De a poco y lentamente, la ciudad va recuperando su antigua normalidad. Que como algunos afirman, no es lo mejor que puede pasar, porque justamente esa normalidad fue una de las causas que nos llevó a transitar la pandemia del coronavirus.
Un tsunami que nos dejó encerrados en cuarentena por más de siete meses. Y por el cual fallecieron en todo el país cerca de 130.000 personas, unas 18.000 en la Ciudad de Buenos Aires. Muchos de los cuales no pudieron ser despedidos en su momento por los familiares ni por sus seres queridos.
Una crisis sanitaria que también dio lugar a que apareciera un batallón de médicos, enfermeros, técnicos, personal de la salud en general y de otros oficios, que se pusieron en la primera línea de combate para enfrentar el virus. Y aunque sea por un tiempo recibieron, noche a noche a las 21 horas, el aplauso agradecido de los vecinos.
Entre tantas situaciones y escenas desgraciadas que se sucedieron en esos días, la imposibilidad de acompañar a nuestros seres queridos enfermos, el no poder tenderles una mano o darle un beso de despedida, fue seguramente la más dolorosa.
Y fue la que produjo una reacción espontánea de la sociedad en las llamadas “Marcha de las Piedras” en las que miles de familiares y amigos se acercaron a distintos puntos del país dejando piedras con la inscripción del ser querido con el objetivo de visibilizar a sus fallecidos, rindiéndoles un homenaje colectivo.
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, muchas de estas piedras fueron ubicadas en la Plaza de Mayo, rodeando el Monumento al General Manuel Belgrano, bajo la consigna “reclamos, homenaje y vigilia”.
Hubo dos marchas, una el 17 de agosto de 2021 y la segunda en el mes de setiembre. Actualmente se encuentran allí resguardadas con una suerte de baranda de vidrio a la espera de un domicilio definitivo.
En este contexto, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires acaba de lanzar un concurso nacional de anteproyectos para crear un espacio conmemorativo a las víctimas del Covid, que a su vez deberá alojar las citadas piedras y las que vecinos o allegados quisieran agregar en homenaje a sus deudos.
“Será un espacio en memoria de todos aquellos que ya no están por causa del coronavirus”, asegura Clara Muzzio, ministra de Espacio Público e Higiene Urbana. Y agrega: “Para que sus seres queridos tengan un espacio en nuestra Ciudad para conmemorarlos y rendirles homenaje.”
El sitio elegido es por demás significativo. Se trata del Parque Florentino Ameghino, en Parque Patricios. Un lugar que, por un lado, alojó en sus entrañas a las víctimas de la Fiebre Amarilla; es lindero con el Hospital Municipal Francisco Muñiz, nosocomio que funcionó como centro de referencia en la lucha contra el Covid-19.
Por otro lado, va en consonancia con las políticas de revitalización del área sur de la Ciudad que se vienen llevando a cabo en los últimos años.
La convocatoria pretende ser lo más abierta posible. Pueden participar tanto arquitectos, planificadores y diseñadores del paisaje como equipos interdisciplinarios donde se sumen diseñadores, escultores, artistas plásticos, filósofos, antropólogos, historiadores y/o creativos de otras disciplinas que puedan sumar su mirada sobre el tema.
La única condición es que al menos uno de los integrantes del equipo sea arquitecto matriculado.
Otras ciudades
De Wuhan, China, con una velocidad inusitada, el Covid-19 y sus variantes contaminó y desparramó muertos por el mundo entero. Algunas ciudades ya empezaron a rendirle homenaje a sus muertos
Por caso, en Londres, en un muro de dos metros de altura situado entre los puentes de Westminster y Lambeth, frente a las Casas del Parlamento, pintaron 150.000 corazones donde cada uno simboliza una víctima y donde los seres queridos dejan un mensaje de dolor, amor y recuerdo.
En Washington DC hicieron el Memorial Covid, In America: Remember, que además tiene un correlato digital. Más de 670.000 banderas blancas fueron colocadas a lo largo del Nationall Mall, en el impresionante proyecto concebido por la artista Suzanne Brennan Firstenberg, que es tanto un tributo como un espacio de duelo para conmemorar a los estadounidenses que perdieron la lucha contra el Covid-19.
Espacios conmemorativos
En las últimas décadas el tema “memorial” o “Espacio Conmemorativo” tocó recurrentemente la puerta de la Arquitectura. Y la disciplina mostró su poderoso poder evocativo.
El imponente Museo Judío de Berlín donde Daniel Libeskind logra simbolizar con la arquitectura el profundo vacío que produjo la deportación de miles de judíos a campos de concentración y exterminio; o esa angustiante plaza-mar de bloques de cemento en la misma ciudad, diseñada por Peter Eisenman como Monumento del Holocausto.
Más cercano en el tiempo, el Memorial 9/11, en Manhattan, diseñado por el arquitecto israelita-norteamericano Michael Arad y el paisajista californiano Peter Walker, creando dos profundas fuentes en donde estaban las bases de la Torres Gemelas para hacer patente la ausencia que produjo la destrucción.
Lamentablemente, también en nuestro país ya contamos con una vasta experiencia en este tipo de espacios conmemorativos. Y varios definidos a través de concursos, por ejemplo: el Monumento a las víctimas del terrorismo de estado, en el Parque de la Memoria (1998).
También, el Monumento a la memoria de las víctimas del holocausto, en la Plaza de la Shoá (2009); Memoria de las víctimas del atentado a la embajada de Israel, en la Plaza Embajada de Israel (1999); y el Monumento a las víctimas de Cromañón, en el Parque de la Estación (2005).
Más datos
Promotor. Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos AiresJefe de Gobierno. Lic. Horacio Rodriguez Larreta Ministra de Espacio Público e Higiene Urbana. Dra. Clara Muzzio Subsecretario de Paisaje Urbano. Arq. Juan Vacas
Organiza. SCA. Presidente: Arq. Darío López Auspicia. FADEA. Presidente: Arq. Daniel Ricci Asesores. Arqs. Florencia Aguilar y Daniela Gallo (GCBA) y el Arq. Berto González Montaner (SCA).
FUENTE: Berto González Montaner – www.clarin.com