El reciclaje y puesta en valor de los galpones ferroviarios del Central Argentino y aledaños es una de las operaciones arquitectónicas que tienden a revitalizar el tejido urbano en el Norte de Rosario, aprovechando otro de tantos grandes vacíos remanentes que, a la vez, se conservan como piezas de valor histórico y patrimonial.
Como continuidad simbólica de esa recuperación, el gobierno de Santa Fe -junto al Colegio de Arquitectos Provincial y su distrito local- propuso la construcción de un nuevo edificio para la Escuela Provincial de Artes Visuales 3031 General Manuel Belgrano, símbolo de la formación superior de calidad pública y gratuita de la ciudad desde su creación, en 1944.
Un concurso nacional de anteproyectos organizado el año pasado fue el primer paso para iniciar la recuperación de las viejas naves industriales gracias a la propuesta ganadora del estudio Bares-Bares-Bares-Schnack, el mismo que convirtió el antiguo Palacio de Correos en el Centro Cultural Kirchner, hoy CCK.
Ubicados en la esquina de las calles Canning y Junín, los edificios forman parte del Programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio del municipio, exhibiendo la tradición industrial tardía y la incipiente expansión de Rosario a principios del siglo veinte.
Según explican los ganadores del concurso, “la naturaleza genérica y flexible de los espacios industriales permite que éstos se adapten, tanto por dimensiones y distribución, a un programa distinto al original. Así, la futura escuela se convertirá en paradigma de una nueva época a partir de un renovado sistema que conservará las características espaciales, formales y técnicas del conjunto. Y representará un nuevo ciclo de vida con sentido socio cultural”.
La propuesta de organización espacial del programa se estructura a partir de tres sectores, uno por nave: el A alberga un sum, auditorio y cafetería; el B, a la escuela propiamente dicha y el C, a un conjunto de espacios abiertos y semicubiertos, los tres con un funcionamiento colectivo, articulado y sinérgico.
El programa de la escuela toma a las tres naves ferroviarias en su orientación norte, formalizando en el galpón central un patio cubierto que toma la altura total preexistente. “Se trata de un espacio flexible y dinámico destinado a exposiciones, performances y eventos -explican los autores-. Allí se articulan los dos niveles de espacios académicos de aulas y talleres a través de una grada/anfiteatro debajo de la cual se disponen áreas de depósitos”.
Alrededor de esa especie de patio/plaza se desarrolla el programa funcional de planta baja: aulas, administración, sala de profesores, office particular y el taller de esculturas con depósito (espacio de grandes dimensiones que incluye un puente grúa para mover grandes piezas). En el primer nivel del anillo perimetral se ubican los talleres de fotografía, serigrafía, cerámica, sala de hornos y taller de grabado. En la nave opuesta se disponen los talleres de dibujo y pintura, un espacio en doble altura que aloja otro taller de esculturas y salas de archivos y reuniones, más la oficina del rector de la escuela. También hay espacios destinados a biblioteca y aulas de computación.
El sector A del programa se desarrolla en la nave de mayor ancho y altura, alojando áreas de uso común organizadas a partir de un hall/foyer y un salón flexible que albergará hasta 1.000 espectadores (divisible en dos espacios de 500). En este sector se proyecta un bar confitería.
A la escuela se ingresa desde una estructura pergolada semicubierta que conduce a un hall en doble altura, así como también al sum y al auditorio. El sistema de accesos se complementa con un diagrama claro de circulaciones que permite un recorrido lineal desde el acceso, más otro anular que se dispone alrededor de la escuela; y un tercer grupo de ejes perpendiculares que vinculan los tres sectores. Una escalera y un ascensor/montacargas, más una escalinata que intercala escalones regulares con gradas, completan los sistemas de circulación.
“Finalmente, los espacios abiertos y semi cubiertos (Sector C) fueron diseñados para jerarquizar los accesos y expansiones de todo el programa -puntualizan los proyectistas-, continuando la tendencia a incorporar calidad paisajística y espacios verdes al equipamiento metropolitano rosarino. Para eso no sólo se preserva la vegetación existente sino que también se propone la reforestación de suelo absorbente, generando distintas áreas de sombra”. Sobre la calle Junín se contempla un sector de acceso vehicular y estacionamientos destinado a vehículos de gran porte, autos, motos y bicicletas.
Para su materialización se empleó una estructura mixta de columnas metálicas y losas de hormigón que resuelven el soporte de los nuevos espacios. Las subdivisiones, por su parte, se resuelven mediante un sistema de construcción en seco de placas de roca de yeso sobre bastidores de perfiles. “Nuestra propuesta se ancla en un fuerte compromiso con la factibilidad técnica, económica y medio ambiental, intentando resolver la mayor cantidad de requerimientos con mínimos recursos. El edificio será un ícono de la sustentabilidad”, concluyen los proyectistas.
Dos ejes proyectuales Los ganadores del segundo premio del concurso -arquitectos Ignacio Pedrido Fanelli y Santiago Tehiler- plantearon su propuesta a partir de dos conceptos: por un lado, integrar las nuevas áreas con los sectores ya establecidos para conformar un conjunto planificado y articulado; por el otro, intervenir sobre los espacios abiertos del predio.
“Si bien el proyecto propone la independencia entre los dos programas requeridos -explican los autores-, ambos deben funcionar simultáneamente o en forma autónoma, pero con una clara vinculación entre ambos. De acuerdo a este requerimiento planteamos una intervención sumamente respetuosa con la edificación existente, llevando las naves a su estado original”.
