líderes barriales son los narcos…
–Tenemos grandes espacios urbanos donde el control debe ser del Estado. Ahora ese control no debe ser acordonamiento con retenes, vallas, policías y Ejército. Hay momentos donde sí es necesario. Pero no para siempre, el verdadero control territorial son las políticas públicas, los servicios urbanos, el acuerdo social renovado de compromisos, deberes y derechos que permiten que tengan propósitos a largo plazo.
–¿Y qué papel deben asumir entonces la policía y la fuerzas federales?
–En Medellín tuvimos una etapa de crecimiento de la presencia de la policía y las fuerzas federales y también de la estructura de la Justicia. Después de la llegada de múltiples estructuras del Estado con servicios que nunca habían estado y el desarrollo de políticas institucionales y nuevas instituciones vitales, incluso a veces los municipios están poco preparados. Una mezcla de oferta a construir colectivamente en la ciudad.
–¿Ahora cómo se puede combatir al narcotráfico si tenemos índices de pobreza de alrededor de un 40 por ciento en la población?
–Es un reto que compartimos con muchas ciudades. El mundo está buscando construir una agenda de cambio y transformación para que la pobreza, la exclusión y la conflictividad, la precariedad de los gobiernos, la precariedad democrática, la crisis climática y el resto de las dificultades, nos permitan los acuerdos, las decisiones y construcción de caminos colectivos que solucionen estos problemas. Rosario debe ponerle mucha atención a los problemas que tiene pero mi sugerencia es que no se focalice en los problemas. Rosario es una ciudad con mucha riqueza, diversidad y cualidades. Hay que democratizar la ciudad, dar acceso a más personas a los servicios urbanos, fomentar inclusión y calidad de vida para todos.
–¿Rosario se parece cada vez más a Medellín?
–Están muy lejos. Los indicadores de Medellín son muy diferentes. Los rosarinos y la comunidad de Santa Fe debe entender que si bien hay problemas se deben enfocar en las potencialidades y recursos que tiene.
FUENTE: www.rosario3.com