Desde el Obelisco hasta el Cristóbal Colón trasladado de Casa Rosada a la Costanera Norte, pasando por los Lobos Marinos de Mar del Plata, hasta el Monumento al Ejército de los Andes en Mendoza, 124 obras emplazadas en distintas calles y parques de todo el país fueron declaradas por decreto monumentos históricos nacionales.
En la práctica eso significa que no podrán ser destruidas, ni relocalizadas, vendidas o restauradas sin una consulta a la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos. En la Argentina, un país con un amplio patrimonio escultórico que muchas veces no se preserva, la decisión representa una gran noticia.
Además del Obelisco, de Alberto Prebisch, los Lobos Marinos, de José Fioravanti y el Cristóbal Colón, de Arnaldo Zocchi; el listado incluye a las estatuas que rodean a la Pirámide de Mayo (La astronomía, La geografía, La Mecánica y La Navegación, recientemente restauradas y devueltas a su lugar original); El Cid Campeador, del barrio porteño de Caballito; el Monumento a los Dos Congresos en Monserrat; y el Monumento a los Héroes de la Independencia, del distrito jujeño de Humahuaca, entre muchos otros.
Del total, 63 se emplazan en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que el resto se distribuye a lo largo de parques y calles del interior del país. La provincia con mayor cantidad de piezas declaradas es Buenos Aires, con 18. Le siguen Chaco, con 9, y Salta y Jujuy, las dos con 5.
La lista es amplia y diversa. Incluye desde homenajes a próceres de la patria, hasta gigantescos monumentos que funcionan como postales indiscutidas, como el caso de los Lobos Marinos. Pero también abarca esculturas menos conocidas como el Monumento a Falucho de Palermo, un homenaje al soldado de la comunidad negra que fue un héroe de la Independencia Argentina, o El Gaucho Resero, que pasó de estar originalmente en el Palais de Glace de Recoleta a estar ahora en el barrio de Mataderos.
En Mendoza se protegió una pieza imponente erigida sobre base de piedra cordillerana, el Monumento al Ejército de los Andes, de Juan Manuel Ferrari y Daniel Ramos. De estilo similar se puede mencionar en Salta al Monumento al General Güemes y al Monumento al General Urquiza en Paraná.
“Nuestras esculturas son un nexo entre el pasado y el presente, tienen además una finalidad pedagógica, son nobles, y siempre conllevan la idea de lo perdurable y eterno, ya que se proyectan hacia el futuro”, señalan los considerandos del decreto firmado este viernes por el presidente de la Nación Mauricio Macri, luego de la declaratoria elevada por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos.
Según Teresa de Anchorena, presidenta de ese organismo, “Argentina es uno de los países del mundo que posee un patrimonio escultórico más rico. Para conservarlo podremos ejercer superintendencia sobre esos bienes, opinar sobre su cuidado y protección a través de los mejores especialistas”. En cuanto a las polémicas que generan los traslados de obras, tal como sucedió con Cristóbal Colón, adelantó que “antes de cambiarlas de lugar deberán consultarnos y nosotros nos expediremos al respecto”.
En la Ciudad de Buenos Aires la lista incluye autores modernos como Fioravanti y Lagos, y otros clásicos como los franceses Antoine Bourdelle o Auguste Rodin, con su célebre escultura El Pensador ubicada frente al Congreso de La Nación. Pese a su belleza, suele sufrir daños en forma permanente. “Si bien la Comisión de Monumentos no está encargada de la seguridad de las mismas, podrá sugerir a los funcionarios cuál es la mejor forma de cuidarlas”, explicó de Anchorena.
El trabajo de investigación destinado a conformar el listado final fue realizado durante más de tres años por Marcelo Perusso, Sergio López Martínez, Mónica D’Amico, Matías Profeta y el equipo técnico de la Comisión Nacional de Monumentos, con el asesoramiento de especialistas como María del Carmen Magaz y Teresa Espantoso Rodríguez.
FUENTE: www.clarin.com