Néstor Antonio Lázaro es un arquitecto de 62 años que vive en Tolosa y trabaja desde hace casi cuatro décadas en la Municipalidad de La Plata. La mitad de ese tiempo lo pasó en la República de los Niños dedicado a diferentes tareas, entre ellas el cuidado de su infraestructura. Junto a otros empleados trabajó en la puesta en marcha del archivo histórico del lugar y promovió la realización de recorridas guiadas. Durante la pandemia de COVID-19 se dedicó a sistematizar la información que fue recogiendo en todos estos años. El resultado es el libro República de los Niños. Saber ver, leer y comprender su arquitectura, un texto que se presentará a pocos días de que el parque cumpla 70 años de vida.
Era maestro mayor de obras y estudiante universitario cuando ingresó, en 1984 a la Dirección de Arquitectura Municipal. Gobernaba el radical Juan Carlos Albertí. En los 90, durante la gestión del peronista Julio Alak, ya se había recibido cuando una reformulación del organigrama comunal lo depositó en la flamante Dirección de Planeamiento. Lázaro dice que llegó a la “Repu” “casi por casualidad”, cuando allá por 1997 fue nombrado como director el también arquitecto Jorge Luis Disanti, que había sido compañero suyo en la facultad. Disanti no tuvo que esforzarse mucho para convencerlo de que aceptara pasarse a la plantilla del predio infantil.
Hoy, Néstor Lázaro, al que le falta poco para jubilarse, se ha convertido en una de las personas que más sabe de la Repu y su historia. Cuando en marzo de 2020 sobrevino la pandemia de COVID-19, como muchos de sus compañeros, el arquitecto se recluyó en su casa. A medida que pasaba el tiempo comenzó a darle forma a la idea de escribir el libro, un proyecto que siempre lo rondaba pero para el que hasta ese momento no había logrado dedicar el tiempo suficiente. “Esta es mi segunda casa y el libro es una forma de dejar testimonio de mi paso por acá”, responde emocionado cuando se le pregunta qué lo impulsó a hacer el trabajo.
El título del libro que se presentará en sociedad en la tarde del próximo jueves en las instalaciones de un hotel céntrico parece proponer un abordaje meramente técnico, sin embargo, el contenido desplegado en un centenar de páginas, con abundantes planos, fotos y facsímiles de documentos, va más allá que el recorrido por los 35 edificios que se encuentran en las casi 53 hectáreas de Gonnet que ocupa el parque.
Enamorado desde siempre de “la armonía del conjunto” y “la belleza de cada detalle”, Lázaro sostiene que la República de los Niños constituye un sistema interconectado como si se tratara de un “gran aula” que integra el territorio y propone “una simbiosis con el espacio de la que surge un todo coherente, unánime y necesario”.
Parque temático
La República de los Niños es el primer parque temático de América. La iniciativa, que debe inscribirse en una serie de medidas vinculadas con la infancia adoptadas durante las presidencias de Juan Domingo Perón entre 1946 y 1955, se concretó gracias al impulso del gobernador bonaerense Domingo Mercante, quien ordenó la expropiación de los terrenos pertenecientes al Swift Golf Club y dispuso el aporte de fondos provinciales para tal fin.
El proyecto, diseñado por los arquitectos Jorge Homero Lima y Alberto Cuenca, -socios en el estudio Lima-Cuenca-Gallo, que compartían con Julio Gallo- encontró inspiración en cuentos infantiles clásicos, lo que permitió recrear una arquitectura ligada a la fantasía. La obra, en la que trabajaron durante casi dos años unos 1600 obreros y artesanos de diferentes nacionalidades, se inició en 1949 y quedó inaugurada el 26 de noviembre de 1951 con la presencia de Perón. Lázaro cuenta en su libro que en aquel palco también estaba Eduardo Alejandro Bertolo, un chico de 13 años elegido presidente del primer gobierno infantil.
Como rememora Lázaro en su trabajo los actos oficiales, previstos para el 19 de noviembre, en coincidencia con el 69 aniversario de la fundación de La Plata fueron pospuestos debido al delicado estado de salud de Eva Perón, que se hallaba recientemente operada.
Desde el monumental arco del acceso principal al puente levadizo de un castillo medieval, y, más allá el aeropuerto y el lago, pasando por los poderes establecidos en el centro cívico y comercial; el resultado es un conjunto diverso de edificaciones que recorre formas y estilos constructivos a lo largo del tiempo y de las distintas culturas y geografías del planeta. La sede del Banco Infantil, por ejemplo, es una réplica del Palacio Ducal de Venecia; y, a pocos metros, el Palacio de Cultura, en el que funciona el Museo Internacional del Muñeco, se asemeja al Taj Mahal de Agra, en India.
