Durante décadas fue un basurero clandestino, que recibía residuos y desechos que no hacían otra cosa que contaminar. Ahora, ese espacio de la Ciudad, oculto para la mayoría de la gente, no sólo tiene un paseo público y un centro de información, también se convirtió en un ámbito en el que volvieron a verse especies animales cuya presencia no se registraba en la Ciudad desde hacía tiempo.
El Parque natural Lago Lugano, como se lo bautizó, funciona en el sector C del Parque Roca. Es decir, en la parte del predio que está detrás de la avenida Roca y del estadio Mary Terán de Weiss. Otro de sus límites es el arroyo Cildañez, que justo allí desemboca en el Riachuelo.
El predio tiene 36 hectáreas, en las que ya se construyeron más de 1.000 metros de senderos, un centro de atención al visitante, se sumaron luminarias led abastecidas por un sistema solar fotovoltaico y se plantaron más de 350 plantas autóctonas. Además, se recuperó el puente peatonal que cruza el Cildañez.
La mayor parte de la vegetación que crece en la zona es autóctona. La especie vegetal que más se destaca, y uno de los principales motivos para proteger el área, es la Orquídea de Talar, que crece en la rivera del lago y del arroyo Cildañez, y que se ha convertido en el ícono del lugar.
En cuanto a la fauna, durante el año pasado se constató la presencia de especies animales que hacía varios años que no se veían en la Ciudad. Durante relevamientos y avistajes, la Agencia de Protección Ambiental del Ministerio de Espacio Público de la Ciudad pudo elaborar un inventario de siete especies nuevas de aves, una de anfibio anuro, y el ciclo completo de la Mariposa de las chilcas, uno de los lepidópteros más representativos del área.
La explicación tiene que ver con que, tras el mejoramiento de la zona, se empezaron a hacer más avistajes, lo que permitió constatar la presencia de estas especies. “Hay más interés en el área y más observadores, por lo que se pueden ver especies que antes pasaban desapercibidas”, sostiene Facundo Chieffo, integrante del equipo de restauración ecológica de la Agencia de Protección Ambiental que trabaja en la Reserva.
“Los procesos ecológicos llevan un tiempo y esperamos atraer nueva diversidad. La restauración todavía es novedosa, así que quizá falta un tiempo para afirmar que la aparición de las nuevas especies puede darse por los trabajos de mejoras en la Reserva”, dice Chieffo, y agrega: “Es probable que encontremos más especies que no se veían. Quizá estaban desde antes”.
Por ahora, el predio no está abierto al público. Aún restan obras de infraestructura y la intención es que puedan finalizarse a fin de año. por el momento, se puede acceder de dos maneras: con visitas guiadas que hace la ONG Aves Argentinas para grupos y colegios; o participando de los recorridos que realiza, un sábado al mes, el Club de Observación de Aves (COA) Parque Avellaneda.
En cuanto a las especies relevadas durante 2018, el Maca plateado (su nombre científico es Podiceps occipitalis) no se veía desde 2005. Se vieron ocho ejemplares y se cree que el Lago Lugano es “un sitio adecuado como parada en sus movimientos migratorios estacionales”.
El caso del Tachurí Canela, por su parte, es emblemático para explicar la función de la Reserva. Como es un ave representativa de la fauna de los pastizales pampeanos, sobre todo cerca de cuerpos de agua, fue perdiendo espacios para su hábitat y se lo dejó de ver. Por eso, además, se lo catalogó como “vulnerable”. La Reserva, según Chieffo, tiene como objetivo brindar espacios de preservación para esta y otras especies.
“Este parque fue creado para proteger el ecosistema, preservar la flora y la fauna, y permitir que los vecinos puedan tener un contacto directo con la naturaleza”, sostuvo el ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, Eduardo Macchiavelli.
FUENTE: www.clarin.com