Transicionar hacia ciudades inteligentes, sustentables e inclusivas no es una realidad a la que puedan acceder fácilmente todos los municipios. Los condicionantes económicos, tecnológicos y digitales, entre otros, afectan el ritmo de esta transición entre países desarrollados y en desarrollo. Aunque a veces, medidas innovadoras, efectivas y de bajo costo pueden achicar la brecha.
El caso del urbanismo táctico, es una de esas medidas y herramientas con la que gobiernos nacionales y municipales articulan para mejorar el acceso a los servicios de la ciudad y agilizar la vida urbana. Lejos de utilizar tecnología de avanzada, la recuperación del espacio público se vuelve clave.
Esta idea es denominada urbanismo táctico, que según lo explican desde ONU-Hábitat se trata de maximizar el valor compartido de estos espacios por medio de “intervenciones ligeras, de bajo costo y rápida implementación para explorar alternativas de mejora de los espacios. Si las intervenciones traen beneficios y cambios positivos para la población, podrían realizarse de manera permanente”.
Aquellas ideas que permitan ordenar las plazas y parques, espacios públicos, esquinas concurridas, avenidas transitadas o costas ribereñas. Desde implementar semáforos inteligentes hasta simplemente pintar las señales de tránsito de manera estratégica, poner carteles de concienciación o bien adaptar espacios peatonales o para la movilidad. La arquitectura y el ingenio son parte fundamental de este urbanismo.
Algunos ejemplos
Estos ejemplos se pueden ver en Berlín, donde el gobierno impulsó la creación de carriles especiales para bici para lograr reducir el tránsito
En Reino Unido, donde en Bristol delimitaron zonas y vías específicas para runners que, además, permitieran garantizar las distancias entre usuarios de la vía.
Dentro de la puesta en práctica de estas intervenciones hay algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de aplicarlas ya que la hacen más accesible para gobiernos que incluso tienen bajo presupuesto ya que se trata de proyectos sencillos, viables y ejecutables en un corto plazo.
Además se ve directamente relacionado con la población, a la que obliga -tanto de manera activa como pasiva- a participar reflejando sus valores, su cultura y la diversidad de la sociedad local.
Estallido del urbanismo táctico
La pandemia de Covid-19 ha sido, sin dudas un trampolín para aquellos que pregonan el urbanismo táctico. Como respuesta a diversas problemáticas sociales, los gobiernos se vieron obligados a tomar medidas innovadoras. “En términos de espacio público, la pandemia, ha repercutido de forma significativa en la forma de vivir”, explicaron desde ONU-Habitat.
Es decir que la necesidad de resolver la urgencia sanitaria obligó a los gobiernos a entrar a la gente a sus hogares para mantenerse al resguardo, limitando el contacto físico y limitando la movilidad urbana. “Conforme estas medidas se fueron implementando, la realización de actividades al aire libre se limitó a lo más esencial y los espacios públicos se fueron quedado vacíos, como resultado, la vida pública, las relaciones sociales y la convivencia urbana, se vieron severamente impactadas”, agregaron en un informe estadístico.
Fue viral durante el 2020 la cantidad de animales que volvieron a habitar las zonas aledañas a las ciudades por la tranquilidad de las calles y las condiciones mejoradas para habitar su entorno ambiental sin la presencia humana con ruidosas bocinas y motores o el simple hecho de transitar.
Con la vuelta de la gente a sus tareas una vez finalizada la pandemia, los ecosistemas sociales se vieron alterados por algunas restricciones que prevalecen y los gobiernos enfrentaron la necesidad de pensar en “nueva normalidad urbana en el cual se prevé la continuidad de las actividades económicas, el trabajo, la movilidad bajo nuevas condiciones de higiene, cuidado y protección”.
Esta nueva normalidad llevó a pensar nuevos diseños de transporte y comunicación y hasta de logística a la hora de ir a un supermercado. Esto fue denominado como la posibilidad de realizar cambios estructurales en la forma de gestionar, diseñar y habitar las ciudades en el futuro.
Algunas medidas implementadas por el urbanismo táctico son:
– Plazas peatonales. Los carriles de circulación son redefinidos o refuncionalizados con pintura de colores, bancos, macetas u otros objetos recuperando espacios para los ciudadanos.
– Parklets. buscan ocupar plazas de estacionamiento en superficie e instalar espacios temporales de reunión, pulmones verdes y expansión para uso del vecindario próximo.
– Nuevos Carril bici. Las comunidades de vecinos deciden parcialmente ocupar la vía rodada trazando líneas de carril bici en su barrio.
Desde ONU explicaron: “El urbanismo táctico ha demostrado ser una herramienta de gran utilidad para redistribuir el uso de las vialidades, asignar más espacio a las aceras, andadores y ciclovías promoviendo la movilidad peatonal o no motorizada en respuesta a las necesidades de la nueva normalidad”.
Por ejemplo, estos cambios fueron implementados en ciudades como:
– New York (Times Square): transformación de Times Square de una ruidosa y contaminada intersección vehicular en una zona completamente peatonal dedicada a la cultura, la convivencia y el comercio;
– San Francisco: ocupación de puestos de estacionamiento en las calles para colocar parklets (parques de bolsillo);
– Ciudad de México: transformación de la calle Madero en el Centro Histórico de la Ciudad de México en un corredor peatonal
Está claro que este estilo si bien nació en pandemia no es algo que vaya a perecer ahí. La gran cantidad de soluciones prácticas e innovadoras que han surgido durante el último tiempo hablan de un estallido de esta innovadora forma de resolver conflictos sociales. ¿Conoces alguna de estas intervenciones?
FUENTE: utopiaurbana.city