Escala infantil
“La República de los Niños es una simulación de todo lo que un chico puede encontrarse en la vida a medida que va creciendo con un sentido pedagógico para la formación en ciudadanía. Sus edificios son más pequeños porque fueron hechos en una escala infantil para chicos de entre 8 y 10 años”, explica el arquitecto, sentado en uno de los locales gastronómicos que hoy funcionan en el centro cívico. Y ejemplifica: “Para enseñar geografía alguien puede venir al lago y mostrar los accidentes costeros de un modo muy gráfico sin apelar a un mapa”.
Su testimonio aporta a cada momento anécdotas que reviven acontecimientos y presencias estelares inolvidables; como cuando Perón, rodeado de chicos presidió la ceremonia inaugural desde el balcón de la Casa de Gobierno o aquella celebración del Día del Niño de 2016 en que se realizó un homenaje multitudinario a Carlitos Balá, quien, a pocos días de haber cumplido 91 años, fue declarado como primer ciudadano ilustre del predio. También recuerda Lázaro la llegada en julio de 2017 del Boeing 737, una de las atracciones del predio, tras un periplo de más de diez horas desde Ezeiza. La aeronave, que llevó soldados a las Islas Malvinas en 1982 y cumplió funciones como avión presidencial y de pasajeros, había sido puesto fuera de servicio en 2007 y fue reacondicionado especialmente.
Mito o realidad
“¿Qué fue primero la República de los Niños o Disneylandia?”, se pregunta Lázaro a sabiendas de que toca un asunto intrigante. Lázaro no duda en la respuesta: “Cuando la Repu fue creada no existía hasta ese momento ningún antecedente de un parque dedicado íntegramente a chicos y chicas a nivel mundial”, sostiene en su libro.
La primera versión de Disney World fue fundada en Anaheim, California a mediados de 1955, es decir cuatro años después que el parque platense. Según el autor, el mito nace a partir de la idea de que esa primera experiencia californiana habría surgido después de una recorrida, con registro fotográfico incluido, hecha en la Repu por un grupo de dibujantes norteamericanos vinculados con el propio Walt Disney. Lázaro incluye en su libro un cotejo de imágenes que muestra la relación, por lo menos asombrosa, que existe entre los planos de ambos predios.
En los croquis se repite el esquema de “un castillo, una plaza, un centro comercial, un tren que recorre el perímetro y un lago con su barco”, señala el arquitecto, que también apunta que Disney viajó en varias oportunidades a la Argentina; la primera vez fue en 1941 cuando vino a reunirse con el dibujante Florencio Molina Campos, con quien intentó un proyecto que no prosperó. En paralelo, dibujantes de los estudios de Disney visitaron la zona de Bariloche y su bosque de arrayanes para ambientar los dibujos de la película que tuvo como protagonista al ciervo Bambi, estrenada en 1942.
En el libro también se destaca la participación de una misión que, en representación de la comuna, expuso material sobre la República de los Niños en una muestra realizada en Miami en 2017 llamada “La influencia Latinoamericana en las creaciones de Disney”, donde se recibió un certificado que en el que se admite que el parque ubicado en Gonnet constituyó la “mayor influencia en la creación de Disneylandia”. Así, concluye Lázaro, “el mito se convirtió en realidad”.
Archivo histórico
Declarada por el Congreso Nacional en 2001 como Monumento Histórico Nacional, la República de los Niños nunca había tenido un archivo de su propia historia.
A partir de 2007 Lázaro y varios de sus compañeros comenzaron a juntar material que iban encontrando en distintos lugares del predio y promovieron la creación de un archivo del parque. Reunieron fotos, planos, libros, artículos en diarios y revistas, videos, maquetas, objetos e incluso aportes de vecinos, que llevaron al castillo que originalmente era el edificio destinado al Ejército.
“Empezamos a recopilar cosas dispersas que había en distintos lugares del predio que tenían que ver con las distintas etapas que atravesó este lugar tan maravilloso, para armar un espacio dedicado al conocimiento y transmisión del patrimonio cultural del parque”, dice el arquitecto. Inaugurado el 20 de junio de 2011, el Archivo Histórico lleva el nombre del arquitecto Jorge H. Lima.
Lázaro se entusiasma cuando cuenta que entre los documentos que posee el archivo se encuentra una constitución del predio infantil cuyo preámbulo expresa la voluntad de “constituir la unión en la ventura, afianzar la Justicia en la dicha” además de “asegurar los beneficios de la eterna alegría”. También se había compuesto un himno propio con música de Ricardo Seritti y letra de Cátulo Castillo en el que se exaltaba la figura de Evita y de Perón que rezaba en el estribillo: “llevemos tu nombre en la diestra; República niña ya nuestra…”
A partir de la reconstrucción de la historia que fue posible gracias al material del archivo surgió la posibilidad de empezar a realizar visitas guiadas. Se pensó en diseñar un recorrido que desembocara en el museo, con charlas y videos explicativos. Con el tiempo la actividad se articuló con la presencia de guías del Ente de Turismo La Plata (Ematur) a los que el propio Lázaro contribuyó a capacitar.
FUENTE: Pablo Morosi- www.0221.com.ar