¿Caos en algunas zonas del Casco Histórico? Sí, los cortes y desvíos lo atraviesan. Pero a diferencia de otros cortes y desvíos, éstos ocurren por un motivo que compensa los contratiempos: comenzaron las obras de renovación y puesta en valor integral de esta zona de la Ciudad. En algunas calles se reparará el adoquinado, y en muchas otras, incluso, se repondrá el que había desaparecido con los sucesivos arreglos.
Además se nivelarán aceras con veredas (como en las zonas de Prioridad Peatón), se colocarán bolardos, nuevas luminarias y se plantarán árboles; se realizará la restauración de la fachada de dos importantes obras patrimoniales, el edificio Otto Wulff (ya comenzó) y el Mercado de San Telmo. Y finalmente, después de una larga lucha vecinal, cuatro líneas de colectivo abandonarán definitivamente las calles internas y serán derivadas al Metrobus del Paseo del Bajo (líneas 22 y 24) y el de la 9 de Julio (28 y 126).
Más allá de las típicas imágenes digitales que simulan un escenario a través de la tecnología 3D, hay una esquina del Casco Histórico que es el botón de muestra de cómo podrían quedar otros puntos de referencia de esta área patrimonial. Es la de Defensa y Alsina.
En esa esquina confluye la historia de la Ciudad. En tres de las cuatro esquinas, y en inmediaciones, hay construcciones que son un registro indispensable. Por un lado los cinco edificios que componen el BAM (Buenos Aires Museo): la Casa de los Altos de Elorriaga (1807), la Casa de Ezcurra (circa 1744-1768), la Casa de los Altos de la Estrella (1834) y la Casa de los Querubines (1894). Todas separadas entre si por pocos metros; y todas ellas, “Casas de Altos”, una denominación que se le daba a ese tipo de construcción muy frecuente en Buenos Aires que tenían locales comerciales en la planta baja y con vivienda en la planta superior.
¿El quinto edificio? Es la Farmacia de la Estrella, que no sólo tiene la particularidad de formar parte de un museo, sino que es la farmacia más antigua de la Ciudad y uno de los locales comerciales con mayor cantidad de años funcionando de manera ininterrumpida. Para darle contexto, la farmacia se fundó sólo 24 años después de la Revolución de Mayo, en 1834. “Primero ocupó un edificio en Defensa y Belgrano, frente a la Basílica y el Convento Santo Domingo. Y en 1895 se muda a esta esquina”, cuenta Alberto Paredes, empleado y “guía turístico” en la historia de esta esquina y el comercio.
Como ocurrirá con el Otto Wulff y el Mercado de San Telmo, la fachada fue intervenida por la Ciudad dentro del marco de esta restauración del Casco Histórico. Por dentro, bien vale la pena echar un vistazo: estanterías y armarios de madera de nogal italiano, pisos de mosaicos venecianos, cristal de Murano en las vitrinas y mármol de Carrara. Todos materiales importados y de una calidad que persiste a lo largo del tiempo y del uso. Por que en rigor, la farmacia funciona diariamente, como cualquier otra de la Ciudad.
Pero además de todo el acervo cultural y patrimonial, tiene un detalle que sorprende a clientes, turistas y curiosos que ingresan al local: una balanza de pie, de las antiguas, de las que no requieren monedas ni tickets para funcionar. “Eso sí, hay que sumarse un kilo, porque está mal calibrada”, cuenta divertido Paredes.
¿El otro detalle del local? Una pintura mural al óleo, de 3 metros de diámetro, en el cielorraso, del artista plástico turinés Carlos Barberis. Representa “La farmacia, la salud y la enfermedad”.
A metros del ingreso a la farmacia, sobre Alsina, avanza la obra de reapertura de La Puerto Rico, uno de los bares notables que cerró en pandemia. Esta zona de la Ciudad fue un páramo, al menos, durante todo 2020. En 2021 logró cierta resistencia a fuerza del take away y el movimiento incipiente de la zona, pero a fines de año bajó sus persianas.
Sin embargo, su regreso está cada vez más cerca. El arquitecto Gustavo Cerrotti -del estudio Pereiro Cerrotti y Asociados- trabaja en la restauración y puesta en valor del local. “Vamos a recuperar todo lo que tenía algún tipo de valor patrimonial y a darle fuerza al estilo que tenía, muy de los años 30. Se están haciendo obras también para mejorar la infraestructura del local como, por ejemplo, baños nuevos. Vamos a destacar uno de los valores que tenía el bar, el café: se va a colocar una máquina de tostado a la vista y se venderá café por kilo y, por supuesto, se continuará sirviendo en el bar, acompañado de la pastelería que también fue muy famosa”, adelantó a Clarín Cerrotti.
Estiman que para mediados de año el café podría estar operativo nuevamente.
Frente a la farmacia, otro enclave indispensable es el “nuevo” BAM (Buenos Aires Museo). Con el mismo concepto con el que fue creado -para mostrar la historia de Buenos Aires desde su fundación, a través de los objetos y de las vivencias cotidianas- propone un recorrido interactivo y participativo.
FUENTE: Silvia Gómez – www.clarin.com