Para conformar el sector de la escuela, la estrategia de Pedrido-Tehiler fue retirar parte de la cubierta para generar un patio que articule todo el programa, conformando asimismo un área de expansión y trabajo al aire libre para los talleres, la biblioteca y el bar en planta baja.
El entrepiso de estructura metálica independiente respeta la modulación existente, permitiendo la flexibilidad de usos de aulas y talleres mediante un sistema de tabiquería liviana.
El ingreso secundario al predio (vehicular y peatonal) a través de la calle Junín sirve como sector de carga y descarga de abastecimiento, facilitando el transporte de obras de arte. Y el sector de usos comunes se plantea como un espacio que integra y articula los restantes sectores del conjunto. “Dos núcleos que contienen diversas funciones dividen los tres espacios principales del sector: el hall principal se vincula claramente con el hall de la escuela y el salón de eventos, y otro hall interno que se comunica directamente con la Escuela Provincial 471, los talleres y el patio existente”.
“En cuanto al salón de eventos -explican los autores-, fue planteado como un espacio flexible, divisible en dos subespacios, con ingreso desde ambos extremos y con un sistema de paneles acústicos móviles. También se liberó la cabecera oeste del predio para integrarla al espacio público. Sutiles intervenciones (por ejemplo, una vereda pública con rampas) incorporan la plaza y el nuevo atrio al espacio urbano, que conforman el ingreso a los nuevos usos. Consideramos que se trata de una materialidad familiar y metálica”.
Dinámica de pisada Federico Sánchez, Alejandro Córdoba y Leonardo Rota, ganadores del tercer premio, proponen de entrada la resolución de la pisada del edificio trabajando sobre el Sector C (espacios exteriores), al que articularon mediante tres canteros de geometría facetada donde se reconocen los puntos de llegada del público al edificio para luego encauzarse hacia los distintos ingresos.
“Como articulador entre la Escuela (Sector B) y el sum (Sector A), proyectamos un espacio interior con ventilación e iluminación natural que permite establecer relaciones e interacciones visuales y de circulación entre los sectores”.
Los proyectistas concibieron la resolución interior del programa como “un edificio dentro del otro, con un contacto mínimo de la intervención con la envolvente patrimonial, estableciendo un diálogo constante que permite poner en valor las preexistencia”. Por ejemplo, la planta baja se separa por completo del perímetro y de las columnas, así como la circulación de acceso a los depósitos separa a la escuela del resto de los espacios, funcionando como fuelle.
En cuanto a la estructura del nuevo edificio, los autores propusieron una resolución consistente en columnas de hormigón armado, apoyos alejados de la fachada perimetral para evitar que las nuevas fundaciones afecten las existentes. Una losa casetonada de esferas plásticas apoyada sobre capiteles embutidos en el espesor de la losa se propone como sostén al programa en planta alta.
La envolvente, en cambio, fue concebida como un sistema steel frame con acabado de roca de yeso hacia el interior de los locales y con terminación en chapa prepintada hacia el exterior. “La elección de esta tecnología seca y liviana es una apuesta para lograr alto valor arquitectónico y funcionalidad con bajos valores de ejecución y mantenimiento”, concluyen los ganadores del tercer premio.
1° Premio Proyecto. Arquitectos Enrique Bares, Federico Bares, Nicolás Bares y Florencia Schnack Colaboradores. Nicolás Mattarolo, Francisco Mazzochi, Nicolás Bonavera, Nicolás Quevedo, Nicolás Iglesias, Lucas Maitini, Martín Sánchez Crocci, César Famín, Tomás Bugner y Bruno Gavitarelli Asesores. Ingenieros Fernando Saludas (estructuras); ing. Julio Blasco Diez y arq. Alejandro Blasco (termomecánica).
2° Premio Proyecto. Arqs. Ignacio Pedrido Fanelli y Santiago Theiler Asesores. Ings. José María Pedrido Fanelli y Lucas Pellegrini Ibañez Colaborador. Juan Cruz Theiler.
3° Premio Proyecto. Arqs. Federico Sánchez, Alejandro Córdoba, Ignacio Bollini y Leonardo Rota Colaboradores. Franco Brachetta y Néstor Gabas.
Menciones honoríficas Trabajo N° 5 Proyecto. Arqs. Lucas Carranza y Juan Pablo Vázquez Colaboradores. Mauricio Bertorello, tomás De Grave, Bruno Galetto, Juan Murúa Palacio y Rocío Soffredi. Trabajo N° 8 Proyecto. Arqs. Marcelo Correa y Analía Gutiérrez Colaboradores. Gabino Longo, Pablo Valiño y Fernando Garay. Trabajo N° 13 Proyecto. Arqs. Juan Manuel Galleano, Agustín Mendiondo, Christian Moroni Equipo. Leandro Lingeri, Santiago Passalaqua y Franco Richieri Asesores. Ing. Ignacio Delfante y arq. Marcelo Dipelino Colaboradores. Arq. María Belén Ciovini, Rocío Vincent y Agustina Pérez. Trabajo N° 43 Proyecto. Arqs. María Laura Zink Azcurra, Diego Cherbenco y Aníbal Bizzotto Asesores. Ing. Sebastián Berdichevsky Colaboradores. Arq. Analía D’Have (asociada), Luciana Faustini, María Pilar Pazos Méndez, Juan Cruz Acevedo Díaz y Alex Nelken (rendering).
Jurado Arquitectos Mariano Clusellas (participantes); Pablo Barese (CAD2); Alfredo Tartavull (CAPSF); Marcelo Mascetti (CAD2); Alejandro De Stefano (Gobierno de la provincia de Santa Fe); Paula Fierro (Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe) y Profesor José Claudio Ruiz (Director de la Escuela).
FUENTE: www.clarin.com