Un informe histórico sobre el cambio climático publicado el lunes pasado por la ONU alertó que el clima se está modificando en todos los rincones del planeta a una escala no vista en cientos de miles de años. Aún más alarmante es que el estudio pronostica que la temperatura del planeta alcanzará o superará los 1,5º C de calentamiento en los próximos 20 años. Así lo detalló el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), tras examinar más de 14.000 artículos científicos.
Las conclusiones del informe demuestran que algunos de los cambios son irreversibles, se dan a una escala sin precedentes y las consecuencias varían de un lugar a otro. En este sentido, en una conversación con 0223, el investigador del Conicet y Director del Centro de Geología de Costas y del Cuaternario de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Federico Ignacio Isla, se refirió al impacto que se puede observar en nuestra ciudad por el calentamiento global. “Van a ser más frecuentes las lluvias y las tormentas. Y a pesar de que se han hecho obras, el gran problema va a ser el drenaje”, afirmó el investigador.
Además, contó que la ciudad de Mar del Plata ha crecido demasiado y que no está preparada para todas las obras que han sido conectadas con los pluviales. “Pensando que a futuro el nivel del mar va a aumentar entre 40 y 80 centímetros para el 2100, a pesar de que se han hecho obras, el gran problema en la ciudad va a ser el drenaje”, explicó el investigador y agregó que la ciudad está totalmente “acorazada”, pero que la erosión es más significativa en el sur. “En la zona de los acantilados, donde hicieron los rompeolas que ya dejaron de tener influencia, hay mayores complicaciones”, expresó.
El 28 de junio pasado, un ciclón extra tropical pasó por Mar del Plata y provocó grandes complicaciones en diferentes puntos de la ciudad. El sector costero se vio perjudicado en la zona del espigón de los pescadores. Además, la fuerza del oleaje aumentó el caudal del viento rompiendo los cristales de un comercio ubicado en el emblemático Torreón del Monje. El fenómeno también dejó a ocho barrios sin suministro de energía eléctrica, voladuras de techos, árboles caídos y una familia debió ser evacuada. Casi un mes más tarde, una sudestada arrasó con puestos de guardavidas y chiringos que estaban ubicados en las playas del sur de la ciudad. También, causó destrozos en los accesos al sector público de la costa y la gran potencia que alcanzó el mar afectó los médanos. En aquella madrugada las olas llegaron a los 4 metros de altura y los daños también se percibieron en la base de las garitas de los guardavidas de Playa Grande. En el Partido de La Costa, el avance del oleaje provocó el derrumbe de una vivienda quedando caída sobre la primera línea de la costa.
El investigador del Conicet manifestó que las consecuencias por el calentamiento global ya las estamos percibiendo. “Que haya dos sudestadas grandes en tan poco tiempo es muy raro y no afecta tanto a Mar del Plata, porque lo que sucede acá es más un problema de los balnearios, pero en el Partido de la Costa es muy crítico”. Asimismo, señaló que uno de los grandes problemas es la acidificación de los océanos. “Se están realizando estudios a nivel mundial para ver cómo la acidificación puede perjudicar a determinadas especies. Están viendo que, si los océanos se acidifican, los organismos que tienen caparazón calcárea van a tener mayores inconvenientes para desarrollarse”.
El Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero de Mar del Plata (Inidep) participó de una campaña de evaluación que está destinada a relevar el recurso de la centolla en su área de distribución patagónica central. Las tareas se llevaron adelante en el Golfo de San Jorge: “Se tomaban las centollas para evaluar el desarrollo de los caparazones calcáreos. Como se trata de un animal de interés económico, ahí es donde apuntan los biólogos”, comentó Federico Isla.
En el informe de IPCC, los expertos coinciden que como resultado del calentamiento global se están observando cambios generalizados, que son acelerados y que se intensifican cada vez más en las distintas regiones del mundo. Los efectos son muchos: derretimientos de glaciares, tormentas más frecuentes, mayor cantidad de sequías, suba de temperatura y olas de calor más extremas. En consonancia, el investigador del Conicet expresó que la gran incógnita son las plataformas de hielo. “En la Antártida hay tres grandes plataformas de hielo que flotan sobre el mar. Si el nivel del mar aumenta, puede que se resquebraje y que eso sea cada vez más frecuente. De hecho todos los fines de verano y en otoño, siempre hay témpanos de las dimensiones de General Pueyrredón que se desprenden, se resquebrajan y empiezan a migrar. No se sabe hasta qué punto eso puede ocurrir más frecuentemente y que, además, en consecuencia el aumento previsto del nivel del mar sea aún más elevado. Esa es una de las grandes incógnitas que todavía no se ha dilucidado”.
En este escenario, el investigador advirtió que en la Argentina la situación todavía no es dramática pero sí es necesario trabajar en una Ley de Costas. “Hay poblaciones en el mundo que viven al nivel del mar que tienen que pensar cómo va a ser la mitigación y cuántas millones de personas van a tener que migrar. En nuestro país, si bien vivimos en zona costera no llega a haber destrozos como el mes pasado. El 27 de julio hubo grandes destrozos por el temporal y eso va a ser más frecuente. La provincia de Buenos Aires se beneficia con el crecimiento de las localidades costeras, sin embargo no hay una Ley de Costas para poner límites a ese crecimiento. Lo que se necesita es establecer pautas del desarrollo costero para no tener los mismos problemas que tenemos ahora y, además, ya previendo los que vamos a tener cuando las sudestadas sean más frecuentes y más intensas”.
En cuanto a las ciudades con mayor crecimiento, se refirió a aquellas que son turísticas y que se ocupan principalmente durante enero y febrero. “O dejan de crecer como lo hacen o van a tener que pensar, -como ya se ha previsto-, en nacionalizar, expropiar algunas casas que están muy sobre el mar. Antes de la última tormenta había una ordenanza que prometía expropiar 324 lotes, eso no se cumplió y por eso dentro de esos lotes había una casa que es la que se cayó y encima quedó una por caerse”, enfatizó.
En el mismo sentido, remarcó que los municipios tratan de establecer ordenanzas para el tema de los balnearios, pero se necesita que la provincia de Buenos Aires paute reglas claras. “La municipalidad lo que hace es recibir la concesión de la provincia que le da el manejo de las playas y la usa normalmente para licitar balnearios. Y gran parte del problema del océano en playas es el mal manejo que hacen los balnearios. Los concesionarios están convencidos que son los dueños de la arena cuando la arena es de todos, es pública”, destacó por último.
FUENTE: Lucila Defferrari – www.0223.com.ar