Un conjunto de arquitectos, vinculados a la práctica profesional de la arquitectura y a la docencia universitaria en sus distintas expresiones, hemos querido reunirnos, guiados por el excluyente interés de contribuir al ejercicio y el conocimiento de nuestra disciplina, a fin de promover los valores del pensamiento arquitectónico y la calidad de las obras de arquitectura y urbanas que se realizan en nuestro país.
Hemos pensado hacerlo a través de la propuesta de fundar una Academia de Arquitectura y Urbanismo que a futuro será Nacional y reflejará las características formales de otras instituciones similares de otras disciplinas como Educación, Medicina, Derecho o Bellas Artes, entre otras de igual envergadura. Querríamos contribuir junto a otros colegas a que el relevante papel que la Arquitectura ha tenido en la historia y la cultura a través del tiempo pueda ser visto bajo una perspectiva de continuidad histórica y, también, bajo los nuevos paradigmas del habitar urbano contemporáneo y sus modalidades, tecnologías y estética.
Pensamos que es posible hacerlo difundiendo y explicando el valor que aporta cultural y socialmente la calidad de las obras. Un valor fundado en la reflexión sistemática sobre el papel y el contenido que la arquitectura, el espacio público y la planificación urbana, cuya ya enorme influencia en el desarrollo de las complejas sociedades urbanas contemporáneas en las que habitamos es, sin embargo, creciente.
Nuestro país está altamente urbanizado. Las ciudades argentinas se han conformado y lo siguen haciendo de acuerdo a patrones formales y conceptuales cambiantes. A veces espontáneos, a veces formalizados. Estos factores incorporan temáticas nuevas permanentemente. Sin embargo, el futuro de las ciudades y de la arquitectura augura un nivel de complejidad de la que no son partes menores el riesgo ambiental, la escasez de recursos y la transformación del trabajo, la educación y la vida social.
Con la transformación de las escalas que ha sufrido la producción industrial, la escena urbana se modifica en períodos cada vez más breves. Cambian los programas, los modos de movilidad, las necesidades y los modos de comportamiento social y personal. Estos hechos han dado lugar a que el diálogo entre las infraestructuras urbanas y el espacio público hayan generado una nueva relación con la arquitectura, que en sí misma, en sus modelos de espacialidad y funcionalidad, acusa el impacto de la transformación.
En esta nueva perspectiva los problemas del proyecto arquitectónico, instalado ya definitivamente en la era digital y la cuestión de las nuevas tecnologías, los nuevos materiales y la capacidad de los instrumentos digitales aplicados al proyecto ofrecen un amplio campo de creación e investigación de gran interés sobre la producción y el proyecto de las obras de arquitectura desde la pequeña hasta la gran escala.
Estos temas enumerados muy brevemente, y otros que surgirán de la actividad propia de la Academia, abren un campo de reflexión y elaboración que la institución podrá poner en contacto con el público y los colegas a través de publicaciones y conferencias, premios de fomento y actividades públicas que aumenten la densidad de la contribución de arquitectos, urbanistas y planificadores al conocimiento público de la arquitectura frente a la complejidad y los desafíos que enfrenta actualmente nuestra disciplina . «
Integran la Academia: Roberto Aisenson, Heriberto Allende, Antonio Antonini, Nani Arias Incollá, Alberto Bellucci, Berto Berdichevsky, Cora Burgin, Fernando Diez, Berardo Dujovne, María Teresa Egozcue (vicepresidenta), Mónica Fernández, Alfredo Garay Hansen, Enrique García Espil, Jorge Hampton, Carlos Hernáez (secretario), José Ignacio Miguens (presidente), Mario Sabugo, Daniel Silberfaden (tesorero), Justo Solsona y Alberto Varas (protesorero).
FUENETE: José Ignacio Miguens – clarin.com