Hace cinco anos me encontraba en Argentina trabajando en mi propio estudio, GeN Arquitectura, junto a mi mujer. Nos interesaba mucho el tema de la sustentabilidad porque veíamos esa tendencia y tratábamos de hacer proyectos lo mas sustentables posible. Hemos trabajado con madera reciclada, instalamos un termotanque solar en una vivienda que no tenia gas, instalamos un biodigestor en una vivienda desconectada de la red cloacal, usábamos ventanas de doble vidrio, ventilación cruzada, entre otras cosas.
Sin embargo, sabia que me faltaba mucho por aprender y que seguramente estaría cometiendo muchos errores debido al desconocimiento. Así, empecé a averiguar en Europa, sabiendo que seguramente allí estarían mucho mas avanzados. En ese tiempo es que me ofrecieron una beca para un master en Arquitectura Medioambiental y Eficiencia Energética en Barcelona, y nos mudamos.
Ya desde la primera semana me di cuenta que realmente sabia muy poco de sustentabilidad (o sostenibilidad, como se dice acá). Empecé a conocer muchos conceptos nuevos como las estrategias pasivas y activas, la reducción de la demanda energética, la transmitancia térmica de la envolvente, las simulaciones energéticas, los puentes térmicos, entre muchos otros temas, que me hicieron dar cuenta que estaba cometiendo muchos errores.
Además, de que estaba pensando los proyectos desde la misma perspectiva de siempre pero agregando una o dos cosas que los hacían mas “verdes”, cuando, en realidad, lo que hay que hacer es pensar el proyecto directamente desde otra perspectiva o paradigma. Es decir, encarar cada proyecto con diferentes estrategias que permitan alcanzar el confort con la menor energía posible y satisfacer esa demanda con estrategias eficientes e incorporando energías renovables. Lo otro ¡es GreenWashing!
Al poco tiempo de empezar a estudiar entre a trabajar en el estudio de uno de mis profesores y pude empezar a poner en practica casi todos estos conceptos. Este estudio es B01 Arquitectes, en el cual cinco anos mas tarde sigo trabajando y desde este ano, como socio. Somos un estudio especializado en sostenibilidad y cada proyecto que hacemos, sea de la envergadura o la tipología que sea, lo encaramos desde su concepción, desde una perspectiva de sostenibilidad, eficiencia energética y respeto por el medioambiente.
En este contexto, puedo decir que la sustentabilidad hoy, mas que una tendencia es una obligación.
El 40% del consumo energético global y mas del 35% de las emisiones mundiales de carbono tienen relación directa con la industria de la construcción. O sea que nuestra huella es muy grande, y es lógico porque vivimos y trabajamos en edificios que, si no están bien construidos consumen y emiten mucho. Es decir, si nosotros, los arquitectos, no cambiamos la forma de construir, nada va a mejorar.
Esto se sabe hace mucho tiempo e incluso la ONU firmo en 2015 el famoso Acuerdo de Paris, con 196 países del mundo, entre los que se encuentra Argentina. Básicamente, este acuerdo consiste en un compromiso de todos para reducir el calentamiento global a 1.5oC y reducir las emisiones de CO2 hasta alcanzar la neutralidad en 2050. Lo que pasa es que no todos los países se comprometieron de verdad y ahí es donde yo veo que Europa nos saca bastante ventaja, porque directamente te obligan a mejorar la construcción en los edificios.
Principales diferencias entre Argentina y Europa
En España, por ejemplo, existe una normativa básica de ahorro energético, la cual obliga a construir de determinada manera. Te obliga, por ejemplo, a cumplir valores de transmitancia térmica en techos y fachadas según las diferentes zonas climáticas, que es imposible alcanzar sin incorporar aislamiento. Asimismo, se deben incorporar carpinterías de doble o triple vidrio con marcos con ruptura de puente térmico, o incluso a incorporar energías renovables para un porcentaje de la demanda energética de los edificios.
Con esta normativa hay que cumplir siempre y no alcanza con intuir o incorporar una u otra cosa. De lo contrario, no se aprueban los proyectos.
En Argentina -y hablo de cinco anos atrás, quizá hoy ha cambiado algo- me pasaba que tanto desde el punto de vista del arquitecto como del cliente, solíamos pensar con el bolsillo y a corto plazo. Entonces nos creemos el mito de que la arquitectura sustentable es muy cara o no es atractiva, cuando en realidad no es así…
Obviamente, si nuestra base es construir con un muro exterior portante del 18, con un revestimiento monocapa y ventanas de aluminio con vidrio simple va a ser mas caro, pero si nos obligamos a subir la vara, ya sea porque nos lo pide la normativa o porque nosotros mismos empujamos el cambio, ya no va a haber mucha diferencia económica entre construir bien o hacerlo muy bien. Y si además, tenemos en cuenta TODO el ciclo de vida del edificio, no solamente la etapa de construcción, que es la inversión inicial, sino también la etapa de mantenimiento, y logramos reducir la demanda energética de los edificios a niveles muy bajos, la cuenta ya cierra por todos lados.
La arquitectura sustentable no es una tendencia. Es nuestro deber y una obligación, y todos, estemos en el lugar que estemos, deberíamos ir en ese camino.
FUENTE: Tomás Guyot – www.ambito.com