La Confitería Del Molino, inaugurada un 9 de julio, hace 102 años, pasó a manos del Congreso de la Nación en enero. El organismo recibió el inmueble en ruinas, sin una partida de dinero destinada a salvarlo. Ahora, una comisión bicameral creada la semana pasada deberá elaborar en 90 días un proyecto de recuperación del edificio, para luego transformarlo en un museo y centro cultural, según informó la Cámara de Diputados. Mientras tanto, el deterioro cotidiano de este ícono del art nouveau porteño avanza, y los vecinos denuncian que es tierra de nadie: falta de seguridad, robos de objetos antiguos, caída de mampostería y veredas en un estado calamitoso.
Luego de una decena de leyes que destacan su valor patrimonial, el Ministerio del Interior y Obras Públicas, por medio de la Resolución 18-E/2018 del Boletín Oficial, hizo efectivo el traspaso del edificio al Parlamento. Ya había ocurrido en 2014, pero tras el cambio de gobierno, el inmueble había vuelto a ese ministerio, que gastó más de $180 millones en la compra del edificio a sus anteriores dueños. Al mismo tiempo, por falta de presupuesto, se habría frenado una partida de 500 millones de pesos para repararlo.
Ahora, la suerte del edificio, monumento histórico nacional, correrá por cuenta de esta Comisión Bicameral Especial Administradora del Edificio Del Molino, presidida por el diputado nacional del Frente para la Victoria Daniel Filmus, e integrada por la vicepresidenta Gabriela Michetti, el senador justicialista Eduardo Alberto Aguilar, la senadora Marta Varela (Pro), y los diputados Emilio Monzó (Pro), Laura Valeria Alonso (FPV), José Luis Riccardo (UCR) y Facundo Suárez Lastra (UCR). La comisión supervisará a los arquitectos del Plan Rector de Intervenciones Edilicias del Congreso (PRIE), a cargo de la renovación del área llamada Manzana Legislativa.
Del Molino, ubicada en la esquina de Callao y Rivadavia, frente al Congreso, forma parte de un complejo de 7000 metros cuadrados, distribuidos en tres cuerpos y ocho plantas. El edificio está cerrado y abandonado desde 1997. Lo envuelven caños y una malla rota y agujereada, instalada para contener desprendimientos de vitrales. La confitería, por donde pasaron importantes personajes de la historia argentina -Alfredo Palacios, Lisandro de la Torre, Leopoldo Lugones, Carlos Gardel, Eva Perón-, es uno de los tesoros de la arquitectura porteña, obra del ítalo-argentino Francesco Gianotti, e inaugurada el 9 de julio de 1916, para festejar el centenario de la Independencia.
Según la resolución, el Poder Ejecutivo Nacional debe contemplar en el presupuesto nacional los recursos necesarios para dar cumplimiento a los destinos establecidos para Del Molino. El subsuelo y la planta baja deberán ser concesionados para su uso como confitería, restaurante, panadería, pastelería o actividad afín. El resto del edificio deberá consagrarse a un museo dedicado a la historia de la confitería. También crearán el centro cultural De las Aspas, en alusión a la terminación que corona el inmueble, hoy oxidadas, sin movimiento y con peligro de desprenderse.
El subsuelo está inundado, y en los pisos superiores vive un grupo de personas. “Es imposible decir cuánto nos puede salir arreglarla. Estamos recién haciendo un diagnóstico”, dijo Filmus, y afirmó que se trabajará junto a los gobiernos nacionales, provinciales y de la ciudad. Hasta el momento, la comisión efectuó un inventario de los elementos que se hallaban aún dentro del edificio, especialmente en los salones de baile y la confitería, donde sobrevivía el viejo piano de los exdueños, los Roccatagliata. Mientras tanto, los vecinos siguen exigiendo una solución urgente a la falta de seguridad en el interior del edificio y en las inmediaciones.
FUENTE: lanacion.com.ar