París le dio un “no” rotundo a los monopatines eléctricos. Como publicó Clarín, el 89 por ciento de los parisinos votaron el domingo en contra de la continuación del servicio. En ninguno de los 20 barrios de la capital ganó el Sí. Mientras tanto, en la Ciudad de Buenos Aires, al menos 4 empresas habían respondido a la convocatoria que el Gobierno porteño lanzó el año pasado para darles “revancha”.
Según la información oficial, aquí “se están analizando las propuestas” que se presentaron cuando se lanzó una nueva convocatoria tras la prueba piloto que terminó en forma abrupta, con la irrupción de las restricciones para intentar contener los efectos de la pandemia.
La nueva era de los monopatines en la Ciudad llegaría también marcada por cambios en la regulación. La diferencia más importante tiene que ver con que además de espacios para dejar los rodados en las veredas habrá anclajes fijos, similares a los que usa en la actualidad el sistema Ecobici.
Con el uso de estaciones se espera ahorrar costos de logística, y al mismo tiempo ordenar el uso del espacio público. También, achicar la problemática que se daba en la etapa inicial. Las empresas tenían una zona delimitada para usar los monopatines. Pero como no todos las conocían, aparecían unidades a 15 o 20 cuadras del área estipulada.
Entre 2018 y 2020, en la Ciudad llegó a haber hasta 2.700 monopatines en alquiler y 300.000 usuarios registrados.
Cuatro empresas se dividían la gestión del sistema. Pero los altos costos y la inflación creciente fueron generando inconvenientes.
Primero para los usuarios, ya que el pago se fue encareciendo al punto de hacer que los traslados no fueran convenientes por la relación precio/distancia. Y segundo para las empresas, que por el aumento de precios comenzaron a tener inconvenientes para comprar insumos y repuestos.
La primera empresa en irse fue Lime, que en enero de 2020 dejó de operar en 12 ciudades de todo el mundo, entre ellas Buenos Aires. Glovo y Movo se fueron en mayo de ese año, y Grin seis meses después. Todavía se ven vehículos que fueron vendidos a particulares con los logos de esas compañías.
El rechazo de París, según publicó Clarín el fin de semana, tuvo que ver en parte con la falta de cumplimiento de regulaciones que llegaron tarde, en cuanto a velocidad y ordenamiento del tránsito para este nuevo actor.
Es que además de funcionar a través de las compañías de alquiler, también se disparó la venta de rodados particulares que circulan más allá de los 25 kilómetros por hora de velocidad máxima. Y el descontrol provocó siniestros viales y hasta muertos.
En la Ciudad, el uso de los monopatines también está regulado y el límite de velocidad es el mismo. Además, se recomienda que circulen por la red de ciclovías.
Al mismo tiempo, el uso del casco es obligatorio; solo se permite una persona en cada monopatín; la edad mínima para su uso es de 16 años. Y está prohibido circular por las veredas.
Para el regreso a las calles, trascendió que hubo charlas con representantes de Grin, Movo y Lime -que ya habían estado en Buenos Aires- y con otras compañías internacionales.
En París, tres compañías, Despuis, Lime, Tiert et Dott, operan 15.000 monopatines. Y aunque el No fue rotundo, tras la consulta de la que participaron 103.084 personas, la cantidad de votos no es vinculante. Es decir, será la alcalde Anne Hidalgo quién decidirá sobre el futuro.
De concretarse el regreso de los monopatines a la Ciudad, será en carácter de una nueva prueba piloto. También se sabe que serían contratos iniciales de dos años. Y fuentes del Gobierno porteño afirmaron que habrá disponibles más de 2.000 monopatines en la primera etapa.
Los contratos iniciales serían por dos años, y el objetivo sigue siendo el mismo que en la etapa anterior. Es decir, que los monopatines sean una opción más de micromovilidad para hacer los viajes más cortos o de “última milla”. Por eso se priorizará la instalación de estaciones en entornos de centro de trasbordo y paradas de transporte público.
FUENTE: www.clarin.com