El tono amarillento con el que las calles porteñas eran ambientadas por el alumbrado público ya forma parte de la historia de la ciudad. Casi todas las arterias y los parques lucen ahora más iluminados, con mayor claridad, debido al uso de la tecnología LED. Y todo su funcionamiento se puede controlar de manera efectiva y eficiente. Basta observar una pantalla y una imagen ampliada del mapa de la ciudad despliega miles de puntos de distintos colores que varían de acuerdo al estado de cada luminaria.
¿Funciona determinada luz? Ya no es un interrogante que requiera que un vecino enojado haga saber que su cuadra está a oscuras. O que, en una recorrida a ciegas, una cuadrilla de mantenimiento encuentre el error casi por casualidad. Desde el Centro de Control de Telegestión del Alumbrado Público de la Ciudad esa información está disponible en poco tiempo.
Una de las principales razones del cambio de luces tenía como objetivo el ahorro de energía (estimado en un 50%), pero a medida que fueron instalándose los modernos equipos los beneficios se extendieron. Así lo demostraron algunas encuestas realizadas a los vecinos, que afirmaron estar satisfechos con la nueva tecnología de iluminación porque les da una mayor sensación de seguridad.
El sistema de control remoto de las luminarias, que siguen de cerca los operadores del centro de monitoreo porteño, tiene un actor de vital importancia: el nodo (o antena, según la empresa a cargo) que se ubica en la parte superior de cada luz. El instrumento mide los parámetros de funcionamiento de la luminaria. Esto es, sabe cuando está prendida, apagada o si reporta alguna falla. El nodo envía este “chequeo” a un concentrador que clasifica la información según su relevancia y que luego la hace llegar, por Internet, al software de gestión remota donde un mapa de la ciudad de Buenos Aires es el centro de atención.
“No sólo se mejora de manera drástica la calidad del servicio, sino que se bajan los costos de mantenimiento porque hay datos precisos de qué hay que arreglar. No se trata sólo de migrar a luces LED y listo”, cuenta a LA NACION Pablo Servent, director de Smartmation, una de las dos empresas que se ocupa de brindar los elementos para la telegestión de las nuevas luminarias. Actualmente, tienen a su cargo poco más de 50.000 unidades.
De acuerdo al registro que tiene la compañía durante este primer año desde que ganó una de las licitaciones para el proyecto, el tiempo medio para reparar fallas descendió de 22 días a 4,5. “Y los costos por las tareas de mantenimiento bajaron en un 35%”, agrega el directivo desde el propio centro de soporte. Allí también se puede hacer un seguimiento del funcionamiento de las luminarias según el color que las represente (aunque la operación del sistema es del gobierno desde su propio tablero de control). Si, por ejemplo, la luz que está ubicada en determinada dirección está en rojo es que se encuentra “con alarma” por algún inconveniente.
El sistema permite que, por la mañana, un reporte automático llegue a cada empresa subcontratada para las tareas de las cuadrillas en las calles. “A diferencia de lo que ocurría con las viejas luces amarillas de tecnología de sodio, los técnicos tienen ahora datos certeros de los problemas, no tienen que salir en rondas de inspección a dar vueltas”, indica Eduardo Alvaro, director comercial de Signify, la empresa que trabaja con Philips en la telegestión del resto de las luces LED de la ciudad (alrededor de 100 mil).
Desde el centro de control es posible el entrecruzamiento con datos externos que “expliquen” ciertas anomalías, como si hay una zona de obra y las luces fueron desconectadas a propósito. Además, se pueden programar posibles reemplazos de las luminarias y la dimerización de la intensidad de la luz para ahorrar más costos.
“Todo esto forma parte de la Internet de las Cosas, de esta transformación digital”, explica a La Nación Marcelo Bertolami, gerente general de Américas para Intel y uno de los involucrados en la arquitectura de este desarrollo con el aporte de mini computadoras que interconectan las subredes de las luminarias y procesan los datos que luego envían al centro de monitoreo.
El gobierno porteño había indicado que para fines de abril todas las luces de las calles y parques porteños serían LED – La Nación pidió información actualizada del estado del proyecto, pero desde la Ciudad indicaron que habrá un anuncio oficial en los próximos días -. En febrero, según el último reporte, el 96% de las luminarias (152.548) ya contaban con esa nueva tecnología.
Al inicio del proyecto, en 2013, había alrededor de 126.000 luces en toda la Ciudad. Entre obras nuevas obras y puestas en valor se sumarían más de 30.000 nuevas luminarias LED, de acuerdo al compromiso anunciado por el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta. Dos meses atrás, las comunas que habían completado el recambio eran: 2,3, 5, 6, 7, 9, 10, 11, 13 y 15. Se realizaron obras de readecuación en las que se instalaron nuevas columnas, se reemplazaron las luminarias colgantes y reforzando aquellas cuadras donde la iluminación era deficiente.
FUENTE: Valeria Musse – www.lanacion.com.ar