Recientemente restaurado, pero prácticamente igual a como lucía cuando era habitado por la familia Piccaluga, este tradicional palacio de Buenos Aires ahora abre sus puertas a quienes quieran conocer su belleza. Ya sea con visitas diurnas o nocturnas, los amantes de la historia, la arquitectura y lo señorial pueden darse cita en las visitas guiadas que se realizan en grupos reducidos, con una duración aproximada de entre dos y tres horas. Recorrer el centenario Palacio Piccaluga es como retroceder en el tiempo para ver y entender cómo vivían las familias de clase alta de la época, y por supuesto, cómo lo hacían sus numerosos sirvientes. El punto de partida es la imponente escalera de mármol a través de la cual se accede al edificio y se recorren los 3 niveles del Palacio, la casa de servicio y su jardín.
El formato de la visita es similar para las guiadas diurnas, que comienzan a las 17:00, como para las nocturnas, que arrancan a las 20:00. La diferencia está en que quienes escojan la nocturna podrán disfrutar de un show musical instrumental en vivo en el salón principal, como así también una degustación de exquisitos quesos y vinos en el enorme jardín interno.
Inaugurado a comienzos del 1900, el Palacio fue el resultado de la obra del arquitecto Ítalo-Suizo Domingo Donati (1866-1925), quien luego de estudiar en Milán, Italia, llegó a nuestro país. Aquí fue reconocido rápidamente por su enorme capacidad y vivió durante cuarenta años, en los cuales proyectó numerosos edificios de excelente calidad en Buenos Aires y Mar del Plata. Su obra se destaca por la incorporación de pequeños patios que abastecen de luz a los sectores más oscuros de la planta permitiendo desarrollar una multiplicidad y versatilidad de espacios poco frecuentes para este tipo de edificaciones.
FUENTE: nueva-ciudad.com.ar